Foncolpuertos, una de las más grandes e importantes empresas del Estado colombiano, murió desangrada por sus mismos trabajadores y dirigentes, quienes se colocaban sueldos multimillonarios mediante convenciones colectivas.

Algo parecido está sucediendo con las universidades públicas colombianas, con los docentes que se valen de las debilidades del Decreto 1279 para lograr sueldos multimillonarios con sus prestaciones.

El caso analizado en la Universidad del Atlántico (ver https://corrupcionaldia.com/profesores-depredadores-el-otro-cancer-de-las-universidades-colombianas/) presupone la cartelización de una actividad “delictiva” para apoderarse de los recurso público de los centros de educación superior.

De igual manera como una convención colectiva bien utilizada mejora la condiciones de los trabajadores, mal utilizada por las mafias de los sindicatos acaba con los recursos financieros de la empresa. Eso sucede con el Decreto 1279, su espíritu es estimular la investigación y la producción académica seria en las universidades.

Pero, mal utilizado este Decreto ha llevado a que se establezcan carteles de docentes “genios” que escriben hasta 30 artículos especializados en 20 días y los publican en dudosas revistas indexadas y aceptadas por el Ministro de Educación.

Todo indica, como lo han comprobado algunos profesores consultados, que el círculo corrupto está conformado por docentes sin escrúpulos, editores de revistas indexadas que venden sus espacios al mejor postor y funcionarios públicos del Ministerio de Educación que permiten la indexación de publicaciones de dudosa calidad.

En ese círculo corrupto juega un papel importante el CIARP, ya que en ese comité se sientan dos representantes de los docentes de la universidad. En las discusiones sobre la honradez de las revistas dudosas donde publicó el grupo de profesores con el objetivo de mejorar su sueldo mensual, los representante de los docentes, Marley Vanegas y Ximena Vargas, dieron la pelea para que se les reconocieran los puntos a los solicitantes sin necesidad de averiguar más a fondo.

La cartelización es tan efectiva que estos docentes se han convertido en la expresión más “sabia” de la universidad del Atlántico, son el referente institucional a mostrar, pues, además de ser los millonarios del conglomerado, detentan una aureola de gamonales.

Como ejemplo de lo anterior podemos mostrar, el reciente viaje del rector de la Universidad del Atlántico, Danilo Hernández a los Estados Unidos.

El rector Hernández se llevó como acompañante al “científico”, de acuerdo al récord de publicaciones en revistas “científicas”, Guillermo Valencia, seguramente, como califican algunos profesores de esa alma mater, para congraciarse con el partido de gobierno, el Pacto Histórico.

Y tiene lógica este pensamiento, pues la apofenia, en este caso, nos ayudará a ver patrones y conexiones en dos sucesos que aparentemente no tiene sentido conectarlos.

Resulta que Guillermo Valencia también es considerado por el Pacto Histórico un “intelectual” de grandes ligas, lo avalan sus investigaciones y publicaciones en revistas de dudosa calidad científica pero indexadas en Colombia. Investigaciones y publicaciones que no le han aportado nada a la sociedad, pues no han trascendido a patente alguna, no han servido para crear emprendimientos, ni han llegado a cuajarse como sustancia principal de innovadores conceptos para el desarrollo social, tecnológico y económico de la región.

El Pacto Histórico convocó al profesor Guillermo Valencia para que estuviera en el comité de empalme que estuvo recibiendo los informes del gobierno de Iván Duque. Y días después lo volvió a convocar para que conformara el comité de empalme que iba a recibir el empresa Monómeros.

El rector Danilo en Hernández en compañía del docente Guillermo Valencia.

No hay un mejor socio en la universidad para el rector Hernández que Valencia, quien podría servirle de interlocutor con el gobierno del presidente Gustavo Petro, pues su filiación con el grupo Char le podría cerrar muchas puertas.

La acreditación y las publicaciones

Para los expertos investigadores en la materia, existe una relación perversa entre este tipo de publicaciones y las acreditaciones que están recibiendo actualmente las universidades que explicamos a continuación.

El sistema de acreditación SNA del MEN estructurado para acreditaciones institucionales y de programas, basado en un modelo patrimonial (¿qué tiene usted como Universidad que puede mostrar?) como edificios, profesores, laboratorios, planes, documentos y documentales, encuestas, etc., ha creado un modelo de medir todo.

Es decir, que las universidades privilegien medir que dar calidad. Esto creo un modelo de “medir la ciencia” que se “hace” dentro de las universidades y de allí a medir todo, por ejemplo el número de artículos publicados.

Para poder responder se ha creado un sistema corrupto de aumentar a costa del presupuesto y de los recursos públicos estas empresas indecentes que desfinancian las universidades: las publicaciones insulsas y amañadas en revistas dudosas pero indexadas.

Las privadas le otorgan una bonificación por una sola vez (5 o 10 millones) al docente que publica artículos, muchos de ellos inservibles, y les sale más económico.

Las públicas, donde los recursos no le cuestan ni al rector, ni al docente, ni al Consejo Superior, lo terminamos pagando los colombianos. Entre a una universidad pública a los parqueaderos y verá los carros de alta gama y último modelo que se adquieren con los sueldos multimillonarios que promociona el Decreto 1279.

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