Con recursos del Fondo Adaptación el 8 de junio de 2015 se inauguró el sistema de tratamiento de las aguas residuales de Repelón, un municipio carente de alcantarillado. Bajo el contrato 073 de 2014 se realizó una contratación para optimizar el servicio por valor de $ 8.710 millones. Lo que suponía una solución definitiva para sus habitantes, terminó convirtiéndose en un “grave problema de contaminación”.
Las máquinas y conexiones de la estación de bombeo con la laguna de oxidación estaban listas para funcionar; sin embargo, la falta de seguridad y de voluntad política, según mencionan sus moradores, truncó el proyecto. Desde entonces, lo poco que había a la vista quedó en manos de inescrupulosos, la maquinaria se oxidó y el lugar se convirtió en el depósito de animales muertos y de toda clase de desechos.
El olor nauseabundo que produce el lugar y la plaga que se ha desatado a partir del abandono del proyecto, son el panorama que se hace evidente al llegar al sitio. Esta misma situación ha desencadenado enfermedades en la población, sobre todo, en la infantil, porque a escasos metros del lugar se levantó un hogar comunitario, en donde unos 20 menores pasan el día respirando el aire contaminado que proviene de este lugar y del agua que ha quedado estancada.
Un nuevo diseño que equivale a más inversión sería la solución para poner a funcionar la planta, y para mejorar las condiciones sanitarias de los repeloneros que en la actualidad utilizan pozas sépticas. Un funcionario de la Oficina de Gestión del Riesgo de la Alcaldía señaló que ellos también desconocen la causa por la que nunca se ha puesto en funcionamiento, y que la empresa de acueducto del sur del Atlántico estaría interesada en retomar el proyecto este año.