La Asamblea Popular de la democracia energética, realizada el pasado 12 de diciembre en Barranquilla, era una oportunidad crucial para que los líderes locales dialogaran con el presidente Gustavo Petro y otros expertos sobre el problema que más tortura a los hogares del Atlántico: las tarifas exorbitantes de energía. Pero una silla vacía robó protagonismo en el evento. Esa silla pertenecía a Alejandro Char, el alcalde de Barranquilla, quien decidió no asistir.

La ausencia de Char no solo desató críticas de líderes sociales, empresarios y ciudadanos, sino que dejó al descubierto una realidad incómoda: la falta de compromiso de los funcionarios públicos con las responsabilidades que les confiere su cargo.

¿Qué significa “embolsarse” en Barranquilla?

En el argot barranquillero, “embolsarse” se refiere a no afrontar un reto, a quedarse paralizado por el miedo o la indiferencia. ¿Es esto lo que ocurrió con Alejandro Char? En un evento que reunía a líderes comunitarios, expertos en energía y representantes gubernamentales, su ausencia no pudo pasar desapercibida, especialmente cuando el presidente Petro lanzó duras críticas contra la clase política del Atlántico.

Petro declaró:
“Aquí comenzó un engaño al pueblo Caribe a manos de sus dirigentes políticos. Se perdieron billones de pesos del erario y elevaron las tarifas a las más altas de América. Así intenten el golpe, vamos a detener sus negocios con el pueblo.”

Las palabras del presidente resonaron fuerte, no solo por su contenido, sino porque estaban dirigidas a quienes han manejado la política en el Atlántico como un negocio personal, lejos de los intereses de la ciudadanía.

La silla vacía que habla más que el alcalde

La ausencia de Char dejó una sombra de dudas. ¿Por qué no asistió? ¿Fue miedo al enfrentamiento directo con el presidente Petro? ¿O simplemente no le interesaba el evento porque no podía controlar el escenario?

Samuel Tcherasi, destacado empresario barranquillero, no ocultó su indignación:
“Huir de Petro no es estrategia; es indignidad y una oportunidad perdida. Barranquilla necesita un alcalde con la fortaleza para defender a su gente y promover la cohesión entre ricos y pobres. Nuestra ciudad merece un alcalde que actúe con altura y no uno que se escude en excusas pusilánimes.”

Los funcionarios públicos: empleados, no señores feudales

Es fundamental recordar que los alcaldes, gobernadores y cualquier funcionario elegido no son más que empleados de los ciudadanos que los eligieron. Sus salarios, privilegios y responsabilidades son financiados con los recursos públicos, y su deber es rendir cuentas y estar presentes donde se les necesita.

Char no asistió a un evento clave para debatir soluciones al problema más apremiante de Barranquilla. En cambio, dejó claro que la política, para algunos, es más un juego de conveniencias personales que un ejercicio de responsabilidad pública.

Un llamado a la conciencia ciudadana

La ausencia de Alejandro Char en este evento debe ser un llamado de atención para los barranquilleros y todos los colombianos. Es hora de que la ciudadanía exija más de sus líderes, no solo en elecciones, sino durante su ejercicio administrativo. Los funcionarios públicos son empleados del pueblo, no señores feudales que gobiernan desde la comodidad de su trono.

Si un alcalde no puede enfrentarse a un debate público en defensa de su ciudad, ¿qué puede esperarse de su gestión? La silla vacía de Char es un símbolo de todo lo que está mal en nuestra política: el cálculo político sobre el interés colectivo y el miedo al escrutinio público..

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