Los megacontratistas son entidades y personas especializadas en contratar sucesivamente con todas las dependencias del estado colombiano en los más disimiles encargos en donde por regla general superan la cuantía de mil millones de pesos. Al sumar el total de obras da cantidades fabulosas de uno, dos, tres y cuatro billones de facturación anual.

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Precisamente por los altos costos del servicio a contratar son procesos que por disposición legal exigen la apertura de convocatorias públicas para promover la pluralidad de proponentes y la transparencia en su otorgamiento y ejecución. Por lo general sucede todo lo contrario: proponentes colusionados, contratos otorgados a dedo y por supuesto el respectivo reparto de coimas con participaciones que parte del 10% del contrato hasta el 20%.

Por otra parte se encuentran dentro de esta lista de megacontratistas empresas muy conocidas -ya sea por protagonismo publicitario positivo y negativo- o por su vinculación directa o indirecta con funcionarios -o ex funcionarios- públicos administrativos.

Consultoría Colombiana S.A. (CONCOL): una historia de éxitos

Esta empresa especializada en consultoría y asesoría -fuente inagotable de contratación estatal ya que es un requisito fundamental para la ejecución de proyectos-, se fundó el 26 de abril de 1972. Dos años después, en 1974, hubo un importante cambio en su accionariado. Desde entonces ha participado en más de 1305 proyectos que le dieron solidez y envergadura nacional.

Eran tan modestos en sus inicios que la inicial sede de la firma en Bogotá estaba situada en una pequeña oficina arrendada compartida con un ingeniero situada en la calle 17 con carrera Novena en pleno centro. Los dos primeros encargos fueron una especie de rediseño a un puente sobre el río Guavio y uno de mayores dimensiones: el diseño de la línea de transmisión Cartagena-Chinú para la extinta Corelca. Según dice la narrativa de la empresa “Por esa época, el diseño estructural de torres de transmisión era muy competido y Consultoría Colombiana S.A., recién fundada, decidió abrir su departamento de obras eléctricas, trabajando simultáneamente en contratos de interventorías viales y en estudios de suelos para edificaciones”.

Seguimos con la historia que cuentan los brochures de Concol: “Era duro competir frente a las primeras consultoras de la época como CEI, Estudios Técnicos, Hidroestudios, Ingetec, Integral, Interdisenos, Salgado Meléndez, etc. Diez años y 155 contratos después, a partir de la interventoría de líneas a 115 kV como la de Neiva-Altamira para el ICEL en 1973 y el diseño de la de Chivor-Torca en 1977 a 220 kV para ISA, se había aumentado su participación en el sector de transmisión eléctrica, área en la que a través de sus distintas épocas ha ido acumulando experiencia y conocimientos con proyectos de mayor complejidad, manteniendo su frente original de trabajo en el sector transporte e incursionando con éxito en muchos otros”.

Un éxito empresarial apoteósico como se ve con un portafolio que lentamente se fue diversificando en disimiles frentes. En ese momento tenían la sede en un casa y tras la llegada de contratos en la década de los ochenta se mudan a un edificio en la carrera 20 con calle 37, en La Soledad para efectos de crecimiento en el portafolio de sus actividades.

El sector eléctrico seguía proporcionando crecimiento y contratos con entidades estatales: el Sexto Programa de Ensanches Zonas Rurales para la Empresa de Energía de Bogotá (1981-1995), el plan eléctrico de la zona metropolitana de Bucaramanga, el diseño de la línea San Carlos-Cerro matoso a 500 kV para ISA en 1984 y el diseño de la línea de transmisión del proyecto Guavio de 230 kV convertible a 500 kV (1986-1993).

En otras palabras, Concol se había convertido en un duro especializado en la ingeniería eléctrica aprovechando el concepto de política nacional de interconexión del sistema nacional generador eléctrico aplicando software en la sistematización de los equipos montados.

En el área de ingeniería civil en esa época, Concol hizo el Estudio de Factibilidad y Diseño Fase de la Interconexión Vial —incluyendo el hoy discutido Túnel de Oriente— entre Medellín y el Aeropuerto José María Córdoba, (1980-1987) para el Ministerio de Obras públicas y Transporte. 

Después pasa al ramo de la construcción, a partir de 1986 en la construcción de oleoductos en el sector de hidrocarburos en la siguiente década con Occidental de Colombia y Ecopetrol en el campo y el oleoducto Cano Limón-Covenas. Se avanzaba también en el mercado de servicios de consultoría para un sector con gran potencial: el de hidrocarburos. Fue necesario desarrollar destrezas comerciales para vender los servicios de la creciente planta de consultores. 

La empresa, ante su evidente éxito en varios sectores de la economía recibió en 1990 el Premio de Ingeniería Enrique Morales de la SCI por el trabajo sobre Normalización de estructuras metálicas para líneas de transmisión a 230 kV doble circuito para cambiar con celeridad las torres dañadas o averiadas  por los atentados terroristas de la época.

De ese reconocimiento surge el encargo de estudio ambiental e impacto de la línea San Carlos-San Marcos a 500 kV en 1994. 

Siguiendo con la racha de contratos en el sector eléctrico se hizo el estudio de sistemas eléctricos como el de Confiabilidad y pérdidas (1989-1993), el Estudio de Planeamiento del Sistema de Transmisión y Subtransmisión (1992-1995) para la Empresa de Energía de Bogotá y el de Neiva dentro del proyecto BOOT para ElectroHuila (1998). 

En esos años noventa la empresa sigue su vertiginoso crecimiento y diversificación con la incorporación a la planta de profesionales de especialistas en ambiente, sociedad, ingeniería de sistemas e industrial, asesoría financiera para conformar una nueva área que recién se imponía vía legal en la contratación de diversas obras como requisito sustancial para su correspondiente aprobación. Ello incluyó el modelamiento de todos los procesos de mantenimiento para el proyecto SCAM (Sistema Corporativo de Administración de Mantenimiento) para Ecopetrol corporativo y para varios de sus distritos de oleoductos y la Refinería de Cartagena (1993-1995).

En 1999 hizo los trabajos de diseño para el viaducto de Pipiral y el túnel de Buenavista, incluidos en el proyecto de interventoría de la famosa autopista Bogotá-Villavicencio, el estudio ambiental del cruce por la cordillera central de 53,4 km. de la carretera y túneles menores y el recientemente inaugurado del túnel de La Línea entre 1999-2001.

Es curioso que una empresa realice obras de ingeniería y a su mismo tiempo ofrezca los servicios de consultoría ambiental, dos campos dicotómicos que por lo general chocan en la realidad de sus concepciones de proyecto. Además, y esto es valido pero también curioso, le apostaron a las interventorías en la construcción de la Avenida Ciudad de Cali en Bogotá en el 2000, en corredores viales urbanos y de allí pasan a concesionarios de vías de primera generación con el tramo Bogotá-La Calera-Guasca-Sopo en donde participó en todos los roles: socio, diseñador, supervisor de calidad de obras, gerencia de proyectos y operador del recaudo de peajes. Es decir, todo en un yo con yo.

Pasan con suma facilidad al manejo del agua en acueductos y trabajos para distritos de riego como Coello y El Guamo. También para la evaluación geotécnica y la asistencia técnica para la reparación de las conducciones del sistema de Chingaza (1997).

La ampliación de su portafolio no se detiene en la primera década de los años 2000 con el diseño de 1.000 km de rehabilitación de la red férrea del Atlántico (2001), la interventoría a la concesión de la red férrea del Pacífico (2000-2006) y con los primeros proyectos dentro de una estrategia de internacionalización, como la interventoría de la construcción de la línea de transmisión Guasquitas-Panamá (2002), el diseño de la carretera Santo Domingo-Cruce Rincón de Molinillos para las Autopistas del Noreste en República Dominicana (2003) y el estudio de caracterización geotécnica del proyecto SIEPAC (Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central) a partir del 2004, en Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Panamá.

Otra área relacionada en temas técnicos de concesiones viales fueron los análisis financieros y estructuración legal de la concesión Rumichaca-Pasto-Chachaguí (2005-2007) y en el Tren de Cercanías para la Sabana de Bogotá y el Distrito Capital (2008).

Dentro de sus servicios en sistemas electromecánicos hizo la recoversión industrial de Acerías Paz de Río en 2005, las obras civiles e instalaciones industriales para la empresa Siemens en 2009 y consultoría de servicios técnicos -seguramente relacionados con el área ambiental- para Carbones del Cerrejón entre 2011 y 2013. 

Total que Concol tiene en la actualidad una planta de 1.200 empleados y oficinas principales en Bogotá y filiales en Panamá, Perú y Argentina. Su fuerte continua en el sector eléctrico con el diseño y supervisión de más de 20.000 km de líneas de alto voltaje, que corresponden al 75% del Sistema Interconectado Nacional.

Los clientes de Concol S.A. son: Acerías Paz del Río, Agencia Nacional de Hidrocarburos, Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), British Petroleum Exploration Company, Carbones del Cerrejón Limited, Canacol Energy Colombia S.A., Codensa S.A. E.S.P., Comisión de Regulación de Telecomunicaciones (CRT), Departamento Nacional de Planeación (DNP), Ecopetrol, Emerald Energy Plc Sucursal Colombia, Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), Empresa de Energía de Bogotá (EEB), Fondo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Fondo TIC, Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (FONADE), Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Instituto Nacional de Vías (INVIAS), Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), Isagen S.A., Metapetroleum Ltda., Ministerio de Educación Nacional, Mustang Colombia, Sucursal de Wood Group PSN Colombia S.A., Occidental de Colombia Inc., Oleoducto Bicentenario de Colombia, Oleoducto de los Llanos (ODL), Pacific Rubiales Energy, Repsol Exploración Colombia S.A., Transmetro S.A., Unidad Administrativa Ejecutiva de Servicios Públicos de Bogotá (UAESP).

Subsidiarias y venta de activos 

Concol S.A. tiene dos empresas subsidiarias que son Concol Construcciones S.A.S., Concol Ingeniería S.A.S., con las cuales participa en común en algunos de sus contratos. En el año 2016 Concol S.A. durante la alcaldía de Enrique Peñaloza en Bogotá ganó el contrato de consultoría con la empresa Metro de Bogotá, para determinar cual era la mejor ubicación para los patios del sistema de transporte.

En el 2017 la empresa canadiense de consultoría WSP compró a Concol.  La historia de esta empresa se inicia en Quebec en 1959 cuando las empresas de servicios de ingeniería, G.B.G.M. Ltd y Les Consultores Dupuis, Côté Inc., empezaron operaciones. En 1993, tras varias adquisiciones, cambió su nombre a Genivar. Por su parte en 1969 fue creada en Inglaterra WSP por y otros tres socios comerciales y para 1987 estaba incluida en la Bolsa de Londres.

La empresa WSP es una multinacional con sede en Montreal, Canadá. Se organiza en las siguientes áreas de servicios principales: Edificios, energía, medio ambiente, industria, minería y transporte e infraestructura.​

Genivar y WSP se fusionaron el 1 de agosto de 2012 creándose una gigantesca firma con 300 oficinas multinacionales y con una plantilla de 15.000 empleados. El 1 de enero de 2014 hubo una reestructuración de su estructura corporativa creando la sociedad matriz denominada WSP Global Inc. que adopta internacionalmente la marca WSP que es en suma la que compra en 2017 a Concol

Esta empresa, directamente o a través de su subsidiaria Concol se quedó con 6 grandes proyectos durante la gestión en la alcaldía de Bogotá de Enrique Peñaloza. Aquí viene lo bueno y que ambas empresas; WSP y Concol tienen de representante legal a Alexandra Rojas Lopera, una ingeniera industrial con maestría en economía que ingresó como gerente general de Transmilenio el primero de enero de 2016 hasta enero del 2018. De allí pasó, hasta mayo de 2019, al cargo de asesora. Es decir, pertenecía a la planta de la alcaldía de Bogotá.

Alexandra Rojas Lopera

Durante la campaña del aspirante a alcalde Holman Morris, denunció públicamente que el caso de Alexandra Rojas era la típica puerta giratoria entre entidades públicas y privadas en el caso de la construcción del Metro, pues ya mencionamos que Concol ganó uno de los estudios sectoriales para la ubicación de los patios del sistema de transporte.

La funcionaria cuestionada, ante un requerimiento puntual en tal sentido del portal La Silla Cachaca, respondió a través de la oficina de comunicaciones de WSP que «sí pasó del Distrito a la empresa pero que en ningún momento trabajó en ambas partes al tiempo, lo que sí generaría problemas».

Pierre Shoiry, es el Presidente y director ejecutivo de WSP.​

Pues no es cierto. Los contratos adjudicados a WSP y Concol se otorgaron entre 2017 y 2018, precisamente cuando Alexandra Rojas trabajaba para la alcaldía de Bogotá hasta su retiro en mayo de 2019. Fortuito o suerte, al mes siguiente, el 3 de junio, se vincula a WSP en calidad de Vicepresidenta de Operaciones. En un ascenso meteórico -lo que indicaría el alto grado de confianza- el 8 de agosto la nombran representante legal.

Todo este andamiaje con un entramado de fondo de intereses pues WSP y Concol ganaron el contrato para realizar los diseños y estudios para la troncal de Transmilenio por la 68 -la misma empresa en donde fungió Rojas Lopera como gerente general- con una obra en proceso de contratación. Esa fue precisamente la troncal que la entonces alcaldesa electa Claudia López le pidió al alcalde Peñaloza que no contratará al considerar que esos recursos deberían invertirse en los estudios de la segunda línea del metro.

Diseño del patio taller.

Al final, la nueva Alcalde Claudia López decidió dar marcha atrás en sus negativas accediendo a la construcción de esta control con el descontento de la ciudadanía que percibe a esa obra como un atentado urbanistico.

Es que el proyecto cuenta con jugosa inversión de $2,4 billones con una extensión de 17 kilómetros pasando entre las localidades de Tunjuelito, Puente Aranda, Kennedy, Fontibón, Teusaquillo, Barrios Unidos, Engativá, Suba, Usaquén y Chapinero.

El contrato de los diseños de la 68 se lo ganaron precisamente WSP y Concol con HMV Consultoría.

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