El 11 de enero en la red social Twitter apareció posteada una noticia por parte de la Secretaría de Cultura de Barranquilla y en la cuenta correspondiente al alcalde Jaime Pumarejo, dando cuenta de una visita protocolaria a la obra negra en construcción denominada Fábrica de la Cultura ubicada en la carrera 50, barrio Abajo, por parte de la nueva Secretaria de Cultura Distrital María Teresa Fernández, el Alcalde Jaime Pumarejo y el gerente de “infraestructura cultural y turística” Juan Jaramillo.

Loable y perfecta inspección in situ para confrontar el estado de las obras. Así que el fotógrafo oficial de la comitiva inspectora se despachó en tomas, todas transcendentes, sobre el suceso. Una de ellas es antológica. Aparece el Alcalde Pumarejo con un plano desplegado sobre sus piernas. En el lado siniestro la Secretaría Fernández y en el diestro el Gerente Jaramillo, observando como el alcalde señala displicente, explicativo, un detalle con su dedo apuntando al cenit del edificio.

Impresionante documento gráfico para descrestar incautos a nivel visual. Los tres personajes aludidos tienen en común varias relaciones y no son propiamente producto del fortuito azar las coincidencias. Jaramillo fue director en la pasada administración de Alex Char, de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo cuestionada por su nula labor en el impulso de una infraestructura cultural en la ciudad y se encuentra casado con la hija del fallecido empresario Farid Char Abdala, tío del ex alcalde y heredero, vía conyugal, de la participación accionaria de su suegro en el conglomerado empresarial Olímpica.

María Teresa Fernández fue la Secretaría de Cultura del Gobernador Eduardo Verano y como tal fue cuestionada en Corrupción al Día por el otorgamiento de multimillonarios contratos a dedo a fundaciones fantasmagóricas.

Esas no son los únicos puntos convergentes de referencia en los tres personajes de la fotografía. Con planos en mano del edificio Fábrica de la Cultura, observándolos con avizor detenimiento, uno pretendería creer que tienen conocimientos fundados en arquitectura e ingeniería. Ninguno de los tres conoce estas profesiones y todo el esplendor se debe al montaje de relaciones publicitarias a nivel de documento fotográfico en redes y en la prensa.

Finalizando con las afinidades del trío de funcionarios –o cuasi funcionario, tal veremos en el caso concreto de uno de ellos más adelante-, los tres desconocen profundamente los procesos culturales universales, nacionales y locales por pertenecer a una singular visión de los estratos socio económicos altos (6) de Barranquilla, proclives a la ligereza conceptual y la entronización de la farándula como formato sucedáneo de los procesos culturales.

Los recursos de financiación de la Fábrica de la Cultura

Ante el saqueo y robo de los recursos provenientes de las regalías, se creó el Sistema General de Regalías (SGR) promoviendo unos fondos regionales a través un ente administrador y ejecutor de ellos, sin personería jurídica denominados Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD) quienes estudian los proyectos presentados según necesidades locales y regionales debidamente fundamentadas bajo los parámetros legales del Acto Legislativo 005 del 18 de julio de 2011 y la Ley 1530 de 2012, entre otras.

Las funciones del OCAD según el Decreto 1075 de 2012 son la definición de los proyectos de inversión, evaluación, viabilización, priorización, las alertas sobre estos proyectos con los sistemas de monitoreo y control y la capacidad par ser ejecutor de los mismos en un claro marco de evitar los raponazos y los contratos “escenográficos”. En diciembre del 2017, en el marco de la última reunión de la OCAD Caribe se aprobaron 5 proyectos para el departamento del Atlántico por $86.401 millones.

Dentro de ellos se encontraba el proyecto “Construcción de infraestructura cultural de Barranquilla” por la suma de $23.709 millones. Valga señalar la pretensión absoluta planteada en la denominación del proyecto con su verdadero “aterrizaje” tal como fue la construcción de un edificio cerca de la carrera 50, en el barrio Abajo, con el propósito de servir de sede la Escuela Distrital de Artes adscrita a la Secretaría Distrital de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla dirigida por Juan Jaramillo que fue la entidad que echó a andar las obras con los recursos suministrados.

El diseño del proyecto parte de una conjunción de esfuerzos entre Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zürich) y la facultad de Arquitectura de la Universidad del Norte, con su decano Manuel Moreno. Ellos impulsan el concepto de Fabrica de la Cultura desde 2013 según se desprende de una información relacionada con el premio International Architecture Awards otorgado a 132 proyectos en todo el mundo por parte del Museo Athenaeum de Chicago de Arquitectura y Diseño y el Centro Europeo para Arquitectura, Arte, Diseño y Estudios Urbanos.

En el fondo se trata de un clásico proyecto estudiantil de facultad de arquitectura soportado básicamente en el formalismo desafiante y sin ninguna referencia de soporte social, cultural, urbano y económico de su entorno tal se corrobora al contraponer los “renders” y planos presentados en las primeras instancias del proyecto con la obra real en construcción. El pedido de recursos a la OCAD parte del palmarés de un premio a un proyecto y no a un estudio analítico de las verdaderas necesidades en materia de infraestructura cultural de Barranquilla. Grave desde la perspectiva que se plantee.

Según la información consignada en la página web de la Alcaldía de Barranquilla el 17 de abril de 2018, (https://www.barranquilla.gov.co/cultura/en-pocos-dias-inicia-obras-la-fabrica-de-cultura-en-barranquilla-2) la obra se inicia en esos mismos días. Dice el Alcalde Char que fueron 18 las firmas proponentes para la construcción escogiéndose al final al Consorcio ED Caribe 2018, conformado por la Sociedad Constructora de Obras de Vivienda e Ingeniería SAS –COVEIN- con un porcentaje de participación del 85% y la sociedad Vergel y Castellanos SAS con el 15%. COVEIN es una empresa de ingeniería con NIT: 800151054-7, matrícula de la Cámara de Comercio #0000143519 cuyo representante legal y propietario es Guillermo Cuello Lascano. (https://www.elheraldo.co/local/por-obras-en-la-loma-800-familias-han-sido-reasentadas-163457). El ingeniero Cuello Lascano con cedula de ciudadanía 7.469.166 se encuentra casado con Ilse Margarita Gieseken Manotas, perteneciente a una de las familias propietarias del diario El Heraldo con lo que se completa otro interesante perfil de coincidencias pues el actual Alcalde Pumarejo y la Secretaria de Cultura Fernández tienen la misma condición de vinculación familiar a los accionistas de ese medio de comunicación.

La construcción del edificio con una inversión asegurada de $24.000 mil millones de pesos con recursos financiados por el OCAD Caribe se inició en junio de 2018 con un plazo de entrega de 18 meses. ( http://zonacero.com/generales/en-la-fabrica-de-cultura-se-forjara-el-futuro-del-arte-en-barranquilla-alcalde-char-108036). Ello significa que el edificio ha debido entregarse debidamente acondicionado en diciembre de 2019 o en su defecto a inicios de enero de 2020. Pero según muestra el estado general de la obra desde el exterior y las fotos suministradas por las oficinas de prensa de la Secretaría de Cultura del Distrito y la Alcaldía, todavía se encuentra en obra negra en sus procesos constructivos.

La movida chueca de Juan Jaramillo de Secretaría Distrital de Cultura a gerencia de Infraestructura Cultural

Es de pertinencia indicar que durante la gestión de Juan Jaramillo en la dirección de la Secretaría de Cultura Distrital se plantearon varios debates por la precaria infraestructura cultural de la ciudad, agravada además con el cierre del teatro Amira de la Rosa, caída de la estructura del edificio de Bellas Artes, problemas de recursos financieros y cierre del Parque Cultural del Caribe y obras paralizadas del edificio del Museo de Arte Moderno.

Un panorama ciertamente tétrico en el que el director de los asuntos culturales de la Alcaldía se dedicó a promover retoricas de esperanza sin soluciones de fondo, todo con un tono alegre de “sacar pecho” por las casas distritales de cultura –que ni son distritales y menos casas- y los procesos formativos en áreas artísticas sin ninguna homologación ni evaluación sobre sus procesos y resultados académicos.

Aunque Jaramillo pretenda erigirse como el promotor de la convocatoria de estímulos, en la administración de Diana Acosta ya se había iniciado y después, abruptamente, mientras en todo el país se afianzaban estos procesos, en Barranquilla se suspendieron. En junio de 2017 el Concejo de Barranquilla promulgó el Acuerdo #0018 por medio del cual se institucionaliza la política distrital de estímulos en la cultura, siguiendo los lineamientos al respecto contenidos en el artículo 76 de la Ley 136 de 1994.

Si bien a Jaramillo le tocó montar la plataforma con una nula experiencia en estas lides y la ha sobrellevado con dificultades –pagos a destiempo a los ganadores-, fallos controversiales y desaciertos sobre la utilidad pública de algunos de los proyectos premiados; otros aspectos puntuales de la infraestructura cultural los dejó en el aire, entusiasmado como estaba; está, en la construcción del edificio de la fábrica de cultura.

Por ejemplo, el Acuerdo 004 de 2019 del Concejo de Barranquilla adopta la política de servicio público creando la red distrital de bibliotecas que es una muestra fehaciente de articular legalmente una carencia notoria de la infraestructura cultural en materia de promoción de lectura y apoyo a la industria editorial indicando, perentoriamente, con cuantos proyectos se inicia esta red bibliotecaria.

Ordena el Acuerdo en el parágrafo del artículo Cuarto que “se estimulará la creación de nuevos centros bibliotecarios, de manera prioritaria, en las localidades de Norte centro histórico, Sur oriente, Sur occidente, Rio mar, Metropolitana y los corregimientos de Juan Mina y La Playa”. En total siete bibliotecas públicas para formar una red distrital en la cual Jaramillo no movió un solo dedo para iniciar su proceso de proyecto, diseño, financiación y construcción.

Por ello resulta extraño que el Alcalde Jaime Pumarejo haya decidido crearle a Juan Jaramillo un puesto que no existe de un área ídem tal es la gerencia de Infraestructura Cultural del Distrito de Barranquilla y que en la práctica solo se dedicará a “supervisar” las obras de un edificio de $24.000 millones que ya debería estar inaugurado. Pumarejo también recibió estos regalos burocráticos en la administración Char cuando fue nombrado Gerente de Desarrollo de Proyectos de Ciudad (?).

Decimos que la Gerencia de Infraestructura Cultural es un puesto ilegal pues no se encuentra en la nómina del Distrito y tampoco tiene presupuesto. El Alcalde carece de la competencia legal para la creación de posiciones en la nómina distrital pues tales atribuciones corresponden, vía acuerdos, a los Concejos tal como se encuentra contemplado en el artículo 313 de la Constitución Política de Colombia:

  1. Reglamentar las funciones y la eficiencia prestación de servicios a cargo del municipio. 2. Adoptar los correspondientes planes o programas de desarrollo económico y social y obras públicas. 3. Autorizar al alcalde para celebrar contratos y ejercer temporalmente precisas funciones de las que corresponde del concejo. 4. Votar de conformidad con la constitución y la ley los tributos y gastos locales. 5. Dictar las normas orgánicas del presupuesto y expedir anualmente el impuesto de rentas y gastos municipales. 6. Determinar la estructura de administración municipal y las funciones de sus dependencias, las escalas de remuneración correspondiente a distintas categorías de empleos; crear, a iniciativa del alcalde estableciendo públicos y empresas industriales o comerciales y autorizar la constitución de sociedades de economía mixta. 7. Reglamentar los usos del suelo y dentro de los límites que fije la ley, vigilar y controlar las actividades relacionadas con la construcción y enajenación de inmuebles destinados a vivienda. 8. Elegir personero para el periodo que fije la ley y los demás funcionarios que determine. (también se elige secretario general del concejo y contralor). 9. Dictar las normas necesarias para el control, la preservación y la defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio.

 

El Concejo Distrital de Barranquilla, recién posesionado y con junta directiva no ha promulgado todavía un Acuerdo que permita suponer que autorizó al Alcalde Pumarejo a la creación de nuevas categorías de empleos –tal como taxativamente lo impone la norma constitucional 313-, ni tampoco se encuentra tal nomenclatura laboral dentro del presupuesto distrital 2020 aprobado.

En suma, el puesto de gerente de Infraestructura Cultural no existe y el único interés posible de Jaramillo es seguir con el pie dentro en el proyecto de fábrica de cultura cuyos recursos fueron conseguidos con una denominación genérica falsa: para la infraestructura cultural de la ciudad, con un presupuesto alto para un proyecto de estas características y que según su cronograma de obras debido ser entregado en plenas funciones a la ciudad o, más específicamente, a las instalaciones de la Escuela Distrital de Artes. Queda desde la perspectiva planteada, fuera del “pastel” la recién nombrada Secretaría Fernández que se limitará a un papel de observadora pasiva del proceso.

De todas maneras, hay que darle la bienvenida a Juan Jaramillo a su nuevo puesto donde será gerente de un ente que no existe y de una infraestructura cultural urbana nula. Puro humo burocrático en torno a las carencias del deteriorado sistema cultural de la ciudad con recursos económicos dilapidados en proyectos fantasmas como el museo del Caribe, edificio del museo de arte moderno, museo del carnaval y la Fabrica de la Cultura para la Escuela Distrital de Artes, proceso formativo académico que bien podría asumirlo –en la modalidad de outsourcing con integridad de experiencia, la facultad de artes de la Universidad del Atlántico. Para sellar la falta transparencia e integridad de estos procesos con los docentes de la EDA y casas de la cultura, no trabajan con la Secretaría de Cultura ni la Alcaldía sino con un fundación que administra estos recursos y que según queja de los involucrados no les canceló a tiempo los emolumentos en el pasado mes de diciembre.

En fin, incongruencias por donde se mire en todos estos procesos en que la gran damnificada es la cultura y los verdaderos gestores y actores. Esa es la verdadera cara de la infraestructura en tal sentido de Barranquilla y no los maquillajes publicitarios y las cifras infladas sin mayor rigor ni análisis.

Todo sea por los $24.000 millones de la Fábrica de la Cultura!

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