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No son comparables las dos ciudades, Guayaquil y Barranquilla. Nuestra ciudad incluyendo a Soledad tiene una informalidad del 60%, con una tasa de desempleo del 12.5%. en el mes de abril. Las personas trabajando eran 931.000, incluyendo a soledad y los desocupados 116.375.

Los informales son 60% x 931.000 empleos = 558.600 que viven del rebusque.

La informalidad en guayaquil 16.2%, que corresponde a 198.000 personas. Desempleo en guayaquil en es de 2.9%, unas 35.000 personas.

Pretender comparar a Guayaquil con Barranquilla, es un despropósito porque no tienen punto de comparación. No es lo mismo en Guayaquil solucionar un problema de informalidad del 16.2%, que en Barranquilla uno del 60%. En Barranquilla hablamos de 558.600 personas que viven del rebusque , contra 198.000 en Guayaquil, una pequeña diferencia de 360.600 personas.

Porque en Guayaquil, no hay tanta informalidad, por la sencilla razón que el gobierno territorial fijo unas políticas públicas de organizar a los vendedores informales, legalizándolos y entregándoles un local con vías de acceso, frente al Malecón en locales que son de dos por dos metros cuadrados, pero donde tienen su mercancía y un gran movimiento del público.

Nosotros ni siquiera tenemos una plaza digna de mercado, y no hay voluntad política para resolver este problema. Lima también logró disminuir la informalidad.

Un informal en conjunto, no alcanza a ganarse un salario mínimo. Viven del rebusque y no cuenta con ahorros para alimentar a su familia, por ello tiene que salir a la calle a trabajar para buscar su sustento.

No puede ser punto de comparación por estar situado ambas al lado de un río, y nosotros por haber copiado en parte el malecón de Guayaquil que es espectacular con hoteles y restaurantes de cinco estrellas, centro comercial , restaurantes populares y una arborización que invita a caminar.

RENTA BÁSICA DE EMERGENCIA

Tenemos un instrumento para mitigar la pobreza en el país y en especial la indigencia. Otorgándole una RENTA BÁSICA a 9 millones de familias pobres, de un salario mínimo de $877.803 pesos, por tres meses, pero pensando hacia futuro de aprobarla en forma permanente como ya lo han ahecho muchos países. Recientemente Chile y España.

Tristeza en el Alma, me dio ver este fin de semana pasado la discusión del proyecto de Ley “Renta Básica” donde se presentaron dos ponencias la de iniciativa parlamentaria y la de respaldada por el gobierno que por supuesto se oponía a la aprobada por 54 parlamentarios. Pensaba que se iba a dar un debate serio sobre cada una de las propuestas pero no fue así. Las discusiones fueron bizantinas y dilatadoras de tal forma que el viernes no se llegó a ningún acuerdo y no hubo votación de la proposición presentada por el senador Iván Marulanda, aplazándose el debate para el sábado 20, último día d sesiones ordinarias del Congreso. Paso lo mismo, se comisionó a los senadores Iván Marulanda y Efraín Cepeda, para que llegaran a un acuerdo y presentaran una propuesta unificada donde hay unos puntos que se acercan, los cuales deberían someterse a votación. Pero los senadores de cambio Radical, partido conservador empezaron a intervenir sin aportar nada al proyecto, sino con el ánimo de sabotear la imitativa que no era bien vista por el gobierno. Discusiones baladíes como discutir sobre el nombre, como si a los pobres les interesara que se llamara Renta Básica o Ingreso Solidario o cualquier otro nombre. Se terminó la sesión y no pudo haber votación porque ya habían llamado a Plenaria y de seguir la votación sería ilegal. Entonces decidieron continuar reunidos en sesión informal en esta semana para logra un acuerdo que se presente a la plenaria del senado y se le den los trámites necesarios para que se convierta en Ley. Se perdió una legislatura y un tiempo precioso porque esos recursos los necesitamos a hora para poder reactivar la economía.

Una Renta Básica que deberían estar defendiendo alcaldes, gobernadores, senadores, representantes, diputados, concejales y organizaciones populares porque es la única salida que tenemos para buscar una mejor distribución del ingreso, y además cuya iniciativa cuenta con el respaldo de la ´presidente del FMI Kristalina Giorgevia.

Tenemos como conseguir esos recursos que serían mediante un préstamo al Banco de la República, unos $24 billones.

Lo que este gobierno ha invertido en la pandemia es el 2.8% del PIB, no el 11% como lo demostré en el documento “MIENTE EL PRESIDENTE DUQUE”. Hoy en el periódico El Tiempo salen las cifras que ha invertido el gobierno que suman $27.5 billones de pesos, que llevan a $117 billones, sumándoles unos incentivos dado a los bancos y a los programas sociales existentes como los subsidios de los servicios públicos que por Ley tienen que otorgarlos.

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