Salvatore Mancuso, el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y protagonista de uno de los capítulos más oscuros del conflicto colombiano, parece estar mejor que la propia justicia. En su compromiso por reparar a las víctimas, Mancuso ha denunciado que más de 380 bienes que entregó al Estado durante el gobierno de Álvaro Uribe han desaparecido misteriosamente. ¿Sorpresa? No para quienes conocemos el folclore burocrático colombiano.
Los bienes “fantasmas” de la justicia colombiana
Mancuso, quien lideró masacres, despojos de tierras y otras atrocidades, asegura haber entregado todos sus bienes al Estado en 2007, tras su desmovilización. El problema es que, al comparar los registros, descubrió que el listado actual de la Unidad para las Víctimas presenta una “pequeña” discrepancia de entre 380 y 400 bienes. ¿Dónde están esos bienes? Buena pregunta, aunque parece que ni el Estado sabe la respuesta.
¿Quién tiene los bienes? El Estado no lo sabe, ¡y parece que no le importa!
Estos predios, que según Mancuso debían ser entregados a las víctimas del conflicto, son ahora bienes “fantasmas”. Despojados originalmente a campesinos bajo la amenaza de la violencia, ahora parecen haber desaparecido en la neblina de la burocracia estatal. Y como es costumbre, nadie sabe nada. ¿Será que la justicia prefiere mirar hacia otro lado? Después de todo, ¿quién va a extrañar un par de cientos de propiedades robadas?
La promesa de justicia y reparación: una mala broma
Mientras Mancuso clama por cumplir su parte del trato con la justicia, él mismo denuncia que no se le ha permitido hacerlo. Según el excomandante, el sistema de Justicia y Paz no está facilitando los procesos de reparación y verdad que le exige la ley. Pero, claro, es difícil reparar cuando los bienes que entregaste para ese fin se esfumaron. Parece que en Colombia, ni siquiera los paramilitares pueden confiar en la eficacia del Estado para administrar lo que roban.
El Estado y su “magia” para hacer desaparecer bienes
Es difícil no ser sarcástico ante tal nivel de incompetencia. ¿Qué clase de Estado no puede administrar ni recibir correctamente bienes que son entregados voluntariamente? Parece que la única respuesta lógica es que la corrupción ha vuelto a hacer su “magia”, haciendo desaparecer, como por arte de birlibirloque, bienes que deberían estar en manos de las víctimas del conflicto.
Justicia a la colombiana: promesas huecas y burocracia infinita
Mancuso, quien sigue presentándose ante la justicia como gestor de paz, no parece estar pidiendo mucho. Solo que los bienes que entregó para reparar a las víctimas aparezcan. Sin embargo, entre las promesas del gobierno y la inacción de las instituciones, parece que las víctimas tendrán que seguir esperando. Y mientras tanto, los bienes desaparecidos podrían estar generando ingresos para cualquiera, menos para los que más lo necesitan.