El domingo 13 de marzo de 2022, tenemos la oportunidad histórica de comenzar a derrotar la corrupción. Algo difícil si tenemos en cuenta que el elector colombiano es la raíz sustancial que ha permitido y sigue permitiendo el reinado del la corrupción.

Aunque nos duela, vivimos en un país corrupto hasta los tuétanos, y los políticos son los más conscientes de esto, ellos se han encargado de reproducir cada uno de los sistemas y engranajes que sostienen este estado de putrefacción como la compra de votos. Es tan corrupto el político como el “ciudadano” que recibe el dinero para entregar, sin ninguna consideración ética, política y social, su voto. Este video lo dice todo:

Esto es lo que se llama un sistema cleptocrático, y que es claramente definible con la siguiente frase: «el que paga para llegar, llega para robar».

Esto es más que una práctica deshonesta, ilegal, o delincuencial. Se trata del ADN, la Matrix de la corrupción de nuestro país. Y prácticamente todos los políticos de Colombia proyectan su carrera con base en esta práctica.

Sí hay candidatos honestos que pueden iniciar el cambio

Una de las razones que motiva a la masa de “ciudadanos” –entre comillas porque realmente no se deben considerar ciudadanos– a vender su voto es la desesperanza que la ha obligado a actuar bajo el siguiente esquema mental: «No importa por quién vote, todo va a seguir igual».

Con el avance de las comunicaciones y el poder de las redes sociales, que en cierta medida a democratizado la información, estos férreos esquemas mentales han venido aflojando la voluntad de los electores, y ahora saben que las cosas sí pueden cambiar.

Además, algunos ciudadanos valientes (lo colombianos carecemos de la valentía como virtud) han decidido romper el otro molde del esquema mental de pobreza que nos domina, y que nos hace pensar que el poder es exclusivo de los poderosos, de los ricos y de “buena” familia.

Además de valientes, son ciudadanos honestos, preparados y con un trabajo social y comunitario que genera confianza. Si buscamos bien en las listas inscritas los encontramos. Le recomendamos no buscarlos en en los partidos tradicionales que han vendido gobernando el país y reproduciendo todos los mecanismos de corrupción para robarse el patrimonio público.

Algunos ejemplos de estos ciudadanos candidatos al Senado de la República son: Gilberto Tobón, Ariel Ávila, Wilson Arias, el padre Hedilson Huérfano, y muchos más, quienes nos pueden garantizar que comenzamos a ganarle la guerra a la corrupción.

Por quién NO hay que votar

Por alguien que represente los intereses de los partidos tradicionales de Colombia, que se han encargado de alimentar y sostener el monstruo de la corrupción y el crimen en nuestro país.

Apoyamos el trabajo de La Pulla, quienes encontraron 20 candidatos al Congreso que son lo PEOR de lo PEOR. No les ayude con su voto. Aquí le contamos por qué.

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