Por: Jan Slodvak

Frente a las variadas informaciones de prensa a nivel nacional sobre tráfico o acoso sexual en el ámbito de la Universidad del Atlántico, es pertinente aclarar que no se tratan de cuestionamientos a la vida íntima de su actual Rector, Carlos Prasca y menos a una escalada de moralidad en asuntos de la entrepierna excusable bajo los rigores del dicho popular “cada quien hace de su capa un sayo”.

Pero lo que no resultan creíbles son las excusas que se ha inventado el Rector Prasca y con el que pretende pasar de victimario de tráficos sexuales a víctima de una perversa celada urdida por sus enemigos con la proterva intención de dañarle su impoluta imagen de académico y hombre de ética a toda prueba. Nada de eso es cierto.

Prasca indica que su teléfono y el de su esposa fueron “hackeados”. Cierto, pues aparece intervenido el de él con conversaciones subidas de tono en donde aparece una imagen de insaciable y castigador, en una persona con una voz muy similar a la suya –no solo en la entonación, tesitura sino en el manejo del acento regional- en donde aparecen varios elementos importantes de su ideario sexual.

  1. Las alusiones como lugar de encuentro en la rectoría lo que permite inducir que se trata de una mujer vinculada a la institución educativa.
  2. La mención de una amiga común, también del mismo centro de estudios, que habría accedido a las pretensiones sexuales.
  3. Una especie de comunidad –prostitución, novias, amantes?- que prestaría servicios o favores sexuales en el ámbito de esa misma universidad y de la cual hace uso el rector.
  4. La foto desnudo de Prasca, en actitud somnolienta –el pospolvo o los efectos de una borrachera – no fue, como dijo, en el espacio de una alcoba familiar en foto tomada por su esposa – tal como presumiblemente indica–, sino en un conocido motel de Barranquilla en donde se aprecia en el fondo una especie de vitral de carácter erótico.
  5. Siendo un asunto tan escabroso a nivel nacional, y en donde Carlos Prasca involucró a su mujer (“me han dado en la parte más frágil: mi familia”, dijo entrevista de prensa) en lo relacionado a su celular, no se conoce la versión de la señora ni las circunstancias en que fueron sustraídas las fotos de su teléfono. El hackeo, en este caso, es en la interceptación de la línea telefónica y la grabación de conversaciones.

Asumamos, como dice Carlos Prasca, que todo se trata de un vil montaje de sus enemigos para desacreditarlo en su gestión en la rectoría de la Universidad del Atlántico. Asumamos, reiteramos, que quieren desbancarlo del caballo con un método artero pero que muestra sospechosa sintonía con las denuncias de Corrupción al Día sobre casi 10.000 órdenes de servicio que equivalen, en lenguaje electoral mínimo, a por lo menos 20.000 voticos que sirven para colocar un concejal, diputado y es importante base para los aspirantes a la Alcaldía y la Gobernación. Nada menos esa es la dimensión de la “academica” comisión que encarna el rector Prasca.

Echemos el rollo sexual hacia atrás, para vislumbrar si se trata de una conjura actual o es comportamiento reiterado del acusado Prasca. En su paso de Rector por el colegio María Dolores Ucros de Soledad hubo varios rumores sobre este tipo de conductas. Igual por el Itsa y en la Secretaría de Educación del Atlántico donde aparte de pedirlo, como señalaron informantes que pidieron mantener la reserva de su nombre, hizo otras celebres jugarretas que lo convirtieron en figura presta al servicio de interese politiqueros. Para mayor ampliación del tema: https://corrupcionaldia.com/carlos-prasca-un-lobo-con-piel-de-oveja/

Digamos sin ambages que Prasca no es ningún dechado de virtudes académicas. Una carrera auspiciada por supuestos logros académicos a bordo del Instituto Tecnológico de Soledad, institución de carreras intermedias que pegó un salto cuántico a universidad sin las condiciones para ostentar esta categoría. Un burócrata al servicio de la politiquería sin referencias conocidas de producción intelectual en artículos en revistas, prensa y mucho menos en material bibliográfico. El perfecto ignaro en la generación de pensamiento convertido, por obra y gracia de la politiquería de Barranquilla, en orientador y rector de la universidad pública más importante del Caribe colombiano.

Desde este punto de vista de promoción y generación de pensamiento propio, Prasca no cumple los requisitos intelectuales para dirigir una universidad, aunque valga admitirlo, acá se han dado varios casos similares que excusarían el desacierto de su escogencia. Un administrador de colegios elevado a su máxima potencia. Sobre su ética y moral, condiciones sine qua non de la Constitución política y las leyes para la docencia, se encuentra seriamente cuestionado desde diversos frentes, entre ellos, del escándalo sexual en que es protagonista a su pesar y penar.

Ese escándalo mediático en donde prima su fervorosa afición al coito anal ha provocado chistes y consejas de todos los calibres recorriendo Colombia y las redes sociales en donde es presentado en memes sarcásticos y fotografías nada edificantes para quien lidera procesos universitarios de alto nivel. Pero Prasca, provinciano hasta los tuetamos en su ideario, cree que la opinión pública puede manipularse con excusas paliatorios como si el mal no fuese por dentro y tuviese para él dimensiones apocalípticas pues su imagen sufrió un daño irreparable, aunque algunos, en forma de befa, aclararan que en el fondo no tenía ninguna imagen, así que no hay nada de que lamentarse.

Lo cierto es que si el Rector de la Universidad Nacional o la de Antioquia; para citar dos públicas, o de la Javeriana, Rosario, Andes y otras privadas estuviese en el centro de un huracán de estas características, los Consejos Directivos y Superiores le hubiesen solicitado, prontamente, su retiro de la dignidad del cargo de Rector.

Hasta este momento la única reacción que ha tenido el gobernador Verano, presidente del Consejo Superior fue señalar que “hay que investigar”, como si se tratase de un funcionario judicial, que en plata blanca equivale a señalar que hay que escuchar la debida defensa de Prasca basada en argumentaciones ya presentadas en donde prima, como objeto esencial, la teoría del complot armado por sus contradictores.

La renuncia de Prasca ha sido pedida por periodistas, analistas y organizaciones al considerar que su conducta probable afecta al buen desarrollo de la imagen de la universidad y que su liderato sufrió un menoscabo de carácter irreparable. Acá, en Corrupción al Día, por segunda vez le pedimos que dé un paso al costado corroborando, paso por paso, que la suya fue una elección viciada y que no se encuentra a la altura intelectual del cargo que ostenta. Para muestra lo expuesto en este artículo.

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