Desde que al bien patrimonial de interés nacional (2005) Hotel El Prado pasó, por acción de extinción de dominio, de la familia de Arana Nasser al Estado colombiano, se le otorgó su explotación comercial –edificio, marca y demás muebles e inmuebles por destinación relacionados- a una serie de fundaciones y empresas que han incumplido con las condiciones contractuales pactadas.
Bastaría con señalar las diversas ocasiones que el hotel ha estado a punto de cierre, los problemas de nómina, con el sindicato, las promesas fallidas de darle su operación a una marca internacional hotelera que responda por la calidad del servicio y su venta y el evidente deterioro o cierre de algunas de sus áreas.
Es de anotar que estos bienes son de todos los colombianos, y en especial, en este caso, de los barranquilleros. Es un símbolo, una insignia de la ciudad de Barranquilla, y como tal tenemos el deber de estar al tanto de todo lo que pase con este hotel. Tanto los políticos como los funcionarios públicos de turno deben sacarse de la cabeza que esos bienes no son de ellos y no tienen que hacer malos negocios, a su conveniencia, con nuestros bienes.
El hotel se da en concesión a una fundación sin experiencia en hotelería
El 24 de octubre 1997 el Hotel El Prado se dio, por parte de la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) a la Corporación Matamoros que lleva el apellido del general ex Ministro de Defensa Gustavo Matamoros. La referida institución fue creada en 1986 y según su página web “es una entidad de carácter privado sin ánimo de lucro, que trabaja en beneficio de los militares y policías heridos en combate y sus familias, así como las viudas y huérfanos de los miembros de la Fuerza Pública caídos en cumplimiento de su deber”.
Perfecto, pero ignara en materia de hotelería.
En la protocolización de la entrega del Hotel El Prado a la Corporación Matamoros asistieron la directora Elsy Morales de Alcalá, la esposa del entonces Ministro de Defensa Martha Inés de Echeverri y el gerente del hotel Mario Venturini que pasaba de empleado de los anteriores propietarios al nuevo operador. La operación se realizó en la Torre Ejecutiva (piso bajo).
La señora directora Morales de la Corporación dio sus declaraciones a los medios de comunicación. Aclaró que el hotel seguía en su explotación comercial y que el único cambio – y así sucedió exactamente- es que las utilidades por la generación de la operación serían destinadas a robustecer financieramente los programas que adelantaba la corporación a su cargo. Además se previno en indicar que la estructura laboral en cabeza del gerente Venturini (gerente del hotel en diversas épocas) y la nómina no tendría ninguna alteración pues la sustitución patronal –no dijo exactamente este concepto del derecho laboral- lo asumiría la Corporación.
Esta confusión entre asumir y sustituir patronalmente tendría después graves repercusiones, aunque Venturini, navegando entre dos aguas, indicó que la parte operativa del hotel seguía en sus manos pero las decisiones relativas a inversiones se consultarían con la junta directiva de la Corporación Matamoros. Dio cifras sobre el costo del hotel avaluado en 1993 en $50 millones de dólares, del tamaño de su nómina de 343 empleados, de la situación de solvencia financiera, del bajón en las ventas a consecuencia de los asuntos judiciales de extinción de dominio y de la recuperación, con la inversión de $1400 millones de la Torre Ejecutiva.
El compromiso de la Corporación Matamoros, dada su inexperiencia en las lides de los servicios de hotelería, era entregarlo para sus operaciones a una cadena de este ramo nacional o internacional. Bajando a tierra el asunto, mostrando la irresponsabilidad en el manejo de este bien de la Dirección Nacional de Estupefacientes, se lo entrega a una entidad como la Corporación Matamoros que a su vez lo debería entregar en concesión de explotación a expertos en estos servicios. Por supuesto, que ante tamaña cadena en que todos deberían sacar beneficios, poco quedaba para inversiones en el hotel pese a que tenía carácter obligatorio.
El 9 de marzo de 1999, tras dos años de explotación directa del hotel por cuenta de su staff inicial en la transacción de extinción de dominio, se escoge por parte de la Corporación Matamoros al nuevo operador. Los proponentes fueron Germán Morales, Pedro Gómez, el grupo Sheraton-Westindon, en la que también participaba, en el formato de alianza, la empresa ganadora Hoteles Ltda. La escogencia fue realizada por un grupo integrado por el gobernador del Atlántico, Rodolfo Espinosa Meola; el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, Enrique Berrío Mendoza y el presidente del Comité Intergremial, Fernando Arteta García. Actuaban en nombre de la “ciudad”. Por la Corporación Matamoros su directora, Mariela Tobón.
Hoteles Ltda. es una empresa regional que inicia operaciones en 1964 con el control del hotel El Monasterio de Popayán. Desde 1986 empieza alianzas estratégicas con la firma inglesa Forte Hotels Inc y la norteamericana Westin-Sheraton. En el momento en que se le entrega el control de operaciones del hotel El Prado, operaba en 15 ciudades de 5 países de América latina.
En una comunicación de 1999, Hoteles Ltda. delimitó tres objetivos estratégicos para operar el hotel El Prado de Barranquilla:
- Replantear la estructura de costos, lo que implica adelgazamiento de nómina, gastos de inversión mínimos –obvio, deben ganar ellos y la Corporación Matamoros- y cierre de servicios no rentables.
- Adoptar una política de mercadeo enfocada a las empresas como posibles clientes con el objetivo de pasar del 43 al 50% en el primer año de operación. Ello significa que en los dos años que la Corporación Matamoros estuvo directamente a cargo de la administración, el hotel siempre estuvo con menos de la mitad de su oferta sin clientes.
- Un tema abstracto como el sostenimiento de tarifas con poder adquisitivo real, que equivale a adecuar los costos del hotel a lo que verdaderamente estaba ofreciendo en ese momento, comparados con la competencia.
- La estructura organizacional laboral se plantea con 228 empleados, pues tenían 269. Compárese con los que tenía el hotel cuando la Corporación Matamoros lo toma a su cargo: 343. Se habían desprendido en dos años de 74 trabajadores, un total que corresponde a la baja ocupación del 43%.
- La creación de una interventoría local con un carácter técnico, administrativo y financiero; una comisión gaseosa pues el control de estas actividades la debía ejercer directamente la Dirección Nacional de Estupefacientes.
El entonces Director de la Cámara de Comercio de Barranquilla Enrique Berrío Mendoza dio algunas pistas sobre el reparto de las utilidades. Dijo que el operador Hoteles Ltda. recibiría como contraprestación el 20 por ciento de las utilidades brutas. El restante 80% corresponderá en un 70 por ciento a la Corporación Gustavo Matamoros y el otro 30 por ciento al Atlántico que, según Rodolfo Espinosa, gobernador del Atlántico, se destinaría a la construcción del hospital de la Policía en la vía circunvalar.
Sale Hoteles Ltda. y se abre nueva licitación
Tras la salida de la Corporación Matamoros de la administración del Hotel El Prado, el 29 de octubre de 2009 la DNE planteó una subasta de proponentes que fracasó en sus intentos por el costo de los precios base para la presentación de las propuestas para la subasta. Sobre la gestión de la entidad saliente sobre las instalaciones del hotel, Juan Álvarez, vocero de la firma Convention Bureau, diría que “hay que hacer algo rápido por el hotel. Es desesperante lo que está pasando hoy con esta infraestructura que es un valor arquitectónico”.
Se refería al evidente deterioro de sus instalaciones que incluían los jardines exteriores e interiores, pintura y mobiliario.
Para el nuevo intento de buscar un operador, se descartó el mecanismo de subasta por el de presentación de propuestas con un precio base de $2500 millones bajo unos requisitos de perfil exigidos por el gobierno para que le diera fortaleza, solidez patrimonial y experiencia comprobada para “devolverle –se perdió- al Prado la una sólida posición financiera y el reconocimiento nacional e internacional”.
Las condiciones propuestas de explotación cambiaron de 50 a 30 años con unas expectativas de inversiones por parte del proponente ganador de inversiones de $16.000 millones para adecuar las diversas instalaciones muebles e inmuebles colocando en servicio –estaba construida, pero sin dotación interna- la llamada Torre Ejecutiva.
La Dirección Nacional de Estupefacientes tomaría la decisión respectiva el lunes 14 de septiembre de 2009. Fueron dos las firmas proponentes escogidas: Promotora Inversiones Hotel El Prado, conformada por Iberostar Hoteles y Apartamentos y Azur Proyectos Especiales con un patrimonio neto de $1.285 millones. Contaba, según la DNE con el requisito mínimo de 10 años en el manejo de hoteles, una experiencia certificada desde 1987, ha operado hoteles con más de 300 habitaciones y de cinco estrellas.
El otro proponente fue la Unión Temporal Concesión Hotel El Prado conformada por Country International Hotel Ltda. Inversiones Landazábal Daguer y Cía y Ludwing Landazábal Molina con un patrimonio neto de $13.731millones y un capital de trabajo de $584 millones. Certificó experiencia desde 1993, ha manejado hoteles de más de 300 habitaciones desde el 2008 y operado un hotel de cinco estrellas desde el 2007.
El 30 de septiembre de 2009 la DNE consideró que ninguno de los oferentes cumplía con los requisitos exigidos que garanticen jurídica, financiera y técnicamente la operación del Hotel El Prado en Barranquilla
Nuevamente se abrió licitación pública, la 02 de 2010 de DNE. En la evaluación y verificación de los proponentes, firmada por el director Omar Figueroa de la DNE, se presentaron los siguientes hallazgos respecto a los proponentes: en la Unión Temporal Concesión Nuevo Hotel El Prado se cumplieron los parámetros jurídicos establecidos, excepto en la aclaración del nit del Hotel Country Norte. Al otro proponente Promotora e Inversiones Hotel El Prado S.A.S no cumplía con el patrimonio neto de trabajo, capital financiero, estados financieros certificados (los balances financieros básicos) y el certificado para oferentes plurales. Los documentos aportados tenían inconsistencias con el nombre de los socios y el correcto apellido del representante legal.
El hotel pasó de la DNE, desaparecida en medio de escándalos de corrupción, a Fontur. El 17 de abril de 2016 la Ministra de Comercio, Industria y Turismo María Claudia Lacouture dio una publicitada rueda de prensa en dónde indica una situación complicada para el hotel previendo un cierre de instalaciones por 24 meses mientras el nuevo operador –escogido en marzo- se “acomodaba” en medio de la crisis.
Las pérdidas diarias, según la Ministra, estaban en el orden de los $10 millones de pesos, la ocupación en los últimos años fue inferior al 20% y de las 274 habitaciones sólo se usaban 157. Para la Ministra: “Esto impedía atender las obligaciones del establecimiento con los escasos ingresos que recibía, entre ellas las laborales y los beneficios concedidos a los trabajadores en la convención colectiva de trabajo”. Además el establecimiento de comercio tenía embargo sobre sus cuentas con la DIAN por $6000 millones de pesos y pasivos de $26.000 que incluían obligaciones laborales, fiscales y compromisos con diversos proveedores y el servicio eléctrico, por deuda acumulada, había sido suspendido.
De la nómina de 83 trabajadores; 70 se acogieron al plan de retiro, incluyendo al presidente del sindicato, Eliécer Corro. Empero, el 17 de junio de 2016 se plantearon varias denuncias sobre despidos masivos en el hotel, respondiendo Fontur que se trató de una indemnización concertada a los trabajadores con la firma de un acta de conciliación y la correspondiente entrega de un cheque. Previamente se había ambientado una situación de pánico laboral en medio de la crisis por el “cierre” temporal del hotel, en el sentido que si no recibían esos dineros en ese preciso momento, sin o se acogían al retiro dispuesto, después sería imposible que tal cosa sucediera; tal lo señaló en medios de comunicación el abogado de los trabajadores Jorge Medrano Martínez, que esperaban seguir trabajando bajo la modalidad legal de sustitución patronal.
Tal parece que una de las condiciones propuestas por la nueva firma operadora era la salida de ese contingente laboral que además se encontraba sindicalizado.
En la búsqueda de concesionarios
El 13 de septiembre de 2014 la gerente encargada del Hotel El Prado, Delma Navarro (desde marzo de 2012) señaló que esperaba la licitación de la concesión para un nuevo operador del hotel. Los pliegos para la licitación fueron elaborados por Fonade, pasados a Fontur y entregados al Ministerio de Comercio Industria y Turismo.
La gerente dio una especie de voz de aliento ante la situación del hotel en el sentido que se habían “recuperado” varios de sus espacios tradicionales tales como el Bar Caribe, el Patio Andaluz y la Pizzería, información que no correspondía a la realidad del hotel en ese momento, tal como dramáticamente lo evaluaría la entonces Ministra de Comercio, Industria y Turismo Lacouture dos años después, en abril de 2016.
Otra Ministra de ese mismo ramo, Cecilia Álvarez-Correa había dicho en febrero de ese año que “desde hacía 5 años se venía buscando un operador para el hotel, primero a través de procesos de licitación pública y luego con las invitaciones abiertas. Tenemos ese hotel hace más de diez años y llevamos cinco tratando de adjudicarlo”.
Los aspirantes al manejo integral del Hotel El Prado fueron Radisson, Six Senses, Hotusa y FTP, que estaría enlazados con la cadena Marriot. Según el contrato elaborado por Fontur con el que resultará operador contaba de una fase de inicio, de inversión, de operación y mantenimiento en esa respectiva secuencia, avalado por un comité fiduciario bajo con contrato de fiducia mercantil con Findelcoldex.
El consorcio ganador fue FTP pues al final, tal como se ha vuelto costumbre en licitaciones públicas, fue el único proponente. El Consorcio FTP está integrado por dos firmas, una estadounidense y una local. Marriott se comprometía a ser el operador. FTP Investment Corporation con domicilio en California, EEUU, con 55% de participación de propiedad de Bart Seidler y Espindel Ltda. de Jaime Espinoza, de Barranquilla, con el 45%.
En su propuesta anexaron una carta de intención de Paul Adan, vicepresidente para la Región Caribe y Latino América de Marriott, en la que expresa el compromiso de operar el hotel si el Consorcio era seleccionado en el proceso. En ningún momento esta cadena dijo que operaría el hotel, salvo si se cumplían por parte del inversionista el cumplimiento de unos parámetros de servicio, calidad y adecuación de las instalaciones. Para ello posibilitaría una asesoría administrativa para llegar a las especificaciones requeridas.
Sin embargo, en Barranquilla se dio por hecho la llegada de la cadena norteamericana y como tal fue celebrada como la apertura de una nueva etapa en la administración de este icónico establecimiento comercial y su edificación. No obstante, dos años después, en el 2018 aparece una noticia informando, con su respectivo render, que Marriot emprendería la construcción de una moderna torre por parte de AS Construcciones a un costo total de 30 millones dólares.
La firma de Fontur con el consorcio FTP se hizo en el contrato FNTB-039 del 2016 bajo especificaciones puntuales de concesión de uso especial sobre bienes públicos por un término de 30 años. El concesionario desarrollaría por su cuenta y riesgo el proyecto de intervención, rehabilitación, renovación, remodelación, operación, realización de mantenimiento físico y arquitectónico del hotel, a través de financiación 100% privada sin desembolso de recursos públicos con un plan de inversiones detallando cada ítem con sus respectivos costos por un valor de inversión de $21.300 millones.
Eran parte de las condiciones como aporte inicial antes de la suscripción del acta de inicio de $4.500 millones; pero el consorcio ganador, “generosamente” ofreció $4.800 millones. Estos dineros fueron destinados a un fondo especial aprobado en el Plan Nacional de Desarrollo para la financiación del pasivo laboral del hotel. La contraprestación ofrecida por el consorcio corresponde al 0,5% más IVA de los ingresos brutos del hotel obtenidos durante cada trimestre de operación y explotación.
En ese momento, 17 de febrero de 2016, el gerente del hotel Abner López, indica que el total de habitaciones era de 277 habitaciones, de las cuales hay habilitadas 193, en la torre ejecutiva hay 45 habitaciones operando y 22 en el área de las cabañas y el resto en la torre clásica. Nótese que señala explícitamente la operatividad en los pisos bajos –galería de arte y espacios para reuniones y en las plantas altas de 45 “habitaciones operando”. Presenta una planta de personal de 84 trabajadores vinculados directamente y 6 temporales. Desde 1997 hasta febrero de 2016 una reducción cercana al 200% de la planta laboral.
Para efectos del debido contexto del negocio jurídico: El Ministerio de Comercio, Industria y Comercio hizo la entrega por medio de Fontur de la concesión para la administración y la operación del Hotel El Prado de Barranquilla al Consorcio FTP, que tras cumplir unos requerimientos específicos de infraestructura a través de unas inversiones puntuales cedería la gestión a la cadena Marriott para su operación hotelera.
El 27 de junio de 2017 fue presentado el nuevo gerente del hotel, Rodrigo Spiniak promovido desde la cadena Marriot de Chile que trajo un staff de colaboradores para su gestión. Dijo que “había que cumplir con el estándar exigido y eso implica una serie de ajustes en el servicio, en las instalaciones y en la operativa del hotel. Marriott como tal tiene más de 25 marcas distintas. El Prado será Marriot Autograph Collection”.
El reto, según el gerente Spiniak, era que el Hotel El Prado fuese nuevamente el mejor de Barranquilla y ostentase el rango de cinco estrellas perdidos con el paso de los años y las deficientes administraciones. Nada menos el reto.
Es así que empiezan una serie de inversiones en la adecuación de las diversas áreas del hotel lo que incluye, otra vez, en la inauguración de la Torre Ejecutiva el 5 de septiembre de 2018 con lo que se concluiría, según informaciones dadas a los medios de comunicación, de la primera etapa del proceso de restauración a cargo del consorcio FTP con una inversión de $7500 millones de pesos. Señalábamos que esta torre se encontraba operando en el 2016 en sus plantas bajas y en las altas tenía disponible 45 habitaciones. Además, no era propiamente una “restauración”, pues es un edificio construido en la década de los 90 que incluso cortó, por sus malas especificaciones de diseño, la ventilación natural original del hotel.
Pero la procesión viene por dentro y dentro de los socios del hotel, el gringo Seidler y el local Espinoza se iniciaron una serie de problemas relativos a la administración y control del hotel que desembocaron el 17 de julio de 2019 en la salida intempestiva del chileno Rodrigo Spiniak de la gerencia con el nombramiento en su reemplazo de Eliana Araméndiz Durán. Según Spiniak, ya había cumplido su etapa y que había regresado a sus oficios en su país.
Según El Heraldo, “la renuncia de Spiniak se produjo en medio de un remezón de varios cargos administrativos, en cumplimiento de una “estrategia” de FTP que busca “optimizar las inversiones y gastos” del establecimiento comercial. Las mismas fuentes señalaron que los cambios de los altos ejecutivos de la era FTP, consorcio que está a cargo de la administración del hotel tras la firma de un contrato con Fontur, comenzaron con la salida de Pedro Constanzo en marzo pasado. Constanzo, quien desempeñó el cargo de gerente de alimentos y bebidas, llegó al hotel poco tiempo después del arribo de Spiniak a la gerencia, quien lo recomendó ante los máximos directivos del consorcio”.
Lo curioso del caso es que el gerente Spiniak, designado para ejercer una especie de transición ajustando el Hotel El Prado a los requerimientos de la cadena Marriot, salía antes de tiempo, pues supuestamente en el mes de diciembre, tras los ajustes planteados en cronogramas y fases, debía llegar con todos los hierros la cadena Marriot con su marca “Autograph Collection”.
Al final del año 2019, no solo no llegó la cadena Marriot sino que el tema de su administración hotelera se ha ido disolviendo en medio de una serie de problemas legales del consorcio FTP con proveedores que han desembocado en millonarias sentencias en su contra; obligando, con el visto bueno de Fontur, al Consorcio FTP a crear una nueva empresa para evadir los requerimientos de pago por el embargo de sus cuentas bancarias.
Sobre la calidad de los servicios del hotel, hay una página especializada internacional que ofrece reportes y asesorías de los viajeros. Se llama Tripadvisor y hay un link dedicado al Hotel El Prado. En algunos reportes indican que les gustó el entorno del hotel, el carnaval y demás arandelas fiesteras. Pero otros indican serias deficiencias en las supuestas mejoras de la infraestructura y calidad del servicio.
Voyage36646282602, Chicago, Illinois
7 de marzo 2019
“Tenía mucha ilusión de hospedarme en el hotel por su tradición, desafortunadamente no fue una buena experiencia. El aseo y mantenimiento de las habitaciones es pésimo. No tienen caja fuerte, plancha ni secador. Fecha de la estadía: febrero de 2019. Consejo sobre habitaciones: Mejorar el aseo / limpieza y el mantenimiento de las habitaciones. Tipo de viaje: Viajo con familia”.
Respuesta del gerente Rodrigo Spiniak ante la queja del huésped del Hotel El Prado el 14 de marzo de 2019:
“Estimado: Gracias por tu sincera opinión. Hemos mandado tus comentarios al personal afectado. Pido disculpas por esta mala experiencia. Es muy decepcionante escuchar lo sucedido, pero esperamos que nos des otra oportunidad para demostrarte que hemos mejorado. Por favor, házmelo saber si desea trata el tema personalmente”.
Por su parte guselmu planteó otra queja en marzo de 2020. Es bien dramática. https://www.tripadvisor.co/Hotel_Review-g297473-d306947-Reviews-El_Prado_Hotel-Barranquilla_Atlantico_Department.html
“Servicio pésimo. Vine el sábado 7 de marzo con mi esposa y mis dos niños. Las habitaciones no son de hotel 5 estrellas como dicen serlo. El servicio en la piscina fue pésimo, pedí unos nugguets de pollo por los cuales esperé una hora. Uno de ellos tenía un pedazo de bolsa en su interior. Luego fueron dos veces a mi habitación para cobrarme los nugguets y dos cocteles que estaban regulares para un hotel que se dice es 5 estrellas. Luego me dijeron que había un mini market el cual nunca pudo atenderme ya que estaba buscando dos botellas de agua, me mandaron a otra recepción y tampoco había. Me tocó buscar en el bar. Camino a mi habitación que quedaba en un segundo piso tras escaleras totalmente oscuras en que una persona mayor puede tener un accidente. En conclusión, señores, deberían preocuparse más por su hotel y personal, tienen muy buena edificación para tener tan mala administración. Tienen un mini bar que está vacío. ¿Para qué lo ponen? Jamás volvería a este hotel y deberían colocarle máximo 3 estrellas”.
En febrero de 2020, Allan K, de Bogotá, escribe un concepto sobre el hotel:
“Check in demoró una hora desde que entré por la puerta del hotel hasta llegar a mi habitación. Fui atendido por Luis Fernando Romero gerente de reservaciones de forma despectiva, imprecisa y apresurada. Servicio de recepción verdaderamente lamentable. Después tuve que ir a otra recepción esperar otros 10 minutos, presentar otra vez mi pasaporte para que me entregaran la llave y al fin entrar a la habitación. Antes de entrar al cuarto ya sabía que no vuelvo a este hotel”.
No parecen procedimientos, a juzgar por el contenido de las quejas –son muchas más- de mejoras en los servicios y la infraestructura con lo que el Consorcio FTP estaría incumpliendo los marcos legales del contrato suscrito para la operación de un hotel de la importancia histórica del Hotel El Prado. De la cadena Marriot no se hace mención sobre su ausencia y Fontur, que debe tener un informe de todos estos sucesos, ha guardado un hermético y sospechoso silencio.
Parte III: Los contratos y embargos que tienen enredada la administración del Hotel El Prado