La gobernadora del Magdalena, Rosa Cotes, dijo en un publicitado vídeo que la vía de la prosperidad; que debería conectar a Palermo con Guaimaro en su proyecto inicial, se encontraba terminada.
Por su parte Javier Manjarrez, su secretario de Infraestructura, hace énfasis que la obra no tiene sobrecostos.
La pregunta sobre la celeridad de la gobernadora en absolverse —a ella y su sobrino aspirante a la gobernación— es que fue precisamente Luis Miguel “Mello” Cotes, cuando ejerció la gobernación, quien colocó los cimientos de tan accidentada, polémica y sospechosa obra, pese a las advertencias de algunas veedurías del Magdalena, como a una tutela que amparó el derecho al debido proceso solicitando la declaratoria de desierta de la licitación, al concepto negativo de la entonces Contralora Sandra Morelli y a los cuestionamientos de la Ministra de Transporte Cecilia Álvarez Correa quien intentó detener la licitación en septiembre de 2012 por múltiples irregularidades.
Así que el “Mell”o Cotes, haciendo caso omiso de las advertencias, en un negocio que parecía ya hilvanado en su totalidad asignó la obra en agosto 15 de 2013 al Consorcio Ribera Este por $ 466.000 millones, de los cuales $ 200.000 millones saldrían de las regalías del Magdalena y el resto del presupuesto del Ministerio de Transporte.
Hubo de todo. Sacaron unos estudios para otro sector de la ribera del río “amoldándolos” a la verdadera realidad del sector a intervenir; error que pasó después cuenta de cobro pues se necesitaba un talud de mayor dimensión para evitar las acometidas periódicas del río Magdalena y por supuesto, este cambio “imprevisto” costaba mucho más. Tampoco, dentro de la altanería general del Gobernador Cotes por firmar contrato, se tuvieron en cuenta box culverts para el flujo de aguas del río hasta la ciénaga grande y lo peor, localizaron la fuente de acopio de los materiales de insumo a 80 kilómetros de la obra con los consiguientes costos de transporte.
Los contratistas socios iniciales de Ribera Este fueron las empresas barranquilleras Compañía de Servicios y Negocios S.A., Constructora FG S.A. y Consultores del Desarrollo S.A. (Condesa); y la española Assignia Infraestructuras S.A. sucursal Colombia, cuyo representante legal es Gary Eberto Espitia. Algunas de estas empresas formaron el Consorcio Obras Hidráulicas en Barranquilla para la canalización del arroyo Hospital, todavía sin terminar y con graves problemas con los sectores barriales por donde pasa pues en algunos tramos las casas aledañas quedaron debajo de la cubierta del arroyo con los problemas de inundaciones que ya ha producido tutelas y denuncias diversas, sumando a que los sectores inconclusos abiertos, las aguas se estancan produciendo plagas de mosquitos que atentan contra la población infantil. El costo de este contrato fue de $92.381 millones de pesos donde Assignia Infraestructura S.A. Sucursal Colombia tiene una participación del 25%, Constructora FG un 55% (también socio en la Vía de la Prosperidad) y un 20% de la Sociedad Panamericana de Inversiones.
Mala referencia
Casi los mismos, como puede apreciarse. Otra muestra del incumplimiento de la empresa española Assignia sucedió en el 2010 cuando hizo parte del Consorcio Cartagena que debía entregar el tramo 5 Bazurto-Pie de la Popa pactado para entrega en diciembre del 2011. En mayo de 2012 las obras se paralizaron, pues el contratista adujo falta de garantías por lo que Transcaribe terminó unilateralmente el contrato, acusando a Assignia de abandonar injustificadamente los trabajos. Esto sucedió, miren las casualidades, un mes antes de “ganar” la licitación de la vía de la Prosperidad. Total, que el consorcio en donde está Assignia demandó a Transcaribe por el pago de más de $ 22.000 millones por supuestos perjuicios.
Por todos estos sucesos previos y ante denuncias sobre la calidad y cantidad de los trabajos en la vía de la prosperidad fue que salió la gobernadora a defender lo que había contratado su sobrino ex gobernador que ahora aspira a gobernador. El mismísimo reino de Macondo en todos sus particulares detalles, con la gobernadora montada con parte de su equipo en un bus paseando por la vía de la prosperidad emite declaraciones alegres y optimistas sobre la bondad de esta vía en sus actuales momentos.
Lo que hay de la vía
Veamos lo que hay en la vía, para afirmar o desmentir a la gobernadora. El proyecto inicial tenía 52.6 kilómetros costando $435.000 millones. El costo por kilómetro era de $8.269 millones llegando hasta Guaimaro. Lentamente fue acortándose hasta llegar solo a Sitionuevo con 18.08 kilómetros. Quedaron en el aire, sin construcción, 37.8 kilómetros que equivale al 66% de la obra. Solo lograron construirse el 34.
Del costo inicial del proyecto la Gobernación del Magdalena se quedó en custodia con $115.000 millones, así que la suma invertida hasta este momento —restando la custodia— es de $320.000 millones, costando el kilómetro a $17.699 millones.
Una elegante forma de sobrecosto, tal como lo dijo en su momento el entonces contralor general, Edgardo Maya Villazón, cuando realizaron una auditoría al proyecto, indicando profético que se ve “claramente incertidumbre sobre la terminación de este proyecto vial”. La vieja jugada de proponer un valor bajo para ganar la licitación, para luego, con bufetes de abogados especializados, pedir la suscripción de otrosís y plantear cuantiosas reclamaciones que culminan en los estrados judiciales.
En julio de 2014 la procuraduría suspendió por 10 meses al Gobernador Cotes por la adjudicación de la Vía de la prosperidad, y luego fue absuelto en segunda instancia por el propio Procurador Alejandro Ordoñez. Ahora, nuevamente de candidato, es mirado con recelo por este proyecto y es por eso que su tía Rosa Cotes, actual gobernadora, acude en su milagrosa ayuda.
Sobrecostos hubo, tal como muestran las escuetas cifras y fue el dinero que aceitó la maquinaría de adjudicación. Ahora pasemos a analizar si es cierto lo que dice la gobernadora que la vía de la prosperidad —lo que queda de ella después de tantos recortes— se encuentra culminada lo cual resulta también falso, pues la vía presenta tramos en que es un auténtico carreteable.
Así que de los 18 kilómetros resueltos para construir, faltan todavía 6 kilómetros para pavimentar que de los 18 da el 33% sin pavimentación. Saquen cuentas con el desolador panorama en materia de obras públicas y de raponearse diversos tipos de recursos.
Por supuesto que la bulla mediática de la Gobernadora Cotes y su equipo apunta a hacer creer, en el mejor modelo macondiano, que todo se encuentra en un punto óptimo y que allí no hay manejos turbios, como las aguas del Magdalena. Nuevamente quedaron colgados de la brocha los resignados habitantes de la ribera este del Magdalena y seguirán esperando, como el coronel macondiano esperando una carta, otra segunda oportunidad ante los desafíos de la desalmada elite samaria.