Adlai Stevenson Samper

@AdlaiSteven

¡Atención, señoras y señores, prepárense para un viaje alucinante al pasado glorioso del Caribe colombiano! Aunque parezca increíble en medio del caos tarifario y el desfile de dueños que cambian como quien se cambia de calcetines, hubo un tiempo en que la región Caribe tenía su propio sistema de energía eléctrica, la ilustre CORELCA.

Sí, la Corporación Eléctrica Costa Atlántica, una entidad que no solo se encargaba de encender bombillos, sino que también apoyaba la electrificación rural y urbana, y estaba metida hasta el cuello en la planificación territorial, incluso en la creación del canal regional Telecaribe. ¡Qué tiempos aquellos!

Vamos a la cháchara legal por un momento: CORPES, ese Consejo Regional de Planificación Económica y Social, creado por la Ley 76 de 1985. Toda una joya de la burocracia para planificar la inversión económica y social. Pero claro, hoy día habría que rebautizarlo porque “Caribe” está de moda, y decirlo da puntos políticos. ¡Qué ingeniosos!

La idea de CORPES era fenomenal, un verdadero tanque de pensamiento sobre la autonomía política y administrativa de la región Caribe. Y allí estaba CORELCA, nacida bajo la Ley 59 de 1967, con accionistas públicos y la noble misión de generar y comercializar energía. Pero, oh sorpresa, le cortaron las alas y la dejaron solo como una triste comercializadora en zonas no interconectadas. ¡Qué tiempos aquellos en que las electrificadoras regionales eran trofeos políticos, mal administradas y con el mito de la ineficiencia para justificar su venta a privados!

Un petardo retórico pues el transcurso del tiempo ha demostrado que las empresas de energía de la región Caribe cada cierto tiempo demandan que el gobierno central les inyecta capital a través de diversos mecanismos y pretextos.

Los botines energéticos

CORELCA era un botín jugoso para los grandes jugadores de energía del interior del país y así aprovechan la coyuntura neo liberal impulsada por Cesar Gaviria para incursionar en el mercado bajo el amparo legal de las Ley 142 de Servicios Públicos Domiciliarios —todavía con plena vigencia pese a las cambiantes reglas del mercado y un articulado obsoleto— y la Ley 143 o Eléctrica.

Antes de la privatización de las electrificadoras del Caribe colombiano, se implementaron los proyectos privados TEBSA (Termoeléctrica Barranquilla) de propiedad inicial de Darby Latin America Mezzanine Fund, subsidiarias de la firma ABB Incorporated, quienes venden el 57,3% que tenían en Termobarranquilla (Tebsa), a Golden Gate Investments Limited Energy, compañía propiedad de un consorcio colombiano. El comprador del paquete accionario fue la sociedad Golden Gate Investments Limited Energy, propiedad de Tribeca Partners (Colombia), además de diversos grupos de inversionistas. Tribeca Partners es socia por su lado de empresas como Onda de Mar (confecciones) y Axede (tecnología), entre otras. El propietario de Tribeca es el empresario Luc Godard.

La Generadora y Comercializadora de Energía del Caribe (Gecelca), de mayoría estatal, es propietaria del restante 42,5% ciento de Tebsa que es en la práctica la generadora térmica más grande del país con una capacidad instalada de 870 megavatios, lo que representa cerca del 10 por ciento de la demanda nacional de energía.

TERMOFLORES por su parte fue vendida en un 100% en septiembre de 2019 por parte de la firma Celsia, perteneciente a Argos, a Prime Energía Colombia S.A.S y a Prime Barranquilla S.A.S., empresas subsidiarias de la norteamericana EnfraGen LLC, filial de Glenfarne Group. La operación de venta tuvo un costo de USD $420 millones e incluyó las centrales de generación térmica Flores I y Flores IV, integrantes de la llamada Zona Franca Celsia en Barranquilla con una capacidad instalada de 610 MW térmicos con combustible dual a gas y Diesel. La firma compradora EnfraGen LLC tiene como objetivos empresariales la construcción y operación de activos energéticos en Latinoamérica.

SOPESA, la otra planta térmica privada, es la sigla de la Empresa de Energía del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina EEDAS S.A. E.S.P. S.A E.S.P., constituida mediante escritura pública No. 1697 otorgada el 03 de diciembre de 2007 ante la Notaría Única de San Andrés Isla operando bajo un contrato de concesión con el Ministerio de Minas y Energía.

Según un documentado análisis del economista Jorge Vergara Carbó, la operación se diseñó de manera escrupulosa para sacar del mercado a CORELCA, la obligaron a  “comprar toda la energía y potencia que generarían estos proyectos con las consecuencias negativas para la empresa, debido a que el precio que se le reconocía (Cargo por Confiabilidad) para garantizarle al país un suministro de energía y potencia estable que evitara a futuro un nuevo apagón, no cubría los costos en que incurriría la Corporación por generar un kilovatio–potencia, que no vendía al mercado eléctrico por cuatro razones: La primera, tenía que competir con el sistema hídrico cuyo costo de generación es y será siempre más bajo que el térmico. Segundo, su mercado cautivo que eran las siete electrificadoras de la costa, lo que perdieron al obligar a estas empresas a comprar la energía por licitación; en tercer lugar, le prohibieron su  integración vertical y,  en cuarto lugar, obligarlas a comprar toda la energía en San Andrés al privado SOPESA, cuando lo correcto era entregarle la generación y distribución al operador privado pero a pesar de habérselo solicitado por escrito al ministro Jorge Eduardo Cock Londoño, éste decidió entregarle la distribución a unos comerciantes que no tenían idea del negocio. Años más tarde se le entregó a SOPESA la distribución”.

Por último, indica Vergara “le quitaron el negocio más rentable, la trasmisión regional para entregársela a Isagen, luego a ISA y hoy a Ecopetrol, su mayor accionista con el 51,4%”.

Los dirigentes gremiales, al igual que los dirigentes políticos de ese entonces, callaron todos. Se les olvidó que parte de las redes y subestaciones se construyeron con los recursos de una sobretasa del 20% que pagamos los usuarios, con préstamos externos y recursos del PGN.

Todo fue cuidadosamente planificado. El flujo de caja de CORELCA se fue paulatinamente deteriorando así que los nuevos jugadores del negocio buscaron y obtuvieron un blindaje jurídico para que cuando se firmará el contrato la nación, a través del Ministro de Hacienda, diera el aval así que anualmente se cubrían los faltantes de CORELCA vía Presupuesto General de la Nación en una suma promedio de $100.000 millones.

El Consenso de Washington

Entra el Consenso de Washington, con su fanfarria de privatización, y vemos cómo CORELCA, ese botín jugoso, es atacada por los grandes jugadores de energía del interior del país, bajo la batuta neoliberal de César Gaviria. ¡Bravo, César! Las Leyes 142 y 143 de Servicios Públicos y Energía, aún vigentes a pesar de su obsolescencia, abrieron la puerta para que proyectos como TEBSA y TERMOFLORES fueran vendidas y revendidas, mientras CORELCA miraba desde el banquillo. ¡Magnífico espectáculo!

Las maniobras para destruir a CORELCA fueron dignas de una obra maestra de la conspiración. Según el economista Jorge Vergara Carbó, la obligaron a comprar energía a precios que no cubrían los costos, compitiendo con el más barato sistema hídrico, y le prohibieron su integración vertical. ¡Todo para que los nuevos jugadores se beneficiaran y el Estado tuviera que inyectar dinero vía Presupuesto General de la Nación! ¡Un plan sin fisuras!

Pero la historia no termina aquí. ¿Recuerdan la Ley 143 de 1994? Gracias a Guido Nule Amín y Eduardo Verano de la Rosa, CORELCA fue desmembrada, prohibiéndole competir mientras fortalecían a las empresas energéticas del interior. ¡Qué maravilla de justicia!

Eduardo Verano de la Rosa

Y ahora, como si fuera una broma cósmica, los mismos de antes, encabezados por Eduardo Verano de la Rosa, se presentan como salvadores, proponiendo una nueva empresa energética para el Caribe, en la reunión de la RAP Caribe en junio de 2024. ¡Vaya, vaya! Volvemos a la casilla de salida, como si nunca hubiéramos salido de esta pesadilla energética. El gerente Jesús Pérez, con su optimismo inquebrantable, nos dice que es increíble que sigamos sufriendo con tarifas altas teniendo tanto sol y viento. ¡Ah, la ironía!

El presidente de la RAP Caribe, quién más que Eduardo Verano de la Rosa, llama a inversores “sólidos” —posiblemente los mismos ElectriCaribe, Afinia, o A-ire— para participar en esta nueva farsa. ¡La opereta bufa continúa!

CORELCA, antes una poderosa entidad, recibió una sepultura aparentemente sin dolientes. Su desguace fue meticulosamente planeado y ejecutado, y ahora, en una jugada maestra, los mismos responsables de su desaparición posan como héroes. Y así, la historia se repite, la desmemoria hace su trabajo, y nosotros, el público, nos encontramos atrapados en esta interminable y electrizante comedia.

¡No se pierdan la próxima entrega! Desvelaremos los nexos societarios de Alberto Ríos Velilla y sus alianzas políticas y económicas en la región Caribe. ¡El espectáculo debe continuar!

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