La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se presenta al mundo como una entidad filantrópica dedicada a fomentar el desarrollo económico y la democracia en países en vías de desarrollo. Sin embargo, bajo esta fachada de buena conciencia, se esconde una realidad mucho más oscura: corrupción, injerencia política y manipulación de recursos. A medida que avanza el segundo mandato de Donald Trump, la USAID se encuentra en el ojo del huracán, acusada de los mismos males que supuestamente combate.
El origen de USAID: ¿filantropía o estrategia geopolítica?
Creada en los años 70 durante la presidencia de Kennedy, USAID ha sido vista como el brazo «civil» de la CIA y de las políticas de la Casa Blanca en el extranjero. Aunque se presenta como una agencia de cooperación, su historia está marcada por acusaciones de financiamiento a particulares en otros países para influir en sus decisiones políticas y económicas. En esencia, USAID es el instrumento perfecto para ejercer el poder blando de Estados Unidos, disfrazado de ayuda humanitaria.
!Atención! Uno de los Convenios oficiales del Gobierno de Álvaro Uribe y USAID llegó a alcanzar entre 1999 a 2008 un valor de 534 millones de dólares. El Convenio buscaba la sustitución de cultivos ilícitos. Firmado por el Canciller Jaime Bermúdez y Susan Reichle de USAID. Hilo👇 pic.twitter.com/yWyNvMAgQG
— Juan Poe (@JuanPoe) February 8, 2025
Corrupción y desvío de fondos: el modus operandi de USAID
Según un comunicado de la Casa Blanca, USAID ha canalizado cientos de miles de dólares a organizaciones vinculadas con el terrorismo internacional, como Al Qaeda en Siria, y a proyectos que, lejos de beneficiar a las comunidades, parecen diseñados para promover agendas políticas específicas. Por ejemplo, se han destinado millones de dólares a financiar canales de riego y equipos agrícolas en Afganistán, que terminaron beneficiando el cultivo de adormidera y la producción de heroína para los talibanes.
Pero la corrupción no se detiene ahí. La agencia también ha sido señalada por financiar proyectos absurdos y malintencionados, como:
- 1,5 millones de dólares para promover la diversidad en Serbia.
- 70.000 dólares para un musical sobre diversidad en Irlanda.
- 2,5 millones de dólares para vehículos eléctricos en Vietnam.
- 47.000 dólares para una ópera transgénero en Colombia.
- 32.000 dólares para un cómic transgénero en Perú.
- 2 millones de dólares para cambios de sexo y activismo LGBT en Guatemala.
Estos ejemplos, según la administración Trump, son prueba del despilfarro y abuso de fondos públicos destinados a causas que poco tienen que ver con el desarrollo económico o la estabilidad política de los países receptores.
La obsesión anti-China y el doble rasero de USAID
En medio de la creciente tensión geopolítica entre Estados Unidos y China, USAID ha sido acusada de financiar investigaciones de armas biológicas, incluyendo un laboratorio en Wuhan relacionado con la propagación del COVID-19. Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental, denunció que la agencia ha colaborado directa o indirectamente con instituciones chinas, invirtiendo 53 millones de dólares en investigaciones sobre el virus.
Sin embargo, la Casa Blanca parece tener un doble rasero. Mientras critica el financiamiento a China, no menciona el apoyo que USAID ha brindado durante años a ONG relacionadas con movimientos golpistas u opositores en países con gobiernos de izquierda, como Venezuela, México y Ecuador. En Venezuela, por ejemplo, el opositor Carlos Vecchio recibió 116 millones de dólares a través de USAID, fondos que supuestamente debían llegar a la población venezolana pero que terminaron siendo desviados por ONG corruptas.
Manipulación mediática: USAID y la red global de desinformación
Uno de los aspectos más preocupantes de USAID es su influencia en los medios de comunicación. Según WikiLeaks, la agencia ha financiado a Internews Network, una ONG que ha trabajado con más de 4.000 medios de comunicación en todo el mundo, produciendo miles de horas de contenido que llegan a cientos de millones de personas. Esta red, según el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es parte de una operación global de lavado de dinero que busca impulsar la agenda globalista y manipular la opinión pública.
La red subterránea de USAID: ¿quién vigila al vigilante?
La USAID cuenta con una plantilla de al menos 9.000 funcionarios operando en más de 100 países, muchos de ellos en regiones con conflictos políticos o bélicos. En estos contextos, la transparencia y la rendición de cuentas son prácticamente inexistentes, lo que facilita el desvío de fondos y la corrupción. Casos como el de Venezuela son solo la punta del iceberg de un sistema que, aunque no representa la mayoría, avergüenza y perjudica a las organizaciones que realmente trabajan por el bienestar de las comunidades.
Conclusión: una puerta transparente hacia la verdad
La USAID, lejos de ser una agencia de cooperación internacional, parece ser un instrumento de poder e influencia que opera en las sombras, financiando proyectos cuestionables y desviando fondos destinados a causas humanitarias. Para recuperar la confianza en la cooperación internacional, es necesario abrir una puerta transparente hacia la verdad, exigiendo rendición de cuentas y desmantelando las estructuras de poder que permiten que la corrupción florezca.
Solo con transparencia, justicia y participación ciudadana podremos construir un futuro donde la ayuda humanitaria realmente beneficie a quienes más lo necesitan, y donde la manipulación y la corrupción no tengan cabida. ¿Estamos listos para enfrentar la verdad y exigir el cambio que el mundo necesita?