Pareciera que la voracidad de nuestros políticos dirigentes no tiene límites. El túnel de la Línea en vez de ser un orgullo es una vergüenza, con todos los récords de la ineficiencia, la ineptitud y el latrocinio en su haber, y lo más triste: no hay ni un preso ni procesado por esta ignominia colectiva.

La historia

La primera vez que en Colombia se contempló la necesidad de construir un túnel que permitiera atravesar la Cordillera Central para unir el centro del país con el Océano Pacífico fue hace 100 años. 

Previa a la obra carreteable que inauguró –aún sin concluir–, el pasado 4 de septiembre el presidente Iván Duque; en el año 1913 se proyectó un túnel pero para un ferrocarril, habiéndose llegado a erigir para ello una estación en Boquía, cerca del actual municipio de Salento (Tolima). En 1925 se alcanzaron a perforar 300 metros de dicho túnel, por parte de una empresa francesa. Pero el proyecto no prosperó. Luego, desde los años sesenta, estudios de técnicos japoneses indicaron que el túnel debía construirse a 2.500 metros de altura sobre el nivel del mar.  

Décadas más tarde cuando el país decidió no seguir apostándole a las líneas férreas, se retomó el proyecto pero como carretera.  

El inicio 

Solo hasta el 2008 la licitación para la ejecución del proyecto fue adjudicada al consorcio Segundo Centenario. La construcción del túnel principal inició en diciembre de 2009 y el monto inicial de la adjudicación fue de $629.000 millones de pesos colombianos (unos $193 millones de dólares) y debía ser entregado en julio de 2013, pero se postergó, por dificultades geológicas, para julio de 2014.​ 

En  septiembre de 2014, el vicepresidente Germán Vargas Lleras anunció que al proyecto todavía le restaba un año y seis meses y necesitaría una inversión cercana a los 160.000 millones de pesos adicionales (unos 49 millones de dólares), sobre el monto inicial presupuestado, es decir que su culminación se posponía para el 2016. 

No obstante, el consorcio Segundo Centenario, propuso al gobierno colombiano una negociación para evitar la caducidad del contrato, proceso iniciado por el poder ejecutivo, debido a fallas y retrasos en la ejecución. Para el 2014 ya la obra presentaba retrasos significativos, y la inversión en el Túnel ya ascendía a más de $600.000 millones de pesos (equivalentes a $185 millones de dólares). Para el 2018 los trabajos se paralizaron, el Consorcio dejó tirada la obra y aún se mantiene un litigio entre el Invías, la entidad pública adjudicataria de la obra, y la empresa del ingeniero Carlos Collins que dirigía el consorcio. 

Hasta el 2019 se retomaron los trabajos, luego de que se contratara a otra firma. 

Luego se anunció que la inauguración del túnel se preveía para mayo de 2020, pero con la llegada de la pandemia por el coronavirus la inauguración, finalmente, se realizó el 4 de septiembre. 

Por eso, ese día, Germán Pardo, presidente de la Sociedad de Ingenieros atinó a decir: “No debemos ver esto desde la épica, hay que verlo como una pasión de Cristo, porque fue un proceso muy sufrido”. 

Y agregó que si se compara con icónicos túneles de la historia de la humanidad, la construcción de la Línea, que ahora se convierte en uno de los más largos de América, tardó lo mismo que demoraban las obras en el siglo XIX: 0,7 kilómetros por año, según analiza Pardo en un estudio que presentó a la Asociación Internacional de Túneles (ITA). 

Inconcluso 

Pero no habían pasado cuatro días de la apertura, cuando el tráfico fue suspendido por fallas en el fluído eléctrico. A lo que el Invias respondió que en los próximos cuatro meses se estarían haciendo “pruebas de iluminación, automatización, revisión de ventiladores y herramientas de emergencia para garantizar la operación del túnel lo que podría generar cierres cortos mientras se realizan las adecuaciones”, es decir, pareciera que se abrió de manera apresurada. 

De hecho, el mismo director del Instituto Nacional de Vías (Invías), Juan Esteban Gil, reveló que solo en abril de 2021 es que estarán terminadas todas las obras complementarias del Túnel. 

Y señaló que durante los próximos siete meses se concluirán los trabajos que forman parte del proyecto denominado ‘Cruce de la Cordillera Central’, entre las poblaciones de Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío).  

Si bien el túnel de 8,65 kilómetros, tuvo un costo de $1 billón de pesos, el costo total de la obra 30 kilómetros) fue de $2.7 billones de pesos y consta de 31 puentes, 25 túneles y 30 kilómetros de doble calzada y cuando esté terminado en su totalidad, con ida y vuelta, será entre 90 y 120 minutos la disminución en el tiempo de recorrido. 

Los sobrecostos 

El mismo día de la inauguración anticipada varios fueron quienes pusieron el dedo en la llaga y voces que han dicho que la obra solo cumple con la mitad de su propósito, pues tendría que haberse dejado en dos sentidos, y no solo en uno, como pasa hoy. 

La Contraloría advirtió que la obra habría tenido un sobre costo del 500%. Pero la cifra es superior, teniendo en cuenta que el contrato 3460 del 2008 tenía un valor de $629.052 millones de pesos y un plazo total de 70 meses, es decir, debió ser inaugurado en 2014 y a la postre resultó costando $2,9 billones de pesos y será entregado en su totalidad en el 2021. 

Cuando se terminó ese contrato en 2014, los trabajos ejecutados y pagados fueron por $975.511 millones de pesos que significó un valor adicional de $346.459 millones de pesos. 

Posteriormente para finalizar el 12% restante se abrió una selección abreviada por $224.000 millones de pesos la cual se adjudicó a un único proponente (Conconcreto y CSS Constructores), firmando el contrato 806 del 2017 para “la terminación del Túnel de la Línea y la segunda calzada Calarcá-Cajamarca”. 

Ya en el inicio del Gobierno Duque, el Ministerio de Transporte solicitó otros $620.000 millones de pesos más aduciendo un estudio pagado por Conconcreto al consultor Ingetec (interventor en Hidroituango). 

Con base en este estudio, se adicionó al contrato 806 la suma de $119.000 millones de pesos y, posteriormente, $20.000 millones de pesos más; pero se tuvo que hacer la apertura de tres licitaciones adicionales por un valor de $460.000 millones de pesos. 

Al hacer las cuentas finales para la terminación de ese 12% restante, dice la carta, se han comprometido $860.000 millones de pesos adicionales y el proyecto se terminará recién en abril del 2021 (53 meses más). 

La Unión Temporal Segundo Centenario en carta que envió al presidente Iván Duque, entregó estos detalles de lo que fue la ejecución de la obra y aseguró que revelaría con más detalle los inconvenientes que encontró. 

¿El más costoso del mundo?

Comparando la construcción del Túnel de la Línea con otros en el mundo, sobresale el Túnel Laerdal, en Noruega, considerado el más largo del mundo con 24,5 kilómetros. En el año 1992, el gobierno noruego decidió construirlo y une a Aurlandsvangen y Laerdal siendo parte de la nueva carretera nacional que conecta las ciudades de Oslo y Bergen

Su construcción duró cinco años, entre 1995 al 2000 y tuvo un costo de $115 millones de euros, es decir $504.981’271.120 pesos. 

Este túnel, con una extensión tres veces mayor al de la Línea, costó cinco veces menos y demoró en ser construido 8 años menos de lo que tomó la construcción del colombiano. 

Otra obra que demuestra el monumental sobrecosto de La Línea es el Túnel de Zhongnanshan en China. 

Túnel de Zhongnanshan

Este túnel que forma parte de la autopista Xi’an-Ankang y une las localidades chinas de Baotou y Beihai atravesando la cadena montañosa de Qinling (la montaña Zhongnan) tiene una longitud de 18,02 kilómetros, está formado por dos tubos de 6 metros de altura y 10,92 metros de ancho con dos carriles para la circulación cada uno. 

Tras cinco años de obras (comenzaron en marzo de 2002) y una inversión de más de 300 millones de euros (1,2 billones de pesos), cuando fue inaugurado el 20 de enero de 2007 se convirtió en el túnel de carretera más largo de Asia. 

Una vez inaugurado la semana pasada, la duda que asalta sobre todo a los transportadores, es si valió la pena invertir semejante cantidad de dinero y esperar tanto tiempo, solo para ahorrar una hora de camino que es lo que se acortará el trayecto a quienes transiten por esta vía del interior del país. 

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