Lo que va de Jair Klein a la compra del software Pegasus

La semana pasada el periódico israelí Haaretz reveló un escándalo que compromete directamente al director de Cooperación Internacional en Defensa del Ministerio de Defensa israelí, Yair Kulas, quien presuntamente a través de ese departamento de asistencia a las exportaciones de dicho Ministerio, habría facilitado la venta del software espía Pegasus, a una empresa colombiana en el año 2021.

Medios colombianos replicaron la noticia, señalando que se trataba de una transacción entre los ministerios de Defensa de ambos países, pero en realidad, el medio afirma es que la gestión de acercamiento entre la compañía NSO Group, fabricante del software espía y la supuesta empresa colombiana, la adelantaron funcionarios del Gobierno de la época del presidente Iván Duque con homólogos del gobierno israelí. Al menos eso sugieren las fuentes consultadas por el periódico israelí.

Durante el tiempo que lleva Kulas al frente de esa entidad, opositores al Gobierno de Benjamín Netanyahu, han alertado sobre sus conductas poco transparentes o éticas por varias actuaciones con visos de corrupción.

Pero entre ellas ha sobresalido un acuerdo que le llamó la atención a Amir Eshel, director general del Ministerio para la época y ex jefe de la fuerza aérea; en el que supuestamente, funcionarios del gobierno colombiano (Iván Duque), pidieron que se le permitiera a una empresa colombiana, de la cual se desconoce su nombre, pagar en efectivo a la firma israelí NSO Group, fabricante de Pegasus, la friolera de $13 millones de dólares, por la compra del software. Y que el dinero sería trasladado a Israel en un jet privado.

El Sibat ayuda a los productores israelíes de armas, equipo militar y de combate, y de cibertecnología a cerrar acuerdos con gobiernos de todo el mundo. Y durante la dirección de Kulas, el porcentaje de acuerdos entre gobiernos saltó de alrededor del 10 por ciento a casi un 30%. Recalcando que el Sibat cobra una comisión de hasta el 2 por ciento por los llamados acuerdos G2G.

Pero el asunto es que la comercialización de este software de espionaje requiere de la aprobación del Gobierno israelí que entabla un primer contacto con sus pares de los países interesados, aunque la tecnología vaya a ser adquirida por privados.

Bajo esa premisa, cuando se conoció la información en Colombia, de inmediato exfuncionarios de la administración Duque dejaron claro que las presuntas negociaciones para la adquisición del software espía Pegasus, no tuvieron lugar. Las autoridades colombianas han enfatizado que tales operaciones tecnológicas no se pueden llevar a cabo sin la aprobación directa de Estados Unidos, su principal socio en cuestiones de inteligencia digital.

Colombia no adquiere ese tipo de programas si no tienen el visto bueno de Estados Unidos”, le aseguraron las fuentes a La W Radio, destacando la dependencia de la aprobación norteamericana para procedimientos de esta índole.

Asimismo, desde el Ministerio de Defensa aseguraron que tras revisar sus archivos y bases de datos, en busca de contratos firmados entre 2020 y la actualidad, no encontraron ninguno de esa índole, lo que descartaría oficialmente, según la entidad, la realización de tal operación.

Sin embargo, el medio israelí afirma que en efecto, «Según varias personas involucradas, en 2020, NSO negoció con una autoridad del gobierno colombiano para vender su infame software espía Pegasus».

Pero la transacción habría sido aprobada por el Sibat, solo hasta finales del 2021, luego de que la firma NSO Group cumpliera con una serie de requerimientos que le fueron exigidos.

Pero lo que ha llamado más la atención es la cantidad de dinero pagado y el hecho de que haya sido en efectivo en uno de los bancos más importantes de Israel.

Entonces, si no fue ninguna entidad del Estado, ¿quién compró este software en Colombia y para espiar a quiénes?

Yair Kulas, delegado del Ministerio de Defensa de Israel, reunido con Jairo García Guerrero, viceministro para la Estrategia y Planeación del Ministerio de Defensa de Colombia

Lo cierto es que justo para los días que señala el medio israelí, exactamente el 31 de octubre del 2021, se realizó en Tel Aviv una reunión entre delegados del Ministerio de Defensa de ese gobierno, encabezada justamente por Yair Kulas, y del Mindefensa de Colombia, liderada por Jairo García Guerrero, viceministro para la Estrategia y Planeación, de la cual dan constancia en pocos medios y que no parece mera coincidencia.

Fuertes cuestionamientos a Pegasus

Pegasus es un spyware instalado a distancia en dispositivos que ejecutan ciertas versiones de iOS (el sistema operativo móvil de Apple) y Android. Pegasus es capaz de leer mensajes de texto, rastrear llamadas, recopilar contraseñas, rastrear la ubicación del teléfono y recopilar información de las aplicaciones.

Su comercialización ha sido duramente cuestionada por ONGs de Derechos Humanos y por los propios gobiernos que lo consideran una herramienta que violenta el derecho a la intimidad y al libre pensamiento pues desde que comenzó a venderse quienes lo han adquirido no ha sido precisamente para la seguridad de un país sino para espiar a opositores.

El año pasado las autoridades nacionales y los tribunales de los países miembros del Consejo de la Unión Europea, que han utilizado el software Pegasus han sido requeridos a ofrecer aclaraciones.

En España por ejemplo el Gobierno sigue una investigación por el espionaje a líderes del independentismo catalán y a otros políticos. Incluso al mismo presidente Pedro Sánchez.

Aparte de Reino Unido, Alemania, y el FBI de EE.UU, países como Finlandia, Palestina, Kenia, Suiza, Canadá, Grecia, Polonia, Tailandia, Singapur, Hungría, Kazajistán, Azerbaiyán, India, Arabia Saudita, Marruecos, México, Togo, Ruanda, Líbano, Israel, Jordán y Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Yemen, Baréin, Congo, Uganda, Argelia, Omán y Turquía, habrían comprado a NSO Group, el software.

Investigaciones adelantadas por periodistas, Organizaciones No Gubernamentales, han identificado a varios de los más de 600 políticos y funcionarios, casi 200 periodistas, 85 defensores de derechos humanos y 65 ejecutivos en 34 países (incluyendo México) en la lista de posibles espiados a través de Pegasus.

Entre éstos están los números telefónicos de un reportero mexicano asesinado y de otros 25 comunicadores de ese país.

También varios medios dieron cuenta de que tras el asesinato en Turquía, del periodista Jamal Khashaggi del Washington Post, se comprobó que estaba siendo espiado por Arabia Saudita a través de este software. Y se acusa a la empresa fabricante de haber comercializado su programa espía entre gobiernos totalitarios y con conflictos internos.

En Colombia, si bien hasta el momento no existe información que confirme la compra del software, durante la campaña presidencial pasada en el 2022, el candidato de la izquierda, en ese entonces de la oposición, hizo serias denuncias sobre presuntos espionajes que se le estaría haciendo desde la Fiscalía General de la Nación. Pero la denuncia quedó en nada.

También llama la atención que entre el 2022 y 2024, la misma Fiscalía ha ordenado allanamientos a varios medios de comunicación independientes.

De Yair Klein a Yair Kulas

De confirmarse quiénes fueron los particulares privados colombianos que adquirieron el programa de espionaje Pegasus a Israel, y con qué propósitos, el país entraría a ser parte de la lista de estados cuestionados por el espionaje ilegal con Pegasus, pero eso no es nada nuevo en Colombia, donde funcionarios del gobierno de Álvaro Uribe enfrentaron investigaciones, precisamente por las escuchas ilegales.

Tampoco sería nada nuevo para Colombia eso de utilizar todo lo que ofrece Israel para la “seguridad”. Como el entrenamiento militar que dio el mercenario israelí Yair Klein a grupos de paramilitares. Klein se retiró del servicio militar activo en 1983 y montó su propia firma de seguridad en Israel, llamada Hod Halanit, mediante la cual estableció contactos con organizaciones armadas a quienes no solo les ofrecía entrenamiento, sino que les vendía armas.

En Colombia, en 1988 llegó a Puerto Boyacá, donde entrenó, entre otros, a los hermanos Carlos y Fidel Castaño y al sicario que asesinaría después al político Luis Carlos Galán. Estuvo envuelto en una transacción de armas que terminaron en manos del Mexicano, el capo del cartel de Medellín, y en episodios truculentos e intentos de golpe de Estado en Honduras, Panamá, Líbano y algunos países de África.

Fue procesado como reo ausente en Colombia y condenado a más de diez años de prisión en 2001. Estuvo detenido tres años en Rusia, aguardando una solicitud de extradición de Colombia, y logró, a fines de 2010, ser enviado a Israel, donde vive ahora, tranquilo.

En su libro ‘El caso Klein, los orígenes del paramilitarismo en Colombia’, de la periodista Olga Behar, el mercenario israelí contó que tras su primera visita a Colombia y entrevistarse con el entonces alcalde de Puerto Boyacá, ganaderos, varios exmilitares y funcionarios del DAS y del Ejército de la época, regresó a Israel.

«Volví a Israel y de inmediato pedí una reunión con el Ministerio de Defensa, más específicamente con el Sibat (agencia a cargo de temas internacionales). Yo no podía hacer nada sin su permiso, pues estaba inscrito en el directorio de esa oficina.

«En relación con los ganaderos, me dijeron: "Es tu problema, a nosotros no nos importa. Según la ley israelí, si le vendes pasta dental al Ejército, necesitas nuestro permiso; pero si entrenas civiles, no es nuestro problema. El problema es de Colombia», señala.

Y afirmó que Israel sabía que estaba en Colombia; el DAS también lo sabía, al igual que el Ejército. Un mes después de la entrevista con el Sibat viajó a Colombia a cumplir con la tarea.

Y es que según los entendidos, pese al revuelo internacional que causó el tema de Yair Klein, y lo que está ocurriendo ahora con Pegasus, nunca ha habido un indicio de que las autoridades israelíes quisieran detener la lucrativa exportación de armas y conocimientos técnicos.

No es agradable oír que hay israelíes haciendo cosas feas“, dice el primer ministro Yitzhak Shamir, pero “el Estado de Israel no puede ser responsable de ello“.

Ya en 1989, columnistas del Washington afirmaban que Shamir, sabía que las ventas militares en el extranjero se consideraban, y aún hoy, un interés nacional vital para Israel. “Las exportaciones de armas son también una fuente obvia de divisas, necesarias para la -entonces- tambaleante economía de Israel. Pero existe una lógica empresarial más básica. Para tener su propia industria de defensa (un requisito si Israel quiere evitar una dependencia total de la bondad de otras naciones) debe lograr economías de escala. La industria armamentística israelí debe fabricar muchas más armas, balas, proyectiles, uniformes, tanques y radios de las que el propio Israel puede utilizar”, afirmaban.

Hoy día, Israel ha conseguido ser una de las principales proveedoras de todo tipo de armas, de tecnología avanzada, vehículos de guerra tanto aéreos como acuáticos y terrestres, y por supuestos de ciberseguridad y espionaje.

Y como en su momento le señaló el Sibat a Yair Klein, y por lo visto siguen manteniendo con la venta de Pegasus: si el negocio es con civiles “no es nuestro problema”

Entonces, ¿en Colombia nadie está seguro con su teléfono celular?

Así las cosas, nadie sabe quién tiene el peligroso software Pegasus y cómo lo está utilizando, quiénes son sus objetivos. Nadie sabe si lo compró una sola empresa o si hicieron una vaca para obtener esta poderosa herramienta de espionaje.

Quienes lo tienen seguramente están haciendo de las suyas, espiando a todo el que quieran, o vendiendo la información que obtienen con el espionaje que realizan con el software Pegasus.

Cualquier persona en Colombia puede ser el objetivo. Es urgente que las autoridades investiguen y descubran quienes compraron esta herramienta de espionaje, y ante todo, ponernos a salvo a todos los colombianos.

Por el momento, solo sabemos que la revista Semana, es una de las pocas empresas que ha obtenido y revelado información estrictamente privada, extraída de celulares y nadie se explica cómo.

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