Fuertes críticas le han llovido por estos días a la senadora del partido ASI, Berenice Bedoya, por sus recientes declaraciones sobre su desacuerdo expresado públicamente, con el proyecto que busca reducir el salario a los congresistas.
Bedoya afirmó que «He hecho cuentas sobre lo que vale hacer el mantenimiento de un carro, de las camionetas, el sostenimiento de los escoltas cuando sale con uno porque toca pagarle el hotel, los viáticos y la comida», inició.
Y luego añadió que descontando seguridad social, impuestos y demás, le quedan libres $8.000.000, una suma de dinero que, a su juicio, es poca. Por lo tanto, considera que no es pertinente reducir el sueldo de los congresistas.
Y eso que mediante el decreto 1546 que dejó firmado el presidente Iván Duque, los senadores y representantes pasaron de ganar $34.418.433 a $35.106.000 mensuales, lo que representa un incremento de su salario de $688.368.
En este punto habría que recordarle a Bedoya que miles de trabajadores en Colombia, ganan 34,4 veces menos que los congresistas, y con esa cantidad sobreviven.
Y que un análisis hecho por el diario La República, mostró que Colombia es el segundo país de Latinoamérica —superado únicamente por Chile—, con la distancia más grande entre lo que ganan los congresistas y el salario mínimo, que es de un millón de pesos.
Valdría la pena que la senadora Bedoya justificara su sueldo con la importancia y trascendencia de sus propuestas, con el contenido de sus debates y con la contundencia de su control político en favor de sus electores, y no con el mantenimiento de sus camionetas y sus escoltas.
Berenice Bedoya hizo recordar a otro excongresista del Partido Conservador, Juan Manuel Corzo, que precisamente hace 10 años, decía algo parecido.
«Es imposible sostener dos carros y tener gasolina para dos carros. Nosotros (los congresistas) ganamos menos que muchos empresarios en Colombia», dijo Corzo aquel 16 de septiembre de 2011 cuando era presidente del Congreso y las usó para argumentar que no tenía cómo pagar el combustible de sus camionetas, cuando se presentaba un proyecto para que los congresistas asumieran ese gasto de sus propios bolsillos.
En Colombia, la relación salarios parlamentarios con salario mínimo es de 34,4.
Venta de avales
Pero no es la primera vez que Berenice Bedoya, está en el foco de la polémica por su aparente “necesidad de dinero”.
En el 2019, algunos aspirantes a elecciones locales y departamentales, la acusaron de cobrar por entregar avales de su partido ASI, donde es representante legal.
En ese entonces, Angie Martínez, quien pertenecía al comité ejecutivo nacional de la ASI, hizo los señalamientos a través de la W Radio, por la forma en que presuntamente se entregaban los avales en esa época.
Según Martínez, meses previos a las elecciones de ese año, ya existían denuncias y procesos penales en distintos departamentos por la “venta” de los avales que podían costar entre diez y doscientos (200) millones de pesos dependiendo del cargo y la región.
En su momento Bedoya se defendió de las acusaciones y afirmó que las acusaciones hechas por Martínez eran delicadas y que de no tener pruebas estaría incurriendo en la injuria y la calumnia.
A esto se sumó la polémica al interior del partido por el aval otorgado a Roberto Jiménez Naranjo, hermano del ex jefe paramilitar Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “macaco.”
Una denuncia más tuvo que ver con el aval que Berenice Bedoya le habría otorgado a Bernardo Figueroa, postulado a la Alcaldía de Puerto Caicedo (Putumayo), quien en el año 2015 había sido capturado en Santander, por un cargamento de cocaína que iba al interior de una ambulancia que estaba a su cargo en una misión médica.
Y un concejal de Tibú (Norte de Santander), Víctor Julio Sánchez, aseguró que para poder participar nuevamente en las elecciones con el aval del partido ASI, debió entregar la suma de $250.000 pesos.
Frente a tales denuncias, en el sector del Comité Ejecutivo de la ASI, que acompañaba a Berenice Bedoya, alegaron que todas estas denuncias no eran más que una campaña de desprestigio por parte del sector que respaldaba al recordado senador senador Jonatan Tamayo conocido como Manguito, que en ese momento enfrentaba un proceso de pérdida de investidura, por contradecir a la colectividad que representaba en el Congreso y apoyar al uribismo.
No obstante, admitieron que podían estarse dando en las regiones, algunas irregularidades con la entrega de avales.
Las denuncias al final quedaron solo en eso.
Tras sus declaraciones iniciales la senadora Bedoya ha reculado y afirmado que sí apoyará la iniciativa de reducción de sueldos para los congresistas. Así que le tocará, tras la aprobación del proyecto, hacer una «vaca» para sobrevivir hasta fin de mes.