Si la Fiscalía General de la Nación hiciera un trabajo exhaustivo contra la corrupción, más de la mitad de los alcaldes de Colombia podrían correr la misma suerte que Juan Francisco Rojas Hinojosa, exalcalde de Becerril, Cesar.
Bajo su mandato, el municipio se convirtió en un laboratorio de irregularidades contractuales y obras inconclusas que claman justicia. Esta es la historia de cómo la corrupción transformó proyectos prometedores en monumentos a la desidia.

Alcantarillado: Un elefante blanco que apesta a corrupción
En enero de 2017, Rojas Hinojosa adjudicó un contrato de 4.000 millones de pesos para la construcción del sistema de alcantarillado de Becerril. Hoy, casi seis años después, las obras están suspendidas, el sistema está inoperante y Becerril sigue ahogado en promesas incumplidas. La Fiscalía ha documentado pagos fraudulentos por 411 millones de pesos por actividades no ejecutadas, como excavaciones fantasmas y tuberías que nunca se instalaron.
Plaza Rosso Machado Cruz: Otra página negra
En 2018, el mismo exalcalde inició la construcción de la plaza Rosso Machado Cruz con recursos del Sistema General de Regalías. Aunque el proyecto costó $20.000 millones de pesos, hoy los espacios están abandonados y deteriorados. La Contraloría evidenció sobrecostos, materiales de baja calidad y una ejecución tardía que generaron un detrimento patrimonial de $4.000 millones de pesos. ¿El colmo? A pesar de la inversión millonaria, ni siquiera los camerinos están operativos.
La red de corrupción: Un “club de amigos” en el poder
La Fiscalía también señala a Isabel Cristina León Peñaranda, exsecretaria de Obras Públicas, y al contratista Raúl Alfonso Cardozo Nuncira como piezas clave de esta maquinaria corrupta. Juntos, habrían manipulado procesos contractuales para beneficiar a ciertos contratistas, ignorando las normas legales y técnicas que regulan las obras públicas.
Entre la ilegalidad y la impunidad
Lo más indignante no es solo la magnitud del desfalco, sino el patrón repetitivo de corrupción que asfixia a municipios como Becerril. Obras inconclusas, contratos direccionados y el descaro de funcionarios que actúan sin temor a rendir cuentas. La captura de Rojas Hinojosa es un paso, pero el verdadero reto es garantizar que estos crímenes no queden en el limbo de la impunidad.
Reflexión final: Una realidad nacional
La corrupción de Juan Francisco Rojas Hinojosa no es un caso aislado; es el reflejo de un sistema que permite a mandatarios locales manejar presupuestos públicos como si fueran su patrimonio personal. La Fiscalía tiene en sus manos una responsabilidad titánica: limpiar las instituciones y devolver la esperanza a los ciudadanos. ¿Será capaz de hacerlo?