En estos tiempos de pandemia, Telecaribe tenía una oportunidad valiosa para jugar un papel importante en dos ámbitos vitales: en el informativo sobre todos los aspectos de la emergencia sanitaria en cada uno de los departamentos de la región Caribe con creatividad, pertinencia y objetividad; y en el educativo, colocando a la población estudiantil una parrilla acorde al pensum académico de cada unos de los niveles escolares.

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Nada de esto hizo, lo que demuestra que de ese gran proyecto audiovisual para los habitantes del Caribe colombiano, como era Telecaribe, solo queda un cascarón, carcomido por la corrupción, por ello, se debe transformar urgentemente, para lo cual, necesitamos de una reingeniería que permita un cambio estructural impulsado por un gerente en propiedad.

La junta administradora tiene una responsabilidad urgente, adelantar de manera inmediata un proceso de selección participativo y transparente, con una perspectiva de audiencias e industria regional audiovisual, que seleccione el mejor gerente posible.

PROMETIERON UN PROCESO DE SELECCIÓN RÁPIDO Y OPORTUNO PARA LA SELECCIÓN DEL GERENTE Y, AUN VEMOS DESPUÉS DE CASI TRES MESES QUE NADA ES MÁS PERMANENTE QUE UN ENCARGO

Pasan los días, semanas y meses y esta empresa continúa con una gerencia interina.  Además, no ha cumplido con el encargo que le hicieron, de adelantar un concurso para la selección de un gerente en propiedad que le podría dar un nuevo impulso al canal,  máxime en épocas de pandemia, que transforma nuestros comportamientos sociales, económicos y de consumo y, que puede llevar a Telecaribe y las pequeñas y medianas casas productoras a la quiebra.

De acuerdo con analista del tema, un encargo por tanto tiempo, no es bueno ni para la junta administradora, como tampoco lo es, para los trabajadores del canal, menos aún de las casas productoras que realizan y transmiten sus producciones en el canal, y menos aún para los ciudadanos televidentes.

Los cambios de reglas del juego, en el proceso, ha destapado las verdaderas intenciones de la persona que luego de encontrarse en la silla de la gerencia quiere quedarse en ella, sin pensar qué es lo mejor para el canal y para sus audiencias.

Para nadie es un secreto que el encargo de la gerencia recae en una persona delegada de un gobernador que hace parte de la junta administradora, sin conocimiento, sin experiencia y fácilmente manipulable por quienes llevaban una mala ruta para el canal. Este gerente encargado ha demostrado que no conoce el sector y no es reconocido, difícilmente puede adelantar un proceso gerencial exitoso y de acuerdo a los retos de la crisis que actualmente enfrentamos.

La Junta Administradora, en una decisión valiente y trascendental para salvar el canal y, para que el canal no quedase acéfalo tras solicitarle la renuncia al cuestionado gerente Buelvas y la consiguiente renuncia de su secretario general, en solidaridad con el gerente depuesto, se nombró a un encargado para que, adelantara el proceso de selección del nuevo gerente y, que, como ordenador del gasto el canal pudiera seguir con los procesos de contratación y sostenibilidad.

Los únicos méritos del encargado no van más allá de ser delegado y por tanto miembro de la junta administradora, pero queda el interrogante si Hernando de la Espriella tenía los méritos que exige la ley para ser delegado y si cumple con la totalidad de los requisitos para ocupar la gerencia. Pero nadie cuestionó el nombramiento, porque en la región se estaba esperando un cambio de administración y, para que, se enrutara el canal Telecaribe a espacios fuera de la corrupción.

De la Espriella, luego de haber anunciado que sería quien adelantaría los encargos dados por la junta administradora, no manifestó a la Junta de su inhabilidad para ejercer el encargo, porque, en realidad quería ser gerente del canal y no era lógico que adelantara el concurso en el cual él participaría, puesto que, no es bien visto que un miembro de junta se quiera quedar con la gerencia y, esa es la realidad en la que se encuentra hoy Telecaribe

Es necesario que la junta administradora del canal, vea como prioridad que el nuevo gerente no sea solamente el que cumpla con los requisitos contemplados en los estatutos, sino que sea la persona que el canal se merece, máxime en esta etapa de crisis, pues se necesita un gerente que interprete las decisiones de la junta y, que como mínimo conozca el sector de la televisión en toda su cadena de producción y, adicionalmente, cuente con la experticia en la dinámica del manejo de los medios de comunicación audiovisuales, para que pueda tomar las mejores decisiones, generar una nueva hoja de ruta para la crisis y postcrisis y, además, cuente con la experiencia de manejo y generación de recursos económicos.

Si el actual gerente encargado quiere participar, debería renunciar a la gerencia y dejar el encargo en otro funcionario, que cumpla a cabalidad con los requisitos de la gerencia, para que se garantice la igualdad de condiciones.

Resulta risible lo que De la Espriella pretende, seleccionando a su subalterna en el cargo de secretaria general para que sea ella quien adelante el proceso de selección.

Es legal que él participe y que tome distancia de los compromisos dados por la junta administradora, pero no es legítimo y menos en estos momentos, que cambie las reglas de juego y él mismo no adelante el proceso de selección del gerente y se quiera quedar en la gerencia.

En los pocos meses que lleva al frente del Canal, ha mostrado que no hay ninguna diferencia frente a la administración anterior, sino que, por el contrario, apoyó todas las decisiones que había tomado la gerencia de Buelvas y Herazo y, ello nos lleva a preguntarnos, ¿entonces cuál fue la finalidad de remover la administración anterior? y ¿para que se mantiene este encargo?

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