La Verdad detrás de los titulares
Mientras los medios hablan de «humo blanco» y «nueva etapa», la verdad es más sórdida: la Universidad del Atlántico acaba de cambiar un rector munificiente por uno mediocre. Y ambos tienen el mismo padrino: el clan Char y su brazo político, Cambio Radical.
Pero ahora el fantasma de Prasca vuelve a rondar, pero esta vez con otro rostro. Leyton Barrios Torres, el flamante rector elegido el 27 de octubre de 2025 en medio de una sesión que cuatro consejeros abandonaron denunciando irregularidades, no es más que la reencarnación del mismo esquema: un funcionario «de poca monta, sin ningún mérito ni charretera«, como lo define un profesor veterano de la institución.
¿La diferencia? Prasca dejó una estela de denuncias por acoso sexual y corrupción. Barrios apenas deja un rastro de politiquería barata, contratos cuestionables y una hoja de vida que el propio Ministerio de Educación puso en duda.
El Mecanismo Invisible: Cómo el Charismo perpetúa su control
Esta no es una historia de «elecciones» universitarias. Es un manual de captura institucional que se repite con precisión quirúrgica:
Primera fase: La consulta democrática donde la comunidad elige cinco candidatos. Aquí todos votan: estudiantes, profesores, trabajadores. Se respira democracia. Se siente participación.
Segunda fase: El Consejo Superior —ese ente de nueve personas donde Cambio Radical tiene mayoría— decide quién manda realmente. Y aquí la democracia se convierte en teatro.
Eduardo Verano de la Rosa, el gobernador que prometió no repetir los errores del pasado, terminó siendo el mismo guion con diferente actor. En su anterior mandato, su secretario de educación era Carlos Prasca. ¿Qué hizo Prasca después? Saltó a la rectoría de la Universidad del Atlántico, donde dejó un prontuario de acusaciones por acoso sexual a estudiantes, 21 casos según testimonios internos, fotografías comprometedoras, audios explícitos y una investigación de la Procuraduría que lo suspendió temporalmente.
Ahora, Verano vuelve y repite. Su secretario de educación: Leyton Barrios. ¿Qué hace Barrios después? Saltar a la rectoría. Calcado. Sin vergüenza. Sin disimulo.
Los actores y sus roles: El quién es quién del asalto
Leyton Barrios Torres: Abogado egresado de la misma Universidad del Atlántico, recordado por sus profesores como «un vago y repetidor de asignaturas» según información de la comunidad académica. Su trayectoria política es la de un fiel operador del clan Char:

- Auxiliar de la justicia bajo Cambio Radical
- «Politiqueríto de derecha, vulgar, fantoche» que operaba como capitán político de los Char en barrios populares
- Representante de los Egresados en el Consejo Superior (con los votos del magisterio local cortesía de Cambio Radical)
- Denunciado de pedirle dinero a contratistas y proveedores que él recomendaba
- Su esposa trabaja en la Universidad (conflicto de interés evidente)
- Concejal de Barranquilla gracias a 11.324 votos, muchos de ellos según fuentes internas conseguidos a cambio de las 1.085 OPS (órdenes de prestación de servicios) que se repartieron desde la rectoría de Prasca
- Secretario de Educación del Atlántico bajo Verano
Eduardo Verano de la Rosa: El gobernador que preside el Consejo Superior. Su voto fue clave para la elección. Su compromiso con la transparencia: inexistente. Su lealtad al charismo: inquebrantable. En su defensa diría que el proceso fue «transparente y legal». La comunidad universitaria responde con protestas, plantones y rechazo unánime.
El Clan Char: Fuad, Alex y Arturo Char. La familia que durante más de una década ha manejado «los resortes y engranajes» de la institución, según denuncian profesores y estudiantes. Su estrategia: colocar fichas políticas en el Consejo Superior y convertir la universidad en granero electoral y centro de contratación clientelista.
Los Consejeros que Votaron por Barrios:
- Eduardo Verano (Gobernador)
- Miguel Antonio Caro (representante de directivas académicas, señalado como ficha del charismo)
- Abraham González (representante de egresados)
- Angelly Díaz Cordero (representante estudiantil, cuestionada por votar contra el sentir mayoritario de los estudiantes)
- Manuel Fernández (representante de gremios)
Los Consejeros que Abandonaron la Sesión:
- Melissa Obregón (delegada del Presidente de la República)
- El representante de los profesores
- Dos consejeros más que denunciaron que la sesión desconocía las órdenes del Ministerio de Educación
El Impacto Real: Lo que está en juego
La Universidad del Atlántico no es cualquier institución. Es la universidad pública más importante del departamento del Atlántico, con un presupuesto de $574.000 millones de pesos anuales (aunque otras fuentes hablan de $427.000 millones). Es el centro de educación superior que debería ser motor de desarrollo del Caribe colombiano.
En cambio, bajo la gestión de Prasca:
- Las finanzas quedaron «desgastadas»
- La infraestructura física se deterioró aceleradamente
- El presupuesto se gastó desde abril repartiendo 1.085 OPS como botín electoral
- Se acumularon denuncias de «tráfico sexual con calanchines y prostitutas»
- La institución se convirtió en un «campo de batalla político y jurídico»
¿Y qué ofrece Barrios? Un plan de gestión «elaborado tras un proceso de escucha» que promete:
- Calidad académica
- Bienestar universitario
- Internacionalización
- Modernización tecnológica
Las mismas palabras bonitas de siempre. El mismo PowerPoint de todos los candidatos políticos. Nada concreto. Nada verificable. Nada que indique que no será más de lo mismo.
El Sistema que lo permite: La Maquinaria de la impunidad
¿Por qué sigue pasando esto? Porque el sistema está diseñado para que pase.
El aforamiento político protege a los gobernantes. La captura de los órganos de control neutraliza las investigaciones. La politización de las instituciones convierte universidades en botines electorales. Y la resignación ciudadana completa el círculo vicioso.
El Ministerio de Educación advirtió. Envió oficios. Solicitó explicaciones sobre la hoja de vida de Barrios. Cuestionó si cumplía con los cuatro años de experiencia docente universitaria requeridos. Pidió «abstenerse de votar» hasta resolver las recusaciones.
¿La respuesta del Consejo Superior? Ignorar todo. Seguir adelante. Votar de todas formas. Elegir a Barrios con cinco votos mientras cuatro consejeros abandonaban la sesión denunciando prevaricato.
Porque cuando el poder político controla las instituciones, las normas son solo papel. Las advertencias son ruido de fondo. Y la legitimidad se construye con votos comprados, no con méritos ganados.

Perfil Indispensable para Rector vs. Perfil real de Barrios
¿Qué debería tener un rector de una universidad de primer nivel? Según expertos en gestión universitaria:
- Doctorado en campo pertinente
- Producción científica consolidada
- Experiencia docente significativa con innovación pedagógica
- Gestión universitaria progresiva con resultados verificables
- Dominio de corrientes pedagógicas
- Concepción clara del bien público universitario
- Habilidad de gobernanza colegiada
- Trayectoria intachable en integridad académica
¿Qué tiene Leyton Barrios?
- Especialización en Derecho Administrativo
- Maestría en Derecho de la Universidad del Norte
- Experiencia como docente «ad honorem» (categoría cuestionada por el Ministerio)
- Trayectoria política como operador del charismo
- Denuncias de solicitar dinero a contratistas
- Fama de estudiante mediocre entre sus propios profesores
La brecha entre lo necesario y lo real no es un abismo. Es un océano.
La Traición: Cuando el pueblo elige y el poder decide
La comunidad universitaria se siente traicionada. Y con razón. Porque el proceso tiene dos caras: una democrática (la consulta) y una politiquera (la decisión del Consejo).
En la consulta de la primera fase, los cinco candidatos que pasaron representaban diferentes visiones. Había propuestas académicas serias. Había candidatos con trayectoria investigativa. Había alternativas reales de cambio.
Pero el Consejo Superior, con Verano a la cabeza, decidió elegir «al peor candidato» de los cinco. No al más preparado. No al que tenía mejor propuesta. Al que servía mejor a los intereses políticos del charismo.
Danilo Hernández, Wilson Quimbayo, Álvaro González y Alcides Padilla —los otros cuatro candidatos— decidieron no presentar sus propuestas ante el Consejo. ¿Para qué? El resultado estaba cantado. La sesión era una farsa. La elección, un teatro.
Solo Barrios presentó su propuesta. Porque solo él sabía que ganaría. Porque la decisión se tomó en otro lugar, en otra mesa, con otras reglas.
La conexión perdida: Lo que hemos perdido como sociedad
Hay algo más doloroso que la corrupción: la normalización de la corrupción. Hay algo más triste que el abuso de poder: la resignación ante el abuso de poder.
La Universidad del Atlántico debería ser orgullo regional. Debería ser faro de conocimiento. Debería ser semillero de talento. En cambio, es botín político. Es caja menor electoral. Es escalera de políticos mediocres.
Y lo peor: ya nadie se sorprende. Los estudiantes protestan, sí. Hacen plantones, sí. Pero la mayoría de los ciudadanos mira para otro lado. Los medios publican la noticia y pasan a la siguiente. Las autoridades de control «investigan» y nada pasa.
Porque hemos perdido la conexión con lo público. Porque hemos olvidado que las instituciones son nuestras. Porque hemos aceptado que «todos son iguales» y «así es la política» y «qué se le va a hacer«.
El Ciclo Secreto: Cómo se perpetúa el Sistema
Este no es un caso aislado. Es un patrón. Un ciclo que se repite con precisión:
- Captura institucional: Un grupo político coloca sus fichas en órganos de control y decisión
- Consulta democrática: Se simula participación ciudadana para legitimar el proceso
- Decisión politiquera: El verdadero poder decide según intereses de grupo
- Resistencia ciudadana: Protestas, plantones, denuncias
- Desgaste y normalización: El tiempo pasa, la atención se diluye, todo sigue igual
- Nuevo ciclo: En cuatro años, se repite con nuevos actores pero mismo guion
Prasca llegó así. Barrios llegó así. El siguiente llegará así. Porque el sistema funciona. Porque genera dividendos políticos. Porque nadie paga consecuencias.
La pregunta incómoda: ¿Y ahora qué?
El Ministerio de Educación podría iniciar acciones legales. Tuvo la oportunidad de intervenir la universidad, pero no lo hizo. La Procuraduría podría investigar. Los estudiantes podrían paralizar la universidad. Los profesores podrían declararse en asamblea permanente.
¿Pasará algo? La historia dice que no. Prasca fue suspendido temporalmente por la Procuraduría tras las denuncias de acoso sexual. Luego lo reintegraron. Siguió en el cargo. Solo salió cuando la presión fue insostenible y los escándalos, innegables.
Barrios llega con menos escándalo pero igual ilegitimidad. Llega con advertencias del Ministerio pero con respaldo del gobernador. Llega rechazado por la comunidad universitaria pero ungido por el poder político.
¿Cuánto durará? ¿Cuánto daño hará? ¿Qué dejará cuando salga?
El llamado: Porque la Verdad no se lee, se siente
Esta no es solo una historia de corrupción universitaria. Es una radiografía de cómo funcionan las instituciones públicas en Colombia cuando el poder político las captura. Es una ventana a los mecanismos invisibles que perpetúan la mediocridad y castigan la excelencia.
La Universidad del Atlántico no aguanta otro rector mediocre. Pero el sistema sigue produciendo rectores mediocres. Porque el problema no es Barrios. Ni era Prasca. El problema es un sistema que premia la lealtad política sobre el mérito académico. Que convierte instituciones educativas en graneros electorales. Que normaliza el conflicto de interés y castiga la integridad.
¿Estamos dispuestos a cambiar ese sistema? ¿O seguiremos viendo cómo se repite la misma historia cada cuatro años?
La respuesta está en si podemos convertir la indignación en acción. Si podemos transformar el rechazo en resistencia organizada. Si podemos dejar de ser espectadores y convertirnos en protagonistas.
Porque una sociedad que aplaude al corrupto merece sus cadenas. Pero una sociedad que se indigna, que exige, que no calla, esa sociedad puede romperlas.
Para más información sobre este caso y el contexto de corrupción estructural en instituciones públicas, visita corrupcionaldia.com
Perfil indispensable para ser Rector/a de una universidad de primer nivel
A continuación presentamos un marco de referencia integral, elaborado desde la mirada de un pedagogo con experiencia en rectorías, para definir los requisitos clave en términos de preparación académica, formación filosófica, política y ética. La idea es que el lector se de cuenta hasta qué punto un funcionario politiquero como Leyton Barios tiene la capacidad para sacar adelante la Universidad del Atlantico.
1) Preparación académica y trayectoria académica
- Doctorado concluido en un campo pertinente al proyecto institucional (idealmente en disciplina de base + posgrado en educación superior/gestión universitaria/políticas públicas). Un DBA/EdD/PhD con tesis robusta y publicaciones indexadas suma credibilidad académica.
- Producción científica y/o de creación consolidada: índice H proporcional al campo, dirección de tesis, participación en redes académicas internacionales, y experiencia en comités editoriales o pares evaluadores.
- Experiencia docente significativa (pregrado y posgrado) con evidencia de innovación pedagógica y resultados de aprendizaje (syllabus con resultados medibles, uso de evaluación auténtica, feedback).
- Gestión universitaria progresiva: jefatura de departamento, decanato, vicerrectoría (académica, investigación, extensión o administrativa). Resultados verificables: acreditaciones logradas, programas nuevos, captación de fondos, internacionalización, aseguramiento de la calidad.
- Alfabetización en datos y finanzas: comprensión operativa de presupuesto universitario, modelos de costo por crédito, indicadores de retención/graduación, métricas de investigación, y tableros de control.
2) Formación filosófica y pensamiento educativo
- Dominio de corrientes pedagógicas clásicas y contemporáneas: de Humboldt y Newman a Dewey, Freire, Nussbaum, Boyer, y tendencias actuales (aprendizaje activo, competencias, evaluación para el aprendizaje, educación basada en la evidencia).
- Concepción clara del bien público universitario: integración de docencia, investigación, creación artística y vinculación social; defensa de la autonomía académica y libertad de cátedra.
- Visión humanista y crítica: capacidad de equilibrar formación profesional con formación integral (ética, ciudadanía, pensamiento crítico, culturas digitales).
- Comprensión del rol de la universidad en la era digital: IA, datos abiertos, ciencia abierta, credenciales alternativas, aprendizaje a lo largo de la vida, y su impacto en currículos y gobernanza.
- Capacidad para articular misión, visión y estrategia en un relato institucional coherente, medible y movilizador.
3) Formación política y gobernanza
- Conocimiento profundo de marcos regulatorios de educación superior (acreditación, licenciamiento, propiedad intelectual, contratación pública o estatutos privados).
- Habilidad de gobernanza colegiada: respeto por órganos de gobierno (Consejo Superior, Senado Académico), negociación con sindicatos, centros de estudiantes y asociaciones de egresados.
- Gestión de stakeholders externos: Estado, sector productivo, ONGs, organismos multilaterales, rankings y agencias de financiamiento.
- Diplomacia y construcción de consensos: liderar en contextos de pluralidad ideológica preservando la deliberación académica y la estabilidad institucional.
- Gestión de crisis: protocolos para integridad académica, seguridad, conflictos, reputación y continuidad operativa.
4) Formación ética e integridad
- Trayectoria intachable en integridad académica: política de conflicto de interés, transparencia en concursos, manejo ético de autoría y datos.
- Enfoque de equidad e inclusión: políticas con metas e indicadores para género, diversidad, discapacidad, pueblos originarios y primera generación; accesibilidad y becas.
- Rendición de cuentas: publicación periódica de resultados, auditorías, códigos de conducta y canales de denuncia protegidos.
- Liderazgo servicial: priorizar el bien común, el desarrollo de personas y la cultura del cuidado; ejemplaridad en uso de recursos.
- Sostenibilidad: compromiso verificable con gobernanza ESG, campus sostenible y responsabilidad social territorial.
5) Competencias directivas y habilidades blandas
- Pensamiento estratégico y ejecución: OKR/KPI, gestión por portafolios de proyectos, y mejora continua (lean/ágil adaptado a academia).
- Comunicación multicanal: oratoria, escritura institucional, manejo con medios, y escucha activa con comunidades internas.
- Gestión del cambio y cultura: alinear incentivos, reconocer mérito, y sostener transformaciones curriculares/tecnológicas sin perder identidad.
- Toma de decisiones basada en evidencia: lectura de analítica institucional, diseño de experimentos educativos y evaluación de impacto.
- Negociación y fundraising: filantropía, alianzas, contratos de I+D, cátedras patrocinadas.
6) Requisitos deseables (no excluyentes, pero diferenciales)
- Experiencia internacional (estancias, redes, proyectos multilaterales) y dominio bilingüe (inglés + idioma local; un tercer idioma suma).
- Conocimiento práctico de tecnología educativa y ciencia de datos aplicados a educación superior.
- Experiencia con innovación y transferencia tecnológica: incubadoras, patentes, spin-offs, y relación universidad-empresa con resguardo ético.
7) Evidencias y métricas para selección
- Portafolio documentado: CV académico verificable, dossier docente, carta de visión estratégica con metas a 4 años y KPIs.
- Indicadores previos: mejora en tasas de retención/graduación, acreditaciones, captación de fondos, producción científica y satisfacción estudiantil.
- Evaluaciones 360 y referencias cruzadas: pares académicos, personal administrativo, estudiantes y socios externos.
- Caso práctico en el proceso: plan de respuesta a una crisis reputacional; blueprint para reforma curricular con presupuesto y cronograma.
8) Ruta de desarrollo para aspirantes
Participación en redes de rectores y asociaciones de universidades; conferencias y benchmarking internacional.
Itinerario formativo: diplomado/maestría en gestión de educación superior, curso de finanzas universitarias, y formación en ética pública.
Mentoría y rotación: asumir roles en comisiones clave (currículo, investigación, presupuesto), y dirigir proyectos estratégicos institucionales.
Construir una agenda de investigación/innovación educativa propia y publicarla.



