Render del proyecto

Por: Jan Slodvak

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El nombre del proyecto también podría ser Centro de Eventos y Exposiciones del Caribe, tal como fue bautizado inicialmente bajo el nit: 900.249.143-1 y con el registro comercial No. 171.607 del 14 de julio del 2011. Uno de los tantos cambios de ropaje jurídico. Uno de ellos sucedió el 23 de marzo del 2016 bajo la denominación Puerta de Oro Empresa de Desarrollo Caribe SAS, que a su vez es propietario –según certificación del revisor fiscal Egon Santiago- del edificio Puerta de Oro Centro de Eventos del Caribe. Varios nombres, diversas composiciones accionarias y cambios en el régimen de sociedades que no constituyen, pese a la mayoría comprobada mayoría propietaria estatal, en un ejemplo de transparencia administrativa.

Según algunos cálculos, la cifra de inversión hasta este momento en este proyecto puede sobrepasar los $172.000 millones de pesos colocados en gran parte por aportes del gobierno nacional – a través del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el departamento del Atlántico, el distrito de Barranquilla y mínimo porcentaje –entre otras cosas pues así lo estipula un acuerdo del Concejo de Barranquilla- de la Cámara de Comercio y algunos inversionistas privados entre los que se cuentan la Universidad del Norte, Procaps y otras.

Según la pagina web de la Cámara de Comercio se trata de “una infraestructura de 75.500 metros cuadrados aproximadamente que colocará a Barranquilla en la escena internacional del turismo de negocios con unos escenarios de talla mundial. Contará con un Centro de Convenciones que podrá albergar hasta 3.000 personas en auditorio y un Recinto Ferial de 8.000 metros cuadrados, único en el Caribe Colombiano, que podrá ampliarse hasta 16.000 metros cuadrados en el futuro. Se construirán vías internas que permitirán la circulación entre estos componentes”.

Linda historia. Maravillosa. Pero no es cierto. Mientras en Barranquilla los pocos escenarios culturales languidecen, se caen o paralizan y las apacibles autoridades esperan una probable solución más allá de sus buenas intenciones, se invierten en la obra del talente del Centro de Convenciones una millonaria cantidad de recursos que bien pudieran destinarse a construir una red de bibliotecas públicas a la manera de Medellín, dos o tres teatros, salas de ensayo; en fin, equipamento cultural necesario para el desarrollo integral de la comunidad barranquillera que tanto necesita estos ámbitos.

El accionariado del CEEC

El Centro de Eventos y Convenciones del Caribe fue planteado desde el Plan de Ordenamiento Territorial de 1997. Posteriormente, desde los primeros mandatos de Alex Char en la Alcaldía del Distrito de Barranquilla y de Eduardo Verano en la Gobernación del departamento del Atlántico. Como es usual, la Cámara de Comercio de Barranquilla entró en estas etapas, más en función de impulsador, que de efectivo socio en la concreción del proyecto, que según datos no oficiales cuesta la módica suma de $230.000 millones.

Según la periodista Karina González, en información publicada en El Heraldo el 7 de abril de 2017, la inversión de la obra en interventoría, diseños asciende a $217.000 millones aportando la Alcaldía de Barranquilla $50.000 millones –dato erróneo, como veremos después-, $101.000 millones el gobierno nacional a través del Ministerio de Comercio y Fondo Nacional de Turismo, $30.000 millones de la Gobernación del Atlántico, a los que se sumaron $20.000 del sistema de regalías, $10.000 la Cámara de Comercio y $6000 millones de empresas privadas.

Todo empieza cuando a través del Acuerdo No. 0010 del Concejo de Barranquilla, el 2 de septiembre del 2011, se autoriza la participación accionaria del Distrito en la Sociedad Promo Urbana SAS. En su artículo 1 indicaba al alcalde la autorización a participar accionariamente en la Sociedad de Economía Mixta Promo Urbana SAS con el propósito de adelantar el plan parcial y las correspondientes unidades de actuación urbanística requeridas para el desarrollo del predio en donde se ubicaría el Centro de Eventos y Convenciones Puerta de Oro. El artículo 2 autorizaba al Alcalde para suscribir acciones ordinarias y nominativas por valor de $1000 millones pagados en dinero.

Ese mismo día, con el Acuerdo 0011 del 2 de septiembre del 2011, se autorizó la participación accionaria del Distrito de Barranquilla en la sociedad de economía mixta Centro de Eventos y Exposiciones del Caribe autorizándose al Alcalde de Barranquilla a invertir $10.000 millones en la compra de acciones. En ese mismo acuerdo hay una advertencia jurídica y es que en ningún caso el distrito de Barranquilla podría tener menos del 51% de las acciones.

El 9 de diciembre del 2013 se suscribe un contrato de suscripción de acciones entre el Centro de Eventos y Exposiciones del Caribe representado por su nuevo gerente Jaime Pumarejo y la alcaldesa Elsa Noguera en que a través del convenio Alianza Turística, entidad administradora de Fontur, se suscriben 14.400 acciones nominativas ordinarias. Recordemos que estos son los dineros aportados por el gobierno central y que pasarían al accionariado del Distrito de Barranquilla. El aporte total fue de $14.400 millones de pesos.

Según el documento de la Alcaldía No. 012015000823 del 21 de enero del 2015, se hizo un nuevo contrato de suscripción de acciones entre el Centro de Eventos y Exposiciones del Caribe, representado por Jaime Pumarejo y el distrito de Barranquilla a través del convenio Alianza Turística y el Fondo de Promoción Turística (Fontur) CPT 276/2012 girando inicialmente al Distrito de Barranquilla la suma de $16.000 millones, que después pasaría a $33.000 millones obligando a expedirle el CEEC al Distrito 6.300.000 acciones nominativa ordinarias.

El 5 de mayo del 2015, a través del documento de la Alcaldía 012015002942, se hizo un contrato de suscripción de acciones entre el distrito de Barranquilla y el Centro de Eventos, representado por Carlos Acosta Juliao, de 9000 acciones nominativas ordinarias por un valor de 9000 millones pesos. Esa misma fecha, con documento de la Alcaldía No. 0120015002968 se hace otro contrato de suscripción de 15 millones de acciones nominativas ordinarias por un valor total a pagar del distrito de Barranquilla de $15.000 millones de pesos.

El 15 de mayo de 2016, a través de documento de la alcaldía de Barranquilla No. 012016001416, se suscribe un contrato de suscripción de acciones entre Alejandro Char tras decisión de la Asamblea General del CEEC, de autorizar la expedición de un reglamento de acciones colocando una cantidad de 30 millones de acciones. En otras palabras, la Asamblea del CEEC, conformada por el Alcalde y parte de sus funcionarios, “obliga” a la Alcaldía a comprarlas por un valor de $2000 pesos cada una. Esta vez el Distrito de Barranquilla entrega en recursos $60.000 millones.

Para el cierre financiero de la primera parte del proyecto, la Gobernación del Atlántico, confirmó un aporte de $30.000 millones, dinero viabilizado a través del Fondo Nacional de Regalías. El 27 de enero de 2016 el gobierno central aprobó $60.000 garantizando la culminación del proyecto.

En total Barranquilla aportó las siguientes sumas: $9000, $15.000, $1000, $10.000 y $60.000 millones de pesos. Total: $95.000 millones de pesos. Fontur (Ministerio de Industria, Comercio y Turismo): $14.400 y $33.000 y posteriormente $60.000 millones de pesos para un total de $107.400 millones de pesos y la Gobernación del Atlántico $30.000 millones. Total de los aportes hasta este momento del proyecto: $232.400 millones de pesos. Eso dicen las cuentas. Pero esa cantidad de dinero no se percibe invertida allí ni tampoco hay modo de comprobar lo contrario justificando los precios generales de la obra. En ese sentido el Ingeniero Jaime Pumarejo, que estuvo al frente de una buena parte del proceso de construcción del proyecto en calidad de gerente se encuentra en perfecta mora de presentar los documentos que soporten los costos. Teniendo en cuenta que no se trata de dineros privados ni de libre inversión y de un informe no muy alentador sobre los procesos de gestión y construcción del edificio promovido por la Oficina de Auditoría y Control Interno del Ministerio de Industria y Turismo en Bogotá en julio del 2017.

La actual junta directiva del CEEC la conforman en su rol de principales Eduardo Verano, María José Vengoechea, Alejandro Char, Carlos Sarabia Mancini, Jorge Padilla Sundheim, David Maestre, Anatolio Santos, Carlos Murgas y Clemente Fajardo. En el rol de suplentes: Pedro Lemus, Efraín Cepeda Tarud, Margarita Zaher, Juan José Jaramillo, Ana María Aljure, Madeline Certain, Juan Carlos Muñiz, Raúl Garay y Rafael Lafont. En otras palabras, la Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico y la Cámara de Comercio.

Las obras

Puede apreciarse que más del 95% de los recursos son aportados por el Distrito de Barranquilla, el gobierno central a través de Fontur y la Gobernación del Atlántico. Dineros que deben ser vigilados y controlados por instancias de control y siguiendo los procedimientos de contratación administrativa. Algunas de los contratos se montaron en la página del Secop (Sistema de contratación pública). En algún momento estuvo abierta una página web con el nombre: contratacionesceec.com/. En la actualidad no existe.

Hay un contrato firmado el 29 de julio del 2016 para el diseño de interiores del Centro de Eventos y Convenciones, montado en el Secop con el número 2229 firmado por Martha Visbal Gómez, en representación de la Cámara de Comercio de Barranquilla y Marisabella Vergara López por la suma de $760 millones de pesos. Allí solo existe una factura de compra de servicios por parte de la Cámara sin discriminar aspectos técnicos, estéticos y de costos de la obra. (Ver factura). El 16 de mayo del 2017 en el Secop se monta otro contrato entre Marisabella Vergara López –esta vez no ella en su calidad de persona natural sino de su firma MVL Diseños y Arquitectura SAS y la Cámara de Comercio de Barranquilla con la orden de trabajo No. 334 para efectos de los puntos eléctricos de la sala de eventos por valor de $10.534.142 pesos. Digo que es bien curioso que una firma que se dedica al poético diseño de interiores después pase después a la prosaica labor de instalar “puntos eléctricos”.

Señala una nota de prensa en los días en que se adjudico el contrato de obra del edificio del Centro de Convenciones que luego de “un riguroso estudio con su proceso de evaluación”, para que no quedará ninguna duda sobre la transparencia, basado en el sistema de precios unitarios fijos, resultó ganadora la Unión Temporal Constructores Unidos Puerta de Oro, integrada por las firmas Mavig SA, AE Ingenieros Civiles SAS y Unión Global SA. La propuesta obtuvo el mayor puntaje, y el menor valor ofertado entre las cinco recibidas por un valor de ciento ocho mil ochocientos siete millones quinientos ochenta y siete mil setecientos cincuenta y tres pesos ( $108.807.587.753.oo).

Relevante señalar que en la licitación pública participaron firmas y consorcios de amplia trayectoria nacional e internacional. Fueron en total 18 las sociedades que presentaron sus propuestas de las cuales se escogieron cinco ofertas definitivas: Unión Temporal Constructores Unidos Puerta de Oro (ganadores), Consorcio Centro Caribe, Consorcio CCTH, Consorcio Puerta de Oro 2013 y Consorcio Construtel Constructora San José. Valga señalar que la firma escogida, una unión temporal entre la que se encuentra Mavig, acrónimo de Manuel Vives González, presidente del Country Club de Barranquilla, no tiene mayor experticia en construcción de centros de eventos y convenciones pues su “fuerte” es la construcción de edificios de apartamentos estrato 6. Por supuesto que un centro de convenciones tiene una logística de construcción diferente. Quizás esa sea una de las causa de la mala calidad en general de los acabados y del desaliño en los detalles generales de la obra. Decía el arquitecto alemán Mies Van der Rohe, uno de los padres de la arquitectura moderna, parafraseando al escritor Gustave Flaubert, “Dios está en los detalles”. Sobre algunos costos de la obra, un informe del Ministerio de Industria y Turismo señalan que crecieron en un 128% y que no se cumplían las metas de ejecución en consonancia con el aporte de los respectivos recursos.

De más se encuentra señalar que no existen memorias públicas en el Secop sobre esta obra y que es la hora, todavía, y el flamante Centro de Eventos y Exposiciones del Caribe no tiene página web. En la web de la Alcaldía de Barranquilla del 26 de diciembre del 2012   (http://www.barranquilla.gov.co/sala-prensa/3911-abren-licitacion-para-construccion-de-primera-etapa-del-ceec) presenta una dirección fantasma para la consulta de contratos del Ceec: “La documentación del proceso de licitación y preselección podrá consultarse en la página web del CEEC SAS: www.puertadeoro.org y podrán remitirse preguntas a la dirección de correo electrónico:[email protected]”. En un largo informe de 82 páginas de la Oficina de Control Interno, informe final de auditoría del Ministerio de Industria y Turismo en julio de 2017, al cual nos referiremos en próxima entrega, señalan la falta de planeación de la obra, sus costos desbordados, la poca claridad sobre los aportantes, la nula difusión de sus aspectos contractuales, entre otros hallazgos. En definitiva, una cátedra de cómo no se deben manejar recursos públicos.

En definitiva no existe una memoria del proyecto en las redes. Así que entrar a dirimir los costos reales de esta obra es en la práctica un imposible, aunque algunos informes de auditoría del Ministerio de Industria advierten de posibles sobre costos. Todo este entramado que impide la visibilidad de los recursos invertidos en este proyecto serían de recibo en la Cámara de Comercio, entidad privada manejada con una lógica de hermética en sus negociaciones, pero inaceptable con dineros provenientes de entidades territoriales y del estado colombiano donde descuella una falta de transparencia que genera suspicacias sobre los diversos procesos de este proyecto. Ah, es preciso señalar que allí estuvieron, viendo o intentando ver, la Red de Veeduría Colombia Transparente y la Red de Veeduría del Departamento del Atlántico.

Funciona o no funciona el invento?

Veamos las expectativas planteadas en esta obra que culminada debe costar más de $250.000 millones de pesos. Según la pagina web de la Cámara de Comercio: “Es una infraestructura de 75.500 metros cuadrados aproximadamente que colocará a Barranquilla en la escena internacional del turismo de negocios con unos escenarios de talla mundial. Contará con un Centro de Convenciones que podrá albergar hasta 3.000 personas en auditorio y un Recinto Ferial de 8.000 metros cuadrados, único en el Caribe Colombiano, que podrá ampliarse hasta 16.000 metros cuadrados en el futuro. Se construirán vías internas que permitirán la circulación entre estos componentes”.

Dice Jaime Pumarejo, gerente durante buena parte de la construcción del proyecto: “Estamos complacidos con el inicio de este proceso, el cual se llevó con el cumplimiento de los principios de transparencia, eficacia y economía de la contratación Estatal y como lo exigen la alcaldesa Elsa Noguera De La Espriella y el gobernador José Antonio Segebre. Nuestros mandatarios están comprometidos con esta gran obra para la ciudad, que se convertirá en el motor para el desarrollo y dinámica la economía de la Región Caribe. Barranquilla en aproximadamente 18 meses tendrá uno de los Centros de Convenciones más moderno de Suramérica, como lo debe tener una urbe vista a nivel internacional que crece en competitividad”.

Dijo el Alcalde Alex Char, reconocido ingeniero, al respecto de esta obra: “Es un sueño de la ciudad poder contar con una infraestructura como esta. En sus primeros 10 años de operación, el Puerta de Oro generará 27.752 empleos directos e indirectos y generará a la economía del departamento del Atlántico 2,27 billones de pesos. Esto moverá el PIB de la ciudad y el departamento y ayudará a seguir bajando el índice de desempleo del país”.

Teniendo en cuenta que el Centro de Eventos y Exposiciones tiene más de 2 años de funcionamiento, con un operador reconocido en estos procesos como es Corferias de Bogotá y que de hecho se esperaba el montaje de proyectos de la envergadura de los que montan en su ciudad sede, el panorama es más bien lánguido. En efecto, no solo el edificio muestra síntomas de deterioro prematuro en algunas de sus áreas sino que los proyectos colindantes –hotel, centro de convenciones, áreas comerciales- no arrancan y esperan que la apertura del malecón y la avenida del río acelere los procesos de forma definitiva para ver qué pasa. O sea un desarrollo impulsado desde afuera y no del edificio como polo generador urbanístico.

En cuanto a la utilización e impacto sobre la economía de la ciudad, hasta este momento, sin ánimo de dañarles la fiesta, parece que partieron de bases fantásticas pues hasta ahora ninguno de ellos se ha cumplido. El calendario ferial para el 2018 tiene los siguientes eventos: Vimo del 13 al 15 de abril; Fun Fest Lego del 19 al 29 de abril; Construferia del Caribe del 17 al 19 de mayo; Estilo Caribe del 30 de junio al 2 de julio; Proyéctate del 19 al 21 de septiembre; Expodrinks del 28 al 30 de septiembre, Agroexpo del 18 al 21 de octubre; Family Market del 2 al 5 de noviembre, Encuentro de Fe el 16 y 17 de noviembre y AutoFest entre el 20 y el 25 de noviembre. A ellos súmenles conciertos de un día y el alquiler para la logística de las elecciones que da aproximadamente 10 días. Más los 42 días de los eventos enunciados para un total de 52 días (asumamos en gracia de discusión 65 días de utilización al año) quedando 300 días en perfecta desocupación! Casi el 76% sin uso, 10 meses desocupado, constituyendo, desde esta perspectiva, en un elegante elefante blanco. Lo terrible del caso es que la ciudad tiene una lista muy precisa en necesidades culturales (no tiene teatro, carece de bibliotecas públicas, no tiene centro de documentación y sigue una extensa y prolija lista) decidiéndose una inversión de tan enorme cantidad de dinero –en una ciudad endeudada y en Ley 550- en este proyecto cuyos resultados, hasta este momento, no son los esperados. Nuevamente las cuentas alegres, la falta de planeación, la corrupción y la toma de decisiones en conciliábulos a espaldas de la ciudad.

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