Por: Jorge Vergara C
No se trata en estos comentarios, de explicar en detalle el modelo Neoliberal que se viene aplicando en el mundo, desde inicios del año 1.981, con el discurso del presidente Donald Reagan, que dijo “El sector Público no es la solución, sino el problema”. Lo que implicaba achicar el tamaño del Estado, y cambiar su rol de interventor a regulador.
Con el consenso logrado en Washington, en 1989, se impone con el apoyo del Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional el modelo Neoliberal, cuyo principio fundamental es que “El Mercado se autorregula y equilibra solo”, a través de la oferta y demanda de bienes y servicios.
Se parte además de la premisa, que el Estado es “ineficiente”. Lo que implicaba reducción del tamaño del Estado, privatización de sus empresas, incremento en los impuestos al consumo y disminución de los impuestos a las empresas y al capital, disminución de aranceles, libre circulación de la inversión extranjera y del capital.
Si todo lo anterior, se cumplía los países que aplicaran el modelo, iban a tener un crecimiento económico sostenido, una estabilidad macroeconómica, reducirían la pobreza y la crisis de la deuda externa. Sostenían, como lo afirmaba Álvaro Gómez Hurtado que primero había que crecer para después distribuir. Sostenían que “El Mercado es el Asignador por Excelencia de los Recursos escasos”
Pero, la realidad ha sido otra, en nuestros países del tercer mundo y en especial en Latinoamérica, esos postulados no se cumplieron a pesar del tiempo en que se han puesto en marcha.
No hemos logrado la Equidad, ni la estabilidad macroeconómica y acabar con la pobreza. Como tampoco hemos resuelto la mala distribución de la riqueza y la alta concentración de la tierra productiva en pocas manos.
Perdimos nuestra independencia y hoy somos un Estado sometido a las políticas que nos imponen los países desarrollados a través de Organismos Internacionales, como el BID, FMI, BIRF y otros. Incluso, países como Ecuador, Panamá, entregaron su soberanía monetaria a la FED, lo que les impide tener margen de maniobra para resolver problemas de demanda agregada.
PRINCIPALES CRISIS ECONÓMICAS EN EL MUNDO
Estas crisis, explica en gran parte el fracaso del modelo Neoliberal y significa que no estábamos preparados para enfrentar un enemigo que no conocemos pero que sabemos causa mucho daño, por ser un virus fácilmente trasmisible. Hoy pagamos las consecuencias de las políticas erradas que se tomaron por la mayoría de los países de disminuir el gasto en salud, educación, vivienda y recreación.
Lo irónico de la crisis del 2.020, es que hoy si necesitamos del Estado, para poner a marchar a la economía y evitar que la recesión económica sea catastrófica y demore en recuperarse.
QUE DICEN LOS GREMIOS Y EMPRESARIOS COLOMBIANOS ANTE LA CRISIS
En Colombia, el modelo Neoliberal se aplica en gobierno de Virgilio Barco, en el año 1.990, y se consolida en el cuatreño del gobierno de César Gaviria y Rudolf Hommes, con la famosa Apertura Económica, que ya habían aplicado años antes en Chile, con resultados aparentemente positivos en un gobierno dictatorial. Bajamos los aranceles de un promedio del 35%, de un solo golpe a promedios del 11%, lo que originó la quiebra de muchas empresas.
Ante la crisis eléctrica por el “apagón” los gremios presionaron al gobierno para privatizar los servicios públicos domiciliarios, lo que se logró al expedir el Congreso las Leyes 142 y 143 de 1.994, la Ley de Servicios Públicos Domiciliarios y la Ley Eléctrica. Esto trajo como consecuencia una avalancha de privatizaciones, procediendo el gobierno a vender la mayoría de sus empresas, así fueran rentables y a realizar las famosas alianzas pública privada (APP), dejando el Estado de construir vías, aeropuertos, puertos y otras actividades, para entregárselas al sector privado unas mediante alianzas y otras ante venta total de activos o parte como lo hicieron con Ecopetrol.
Se firmaron los Tratados de Libre Comercio TLC, con varios países en distintos gobiernos, lo que originó la quiebra del sector empresarial que no había quebrado por la apertura y por supuesto del sector agrícola ante la importación promedio de 14 millones de toneladas de alimentos, muchas de las cuales a un costo más alto se podrían producir en el país, generando empleo en un sector que no ha podido salir de su estancamiento.
Quiero dejar claro, que no soy enemigo de la privatización, ni de los TLC, ni de las APP, siempre y cuando estas se consigan otorgándole ventajas al sector público y no bajo el criterio que se hicieron la mayoría de “lo ancho para el privado y lo angosto para el gobierno”. Para nadie es desconocido que esas alianzas y privatizaciones, incrementaron en el país la “corrupción a todos los niveles” ante la ausencia de un Estado achicado por las presiones de los grupos de poder. El Estado según los gremios eran un estorbo, para el desarrollo de sus programas y para lograr el crecimiento económico que necesitamos.
Hoy, esos mismos gremios que denigraron del Estado, salen a los medios de comunicación sin inmutarse a pedir a gritos que el gobierno los financie, ante la imposibilidad de poner a funcionar sus empresas y negocios, por la cuarentena decretada.
Hoy, si necesitan un Estado para que intervenga y regule la economía, que se endeude en el exterior, que le otorga liquidez al sector financiero, que pague las nóminas de las pequeñas y medianas empresas y negocios, para sostener el empleo, que apoyen a las clases más necesitadas para que tengan recursos con que comprar, que invierta en Salud (se olvidaron que se privatizo con la Ley 100/93), y que los recursos del SGP la gran mayoría se los robaron sin que dijeran nada, y por supuesto para que utilicen la emergencia económica y ambiental, para expedir nuevas disposiciones laborales y pensionales.
No puedo pasar por alto, lo que en su artículo del día de hoy .3 de mayo de 2020, “Llego la Quincena” de German Vargas Lleras propone una reforma laboral que acabe con las cesantías y sus intereses, vacaciones, primas, reducción de los salarios, revisión de los contratos de trabajo, permitir el pago por horas, permitir turnos nocturnos, domingos y feriados para no pagar recargo, pensar en no pagarle subsidio de transporte y dotación a los que estén realizando teletrabajo, para los nuevos contratos flexibilizar el costo de los despidos sin justa causa y finalmente acabar con las convenciones colectivas de trabajo, que en la práctica se han venido acabando con la reformas laborales que se han hecho .
Semejante despropósito solo se le puede ocurrir a Germán Vargas Lleras quién representa a los gremios de la producción, sino que también es el vocero de su partido Cambio Radical, el cual hace parte del gobierno de Iván Duque.
Esa es la mentalidad de nuestra clase dirigente, se acostumbraron desde los años 90, a “socializar las pérdidas y a privatizar las ganancias”
Claro que el Estado Colombiano debe intervenir para sacar la economía adelante, eso no lo negamos pero también es cierto que el sector empresarial cuenta con recursos que se generaron en años anteriores, y que se incrementaron gracias a las reformas tributarias de 2018 y 2019, como de las anteriores. Seguimos siendo el país, que su recaudo con relación al PIB, siendo uno de los más bajos del mundo y de Latinoamérica un 18.8%, cuando los países de la OCDE, recaudan el 34%.
Esperamos que en el futuro, una vez solucionado los problemas vuelvan a insistir en que el Estado es necesario, que la intervención y regulación debe estar en sus manos y no dejarse al mercado por la libre ofertas y demanda de bienes y servicios, porque está demostrado que eso no se da sino en la teoría, en la práctica es otra cosa.
Señores de los gremios, partidos políticos y gobierno, el Coronavirus debe servir para que veamos un Estado diferente, donde quepamos todos, donde los ricos paguen los impuestos que deben pagar, que no sigan evadiendo los impuestos, que acaben con el lavado de dinero y con la fuga de capitales y principalmente con la corrupción. Si ustedes hubieran pagado los impuestos que dejan de pagar por IVA, predial, Renta, fuga de capitales, el Estado hoy tendría un servicio de salud sólido, un buen sistema educativo, una mejor distribución del ingreso, menores índices de pobreza y miseria, vivienda y recreación, como obras de infraestructura para nuestro desarrollo, pero ustedes evaden anualmente alrededor de $60 billones , que si lo multiplican tan solo por 10 años, tendríamos $600 billones, unos US$152.555 millones, a la tasa de hoy.
LO IRÓNICO: HOY PIDEN ESTADO. OJALA MAÑANA TAMBIÉN LO PIDAN