El mismo día, sin proponérselos ni acordar ninguna estrategia de divulgación, aparecieron tres caricaturas en los periódicos de mayor tradición en Colombia, que muestran una triste realidad del país: la debacle moral haciendo mella en nuestras fuerzas militares.
El miércoles 12 de febrero de 2020, tanto el diario El Espectador como El Tiempo, medios de comunicación de nivel nacional y que por su tradición y poder económico ejercen gran influencia en la opinión pública, sobre todo en las áreas de gobierno, publicaron las siguientes caricaturas:
Estas publicaciones aparecen varios días después del fallecimiento de alias Popeye reconocido sicario y lugarteniente de Pablo Escobar, graduado con doctorado y summa cum laude en el crimen después de haber volado un avión de pasajeros que salía de Bogotá hacia Cali.
Y lo que nadie en Colombia esperaba, ni se le pasaba remotamente por la mente, era que el comandante del Ejército de Colombia, general Eduardo Zapateiro, lamentara la muerte de Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye.
“Hoy, como comandante del Ejército, presento a la familia de Popeye nuestras sentidas condolencias. Hoy ha muerto un colombiano, haya pasado en su vida lo que haya pasado. Estuve también comprometido en la lucha contra el narcotráfico en ese año 1993, decirle que lamentamos mucho la partida de Popeye, somos seres humanos, somos colombianos”.
No hay ningún argumento válido que subsane este desliz del general Zapateiro, aunque sabemos que lo hizo con la mejor intención y como acto de humanidad, pero él debe saber, ante todo, que representa una institución muy prestigiosa y que todos lo colombianos hemos puesto en sus manos, en su pensamiento y en sus palabras toda la confianza para la tranquilidad y paz de nuestras familias.
Presentar condolencias es sentirse dolido, afectado, sentir dolor en el alma. Eso tal vez, pensamos todos los colombianos, sintió en general Zapateiro por la muerte de Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, quien asesinó a más de 527 policías, además de dirigentes políticos y civiles.
Fue una salida en falso. Si no sintió tristeza, ni pesar y dolor en su alma, y lo hizo a nombre de la institución, peor aún, pues en su alto cargo solo es menester presentar condolencias a dignatarios y personas de bien que han contribuido al desarrollo, la paz y concordia del país.
Las caricaturas lo dicen todo.