Aunque hace poco la administración de Jacobo Quessep Espinosa puso en funcionamiento un 10% de la laguna de oxidación, esta obra sigue siendo considerada un ‘elefante blanco’ por cuanto lleva 17 años contratada y desde que nació arrastra no solo desechos, sino muchos otros males.

La importante obra que busca, entre otras cosas, descontaminar el Arroyo Grande de Corozal, dado que Sincelejo es el más grande contaminante, es ejecutada por el Consorcio Saneamiento Sincelejo, que representa Carlos Gutiérrez, y bajo la interventoría de Intersabanas, que está a cargo de Armando Bula.

La obra fue contratada por primera vez por $1.172 millones; sin embargo, en los últimos 17 años se le han invertido más de $18 mil millones. Su ejecución estuvo pactada en tres fases. La actual administración encontró la fase I en un 70% y la llevó al 100%; la fase II ya está en el 100% y la tres está en ejecución. Una de las obras que falta es la construcción de la Ebar, es decir, la estación de bombeo.

La actual administración asegura que en julio de este año la laguna estará en un 100% de funcionamiento, pero en la actualidad solo recibe el 10% de la carga del alcantarillado de Sincelejo.

Está ubicada en el predio que se conoce como Río de Janeiro, que en su momento era un área de expansión urbana, lo que generó problemas en las administraciones de Jorge Ospina Vergara y Jaime Merlano. Este último fue quien compró el predio a unos costos que en criterio de la Contraloría eran muy altos, y por eso fue investigado fiscalmente.

Ospina Vergara fue condenado por la justicia por haber contratado una obra sin contar con el predio en 2002.

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