Así dijo el presidente Gustavo Petro: “todo policía de barrio sabe dónde queda la olla, lo que pasa es que la olla compra al policía”. El presidente de la República y quienes compraron el software espía Pegasus a Israel, son las personas más “dateadas” de Colombia. El director de la Policía Nacional está en la obligación de mantener al día al presidente de todo lo que sucede con esta institución. Por lo tanto, lo que dijo el primer mandatario es una frase con altísimo sustento verificable, lo que la convierte en una verdad absoluta en este país.

Anuncios

Además, es una verdad que todos ya sabíamos y que en algún momento hemos expresado. Esta frase del presidente Petro resume o condensa el estado de postración y degradación ética del Estado colombiano ante al corrupción.

Las preguntas obligadas, entonces, son: ¿Dónde está la falla? ¿Quién genera esta situación, la institución o los funcionarios que laboran allí? ¿Es un problema de formación o una tara moral de los colombianos? En todo caso, es una prueba más de que la corrupción en Colombia hizo metástasis en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

He aquí algunos ejemplos que le dan la razón al presidente Petro:

Estas denuncias son tan graves en esta institución, que algunos conocedores del tema hablan de una estructura criminal-institucional para el manejo del microtráfico en la que las relaciones con el tipo de estupefaciente están bien determinadas por rango de mando. Por ejemplo, aseguran estos expertos, que los tenientes y sargentos están a cargo de lo que tiene que ver con el microtráfico de la marihuana; los capitanes y mayores, a cargo del microtráfico de la cocaína y otras drogas duras. Los coroneles y rangos superiores, manejan las relaciones macro con capos del narcotráfico.

Es por ello que el policía de barrio que está al modo de un sargento o un teniente, maneja todo lo relacionado con la olla de microtráfico de la comunidad a su cargo.

Todo esto está relacionado con el papel que han asumido las estaciones de policía de receptoras de personas sindicadas privadas de la liberta; sobre todo en la ciudad de Barranquilla, en donde el hacinamiento en estos centros operativos de la Policía sobrepasa lo más inhumano sobre la tierra.

¿Por qué la Policía no se queja, no expone esta situación ante entes gubernamentales superiores? Para algunos expertos en el tema de seguridad, es allí donde comienzan las relaciones delincuenciales de la institución. Argumentan que este estado de confusión y caos es aprovechado por algunos comandante de estas estaciones para utilizar la mano de obra delincuencial. Parecen ideas descabelladas, pero no hay investigaciones que digan lo contratrio.

Publicidad ver mapa

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.