La primera semana de marzo de 2021 la Corte Constitucional declaró inexequible la Ley 1951 de 2019 por la cual se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y dio un plazo al Gobierno nacional para que vuelva a presentar la norma con los ajustes necesarios. 

Lo actuado por la Corte tiene que ver con la demanda que interpusieron desde la Comisión Colombiana de Juristas que solicitó declarar inexequibilidad la totalidad de esa ley porque no tuvo iniciativa del Gobierno y no contó con su aval; y porque los accionantes alegan que el Congreso omitió la definición de la estructura orgánica del Ministerio de Ciencia y Tecnología. 

“Cerrado el trámite legislativo y después de un análisis de cada una de sus etapas, resulta evidente que el requisito constitucional de iniciativa gubernamental fue obviado por parte del legislador, en tanto el proyecto no fue radicado por el Gobierno ni se coadyuvó efectivamente por ninguno de sus representantes (Ministros o Directores de Departamento Administrativo), a la luz de los medios que presenta la ley y la jurisprudencia constitucional para ese fin. Debe resaltarse que, incluso dentro del trámite se hizo mención específica a la esterilidad del proyecto sin la anuencia del ejecutivo y se concluyó el trámite sin esta”, dice la demanda. 

Además, para los demandantes es claro que nunca se describieron de fondo los objetivos y la estructura del Ministerio, lo que constituye algo que se conoce como una “omisión legislativa”. 

Mientras la entidad se queda sin piso jurídico, la Corte hizo la salvedad de que podrá seguir funcionando normalmente mientras se puede volver a crear el Ministerio. 

Para los demandantes, la ley es inconstitucional porque la creación de ministerios es de iniciativa exclusiva del Gobierno, pero la idea de crear el de Ciencias provino de una propuesta que presentó el congresista Iván Darío Agudelo, sin el aval gubernamental: “En consecuencia, sobre toda la ley se configura un vicio de procedimiento por lo que la norma debe ser retirada del ordenamiento jurídico”

Por otro lado, dicen los demandantes, nunca se describieron de fondo los objetivos y la estructura del ministerio, como suelen hacer las leyes que crean instituciones de ese nivel. Es decir, la norma constituye una “omisión legislativa”. 

La sentencia de la Corte declaró “Inexequible con efectos diferidos a dos legislaturas completas, contadas a partir del 20 de julio de 2021, la Ley 1951 del 24 de enero de 2019, por medio de la cual se crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se fortalece el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y se dictan otras disposiciones, y los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019, “por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, ‘Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad’”

Según el alto tribunal se busca “subsanar vacíos asociados a la estructura orgánica y a las funciones del ministerio, materia que debía tramitarse mediante el procedimiento legislativo previsto en la Constitución, de tal manera que se garantizara el principio democrático, en particular la deliberación y las mayorías propias del debate legislativo ordinario previsto en la Constitución”. 

El magistrado Alberto Rojas Ríos hizo salvamento de voto en la decisión, por cuanto, en su criterio, la demanda no tenía la idoneidad necesaria para una decisión de mérito. 

Sin presupuesto no hay nada que hacer: Misión de sabios 

Lo cierto es que esta decisión de la Corte viene a sumarse a la serie de reparos por la casi nula ejecución durante su primer año de existencia del nuevo Ministerio, que fue un paso de transformación de la vieja Colciencias, a lo cual se le suman los cuestionamientos que de todo se le han hecho a su titular, es decir, la ministra Mabel Torres, y que han terminado por “desencantar” a más de uno. 

La misma Misión de Sabios que fue convocada por el presidente Iván Duque previo a su creación, admite que poco o nada se ha avanzado y el sueño de contar con una cartera ministerial no ha respondido a las expectativas planteadas. 

Empezando porque el aumento del presupuesto que se dedica a ciencia y tecnología que tanto se ha pedido por décadas, no se ha dado.  

Moisés Wasserman, bioquímico, ex rector de la Universidad Nacional y ex miembro de la Misión, cree que la apuesta financiera del Gobierno no tiene la ambición que se necesita. Por ahora, de hecho, la meta sigue lejos: el dato más reciente de inversión en I+D del Observatorio de Ciencia y Tecnología, fue de 0,2 por ciento del PIB en 2019, cuando la meta del 0,53 es para 2022. 

Aunque no hay datos de I+D unificado para los años siguientes, el presupuesto del Ministerio creció pero no tan rápido como se necesitaría para alcanzar lo que propuso la Misión de los Sabios: de $350 mil millones de pesos en 2019 a $392 mil millones en 2020 y $413 mil millones en 2021 (apenas un 0,04 por ciento del PIB).  

Incluso en el Decreto 1011 que desarrolla el Plan de Desarrollo se avaló a las pequeñas y medianas empresas para descontar de su impuesto de renta las inversiones en ciencia, tecnología e innovación. Lo que quiere decir que el Gobierno no saca plata de los impuestos para financiar la ciencia y la innovación sino que crea incentivos tributarios para que los privados inviertan, una apuesta que en todo caso ya existía y que este año puede dar certificados para descontar impuestos por $1,5 billones de pesos, cuando el año pasado fue $1 billón.  

Y para Orlando Acosta, químico y biólogo con maestría en bioquímica de la Universidad del Valle y doctorado en virología d la Universidad de Dundee (Reino Unido), profesor de la facultad de medicina de la Universidad Nacional, “Poseer un ministerio de ciencia no asegura salir del subdesarrollo científico y tecnológico; Estados Unidos no tiene ministerio de ciencia pero una sola de sus universidades puede destinar para 2.000 profesores investigadores 25 veces más presupuesto para investigación, que todo el ministerio de ciencia colombiano para 16 mil investigadores”

Y añade que “mientras no se invierta en investigación y desarrollo y no se invierta en conocimiento el país no saldrá del subdesarrollo”, en cambio sí seguirá alimentando la burocracia y la corrupción. 

La ministra, otro palo en la rueda 

En cuanto a la jefe de la cartera de Ciencia y Tecnología, además de su escaso protagonismo pese a lo nuevo del Ministerio, sus salidas, han sido en falso.  

La más reciente fue la que tuvo precisamente el día que se cumplía el año de creación de dicho despacho. 

La ceremonia fue en Cartagena a principios de febrero, y contó con la presencia del presidente Iván Duque. El encuentro tuvo como propósito inaugurar los laboratorios de Investigación en Toxicología Ambiental y Biodiversidad de la Universidad de Cartagena. 

Allí la ministra Mabel Torres afirmó: “después de muchos gobiernos por fin se cuenta con toda la infraestructura y la dotación adecuada para el desarrollo de péptidos, que sirven como precursores para la generación de sueros y vacunas; incluso de una posible vacuna para el Covid”. 

La frase no solo cayó como baldado de agua fría, sino como todo un despropósito, que le valieron toda clase de críticas a la funcionaria. 

Varios columnistas la cuestionaron. Uno de ellos, el médico barranquillero Ulahy Beltrán, quien señaló que “No se entiende como la Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación lanzó esa ‘maravillosa frase’, que a todas luces resultaba fuera de lugar: primero, porque Colombia no tiene los recursos financieros para trabajar esa línea de investigación y para trabajar en ese sentido, se requerirían cuantiosas inversiones que hoy no se tienen en el país y están muy por encima de lo que está disponible presupuestalmente hoy para investigación, y segundo, porque no resulta oportuno lograr una vacuna para el coronavirus Covid-19 cuando ya existen en el mercado internacional al menos 5 vacunas con tal propósito y en pocos meses podrían sumarse muchas más, además que el desarrollo de un biológico de esas características tomaría meses y años por lo que no sería oportuno frente a la necesidad actual por la pandemia que vive todo el mundo”

Pero además la ministra Torres siguió más allá y dijo que ya se estaban desarrollando “tratamientos multisistémicos contra el Covid-19”, a partir de plantas medicinales del Caribe, específicamente de los Montes de María con los que se espera “abordar la pandemia”. 

Tamaña afirmación dejó aún más desconcertado al auditorio. 

Pero no es la primera vez que Torres lanza este tipo de afirmaciones. Cuando apenas tomaba las riendas del Ministerio, durante una entrevista aseguró que luego de estudiar hongos del género ganoderma durante varios años, al regresar al Chocó, elaboró una “bebida líquida funcional con ganoderma y otros extractos de frutas del Pacífico. Esta bebida la tomaron algunos pacientes y tuvimos casos positivos de resolución en cáncer de cérvix, seno y cerebro, especialmente”. 

No se hicieron esperar los cuestionamientos a toda una Ministra de Ciencia que ignoró todos los difíciles estudios químicos para detectar una posible molécula con actividad terapéutica en este hongo, así como la realización de los estudios in vitro con células para demostrar su actividad biológica, además de los estudios con animales para entonces sí llegar finalmente a las largas etapas de experimentación con humanos. 

Incluso, dos de las más reputadas publicaciones científicas del mundo, las revistas Science y Nature, publicaran en enero de 2020 dos artículos sobre la polémica generada por las declaraciones de Mabel Torres. Science y Nature mostraron las posiciones de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ACCEFYN) y la Asociación Colombiana de Facultades Médicas, (Ascofame), así como de algunos reconocidos académicos e investigadores. Por ejemplo, Science citó a ACCEFYN, que dijo que no era posible “aceptar actitudes despectivas en relación con el método científico, la laxitud con los códigos éticos de experimentación científica y el desdén por el proceso de publicación y revisión por pares” y a Ascofame que afirmó que “solo podemos lamentar que el curso de cómo hacer ciencia en nuestro país haya quedado en manos de la pseudociencia“. 

Y en un debate de control político realizado en el Congreso de la República en agosto del año pasado, en pleno confinamiento, más de uno pidió la cabeza de la Ministra al considerar que su ejecutoria había sido nula.

A la postre lo que queda claro es que haberle conferido facultades ministeriales a la vieja Colciencias no ha cambiado para nada el rumbo que ha tenido el sector los últimos 40 años en el país, pero en cambio seguramente sí le ha demandado más recursos para su funcionamiento, cosa que por lo visto, no ha conmovido a ninguno de los órganos de control, vigilancia y sanción del Estado colombiano.

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