Sandra Devia y Ramsés Vargas

Por: Marino Rengifo Caicedo

 

No es la primera vez que la relacionista pública –que no periodista- Sandra Devia se da a la tarea, con su empresa CIDEC (Consorcio Integral de Comunicaciones, nombre algo pretencioso), de asesar la imagen de rectores universitarios. Todavía en la Universidad del Atlántico se recuerda su paso contractual en tal sentido durante la gestión rectoral de Ubaldo Meza. Algunas personas vinculadas a ese centro de estudios en esa época señalan que incluso hubo una estafa en donde se encontraba involucrada.

Devia llega a la Universidad Autónoma del Caribe, de donde es egresada del programa de Comunicación Social, para resolver los problemas de imagen del rector Ramsés Vargas durante su paso por Tesorería y Área Metropolitana de Barranquilla donde dejó fama de dilapidador y nunca pudo responder por un préstamo de $2000 millones de pesos desaparecidos para 1997. Por ello, escapando de la presión sobre sus resultados, decidió salir de la ciudad regresando, como supuesta tabla de salvación de la Autónoma 15 años después.

El primer paso del equipo de “limpieza” fue promover una idea de refundación total, cambiando incluso los tradicionales colores rojo y amarillo de la universidad, agregándole además, el reiterativo rotulo de Universidad Autónoma del Caribe, La Universidad. Ramsés empezó a salir en periódicos, noticieros, revistas como el gran salvador del centro de estudios, un mesías de la educación lleno de nobles sentimientos, siempre con una sonrisa de oreja a oreja y su cara de nerd inofensivo.

Un verdadero lobo convenientemente camuflado por las manos expertas de Sandra Devia y su equipo que manejaba la Oficina Estratégica de Comunicaciones –analicen el nombrecito- de la universidad. La confianza es mutua, pues Ramsés Vargas empieza a desmantelar la Sala General para colocar allí gente de su confianza. En la sesión del 18 de septiembre del 2013 salen 11 de sus 18 miembros. La aplanadora de control de Vargas, esa misma que ahora dice desconocer Sandra Devia, se impone para actuar con plena libertad. Una información de prensa, emitida desde la Oficina Estratégica de Comunicaciones de la universidad manejada por Sandra Devia, anuncia que “La Sala General, máximo órgano de gobierno de la Universidad Autónoma del Caribe dio total respaldo a la gestión académica, financiera y administrativa que viene adelantando el rector de la institución, Ramsés Vargas Lamadrid”. Uno de los nuevos miembros de confianza del Rector Vargas elegido en ese momento, septiembre del 2013, es precisamente Sandra Devia Camacho.

La confianza de Ramsés Vargas en Sandra Devia es total. La promueve en el 2017, sin ninguna experticia en el tema de educación universitaria, investigación, ciencia y tecnología, como directora ejecutiva de Asiesca (Asociación de universidades del Caribe colombiano), en una posición que él mismo ya había ocupado y del cual da fe una página de perfiles en internet: “Sandra Devia: Comunicadora Social periodista. Actualmente me desempeño como asesora de la rectoría de la Universidad Autónoma del Caribe, Directora ejecutiva de la Asociación de universidades del Caribe colombiano, Asiesca y Presidente del CIDEC, Consorcio integral de comunicaciones”. Asesora de la rectoría de la universidad, nada menos. No es de recibo que un asesor diga que su asesorado lo engañaba con actas falsas ni jugando a las escondidas con autorizaciones no concedidas. ¿Y entonces?

La confianza de Ramsés Vargas en su asesora y relacionista de imagen crece. Se multiplica. Logra nombrarla, moviendo a su antojo la Sala General, como su presidenta en un período que va desde el 1 de enero del 2018 hasta el 31 de diciembre de este mismo año. En la página web de la institución – que debe manejar la oficina estratégica de comunicaciones, o sea ella misma- señala: “Dentro de los motivos de la Sala General para escoger a Devia, están su exitoso desempeño profesional, tanto en el sector público como en el privado. Además del acompañamiento que ha realizado, desde los inicios, a la administración del rector Ramsés Vargas Lamadrid en la institución. La Sala la describió como una “persona leal, de confianza, una trabajadora comprometida con la institución y al servicio de ella”.

Analicemos esta oración: “el acompañamiento que ha realizado, desde los inicios, a la administración del rector Ramsés Vargas Lamadrid en la institución…persona leal, de confianza, una trabajadora comprometida con la institución y al servicio de ella”. Donde dice institución y de las debidas lealtades debe leerse el verdadero patrón: Ramsés Vargas. Todo esto se encuentra colgado en la página institucional de la Universidad Autónoma del Caribe.

El nombre de Devia se encuentra vinculado al negociado de la Universidad Autónoma de Miami. La emisora W Radio, en un reportaje aseguró que “tiene en su poder el documento que demuestra que Sandra Devia, también es socia de la sede que la Universidad tiene en Miami, esto con la  anotación de que en Estados Unidos, esta institución, sí se maneja como un negocio. A pesar de que el rector Ramsés Vargas, diga que esta sede es una aliada estratégica, La W conoció que esta filial está financiada en su totalidad  con los dineros que se giran desde Colombia”.

Es curioso que Devia diga que desconoce quién autorizó la venta del polideportivo si fue una noticia nacional con amplio despliegue. ¿En ese momento no se percató que algo no funcionaba bien en la operación al no ser autorizada por los órganos competentes de la administración? Parece que estaba con problemas de salud producto de una caída en el carnaval impidiéndole denunciar a tiempo esta irregularidad a los autoridades competentes salvando su responsabilidad. Por lo menos esa infantil excusa la presentó en una comunicación suya.

Desconoce Devia algunos de los grandes negociados en que se embarcó su querido jefe Ramsés, confiada, tal vez de buena fe, en la supuesta honorabilidad académica que ella misma se había encargado de inventar. De hombre pulcro en sus actuaciones. De paradigma de la educación y ejemplo para la comunidad.

Ahora, asustada con todos estos hallazgos, se siente engañada. Traicionada. Y recurre a los medios de comunicación para acusar a Ramsés de sinvergüenza, de cambiador de actas, de falsificador de firmas. Perfecto, solo que extemporáneamente, y eso no le funcionará en una investigación sobre la malversación y la dilapidación de los bienes de la Universidad Autónoma del Caribe junto a su amigo y mentor.

La leal y sincera Devia se ha rebotado tardíamente. Debe saber que estas historias de firmas y actas falsificadas funcionan como eximente cuando se denuncian a tiempo y se abandona, con dignidad, el barco. Y ella sigue allí, solo que ahora aplicando la ley de supervivencia. Debe saber, en este caso, los alcances de la llamada Ley 1474 Anticorrupción del 12 de julio del 2011 en cuanto al articulado referente a la corrupción en las entidades privadas como la Universidad Autónoma del Caribe en su artículo 16: CORRUPCIÓN PRIVADA. La Ley 599 de 2000 tendrá un artículo 250A, el cual quedará así:

“El que directamente o por interpuesta persona prometa, ofrezca o conceda a directivos, administradores, empleados o asesores de una sociedad, asociación o fundación una dádiva o cualquier beneficio no justificado para que le favorezca a él o a un tercero, en perjuicio de aquella, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años y multa de diez (l0) hasta de mil (l000) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Con las mismas penas será castigado el directivo, administrador, empleado o asesor de una sociedad, asociación o fundación que, por sí o por persona interpuesta, reciba, solicite o acepte una dádiva o cualquier beneficio no justificado, en perjuicio de aquella. Cuando la conducta realizada produzca un perjuicio económico en detrimento de la sociedad, asociación o fundación, la pena será de seis (6) a diez (10) años.

Ninguna bobería que se pueda resolver con estrategias mediáticas. El artículo 17 señala sobre la Administración Desleal, indicando que la Ley 599 de 2000 tendrá un artículo 2508, el cual quedará así:

“El administrador de hecho o de derecho, o socio de cualquier sociedad constituida o en formación, directivo, empleado o asesor, que en beneficio propio o de un tercero, con abuso de las funciones propias de su cargo, disponga fraudulentamente de los bienes de la sociedad o contraiga obligaciones a cargo de ésta causando directamente un perjuicio económicamente evaluable a sus socios, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años y multa de diez (10) hasta mil (1000) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.

Por supuesto, son vulneraciones legales que se suman a lo dicho en el Código Penal en su artículos 30 sobre participes en un hecho punible; 289 falsedad en documento privado; 293 destrucción, supresión y ocultamiento de documento privado; 446 favorecimiento por encubrimiento de la comisión de un hecho punible; entre otros. Casi nada.

No por casualidad la Ministra de Educación Jane Giha le envió formalmente una comunicación al Fiscal General de la Nación anunciándole la posibilidad de una “notitia criminis”, y este, a su vez, envió a una funcionaria a su cargo a la universidad, hecho corroborado por las palabras de Sandra Devia y otros miembros de la Sala General y la Junta Directiva que ahora se asombran de los procedimientos torticeros efectuados por la administración Ramsés Vargas en desmedro de los bienes de la universidad.

Lo equivocado del plan: creer ingenuamente que una estrategia de ruido mediático calme el escándalo que dejaron crecer con su sumisión omitiendo sus responsabilidades legales. Muy tarde para la dignidad y finanzas de la universidad con sus trabajadores, profesores y alumnos.

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