Cuando se habla de la corrupción en Colombia, el imaginario colectivo evoca tramas locales de sobrecostos, contratos amañados y un eterno círculo de impunidad. Pero la corrupción en la justicia colombiana no conoce fronteras y ha comenzado a exportar su descaro, llevándonos a una vergonzosa reputación internacional.
El caso de Consuelo Alexandra Montañez Dueñas, fiscal de la Unidad Nacional contra el Secuestro, es un ejemplo claro. La Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá la condenó por fraude procesal y prevaricato por acción, exponiendo un escándalo que involucra a figuras políticas ecuatorianas y colombianas.
La trama del secuestro de Fernando Balda
En agosto de 2012, el exasambleísta y opositor ecuatoriano Fernando Balda fue secuestrado en Bogotá, un hecho que salpica directamente al expresidente Rafael Correa. En un giro digno de una película de mafiosos, Montañez manipuló el caso para favorecer a los secuestradores.
- ¿Qué hizo Montañez? Calificó el delito como “secuestro simple”, ignorando pruebas clave que demostraban agravantes como la participación de un militar activo y lesiones graves sufridas por Balda.
- Resultado: Redujo las penas a cuatro años para los implicados, quienes disfrutaron de beneficios como la prisión domiciliaria.
Cambio de fiscal: el principio de la manipulación
Antes de que Montañez tomara las riendas, el fiscal José Ignacio Umbrilla avanzaba de manera coherente y eficaz en el caso. Sin embargo, una misteriosa decisión la puso al frente de la investigación, desoyendo las recomendaciones de su propia jefa, Mery Patricia Conejo Téllez.
El resultado: El caso fue manipulado para enterrar las pruebas y garantizar penas mínimas.
Un montaje descarado: la falsa defensora
La fiscal Montañez no se limitó a recalificar el delito. En una jugada abiertamente ilegal, reclutó a la abogada Judy Mónica Ospina Guzmán para que fingiera ser la representante de Balda, mientras también defendía a dos de los secuestradores.
El desenlace:
- Ospina aceptó los cargos por falsedad en documento y fue condenada a 45 meses de prisión.
- Este montaje desató una tormenta que reveló cómo Montañez conspiró para favorecer a los implicados y, de paso, indirectamente al expresidente Rafael Correa, señalado como autor intelectual del secuestro.
Un golpe para la justicia internacional
El escándalo alcanzó a Correa, quien enfrenta una orden de captura internacional. Aunque el expresidente sigue alegando persecución política, la sentencia contra Montañez refuerza las acusaciones en su contra y pone en evidencia cómo la corrupción en Colombia sirve de tapadera para los poderosos más allá de nuestras fronteras.
¿Y el impacto para Colombia?
Este caso es un recordatorio de que la corrupción en la justicia no solo afecta la confianza nacional, sino que también destruye nuestra imagen internacional. La condena a Montañez es un pequeño paso hacia la justicia, pero la pregunta persiste: ¿cuántos otros casos han sido manipulados de esta manera?