El caso del patrullero Jonathan David Ustaris Cantillo no es solo una anécdota más en el largo historial de corrupción en Colombia; es una radiografía descarnada de cómo el crimen organizado ha logrado infiltrar las instituciones encargadas de protegernos. Con una carrera de 14 años en la Policía Nacional, este exuniformado pasó de ser un servidor público a convertirse en un engranaje crucial en la maquinaria del narcotráfico. Ahora, bajo custodia de las autoridades colombianas y con un boleto asegurado para su extradición a Puerto Rico, surge una pregunta inquietante: ¿Por qué tuvo que ser la DEA y no nuestras propias fuerzas de inteligencia quienes lo detuvieran
De patrullero a pieza clave del narcotráfico
Jonathan Ustaris, alias ‘La Mona‘, comenzó como un oficial ejemplar, escalando posiciones en la Policía Metropolitana de Barranquilla. Sin embargo, tras una lesión que lo alejó de los operativos, su rol administrativo en el Centro de Atención Distrital (CAD) le abrió las puertas al mundo del crimen organizado. Según la Fiscalía, Ustaris utilizó su acceso a información privilegiada para convertirse en un enlace estratégico entre los narcotraficantes internacionales y la estructura criminal de ‘Los Costeños’.

Desde coordinar cargamentos de cocaína en pequeñas embarcaciones hasta ofrecer datos clave sobre operativos en los puertos de Barranquilla, Ustaris no solo traicionó su juramento como servidor público, sino que también demostró cómo el conocimiento interno de las fuerzas del orden puede ser utilizado en contra de ellas.
La operación ‘Boricua’: el destape de una red transnacional
La caída de Ustaris se dio gracias a la operación ‘Boricua’, un esfuerzo conjunto entre las autoridades colombianas y la DEA. Durante 18 meses, las investigaciones rastrearon cómo los puertos del Caribe colombiano se habían convertido en trampolines para el tráfico de cocaína hacia Puerto Rico, Estados Unidos y Europa. En el centro de este entramado criminal aparecía Ustaris, quien incluso buscó expandir las rutas hacia Sudamérica desde Ecuador.
Pero más preocupante aún fue su papel como asesor estratégico de ‘Los Costeños’. Su experiencia policial le permitió identificar brechas en los controles de seguridad y garantizar el éxito de los envíos. Además, se revelaron vínculos con capos del Clan del Golfo y “narcos invisibles”, esas figuras de bajo perfil que financian operaciones multimillonarias desde el anonimato.
¿Por qué no lo capturaron antes?
La captura de Ustaris plantea serias dudas sobre la eficacia de nuestras fuerzas de inteligencia y los cuerpos especializados como el Gaula y la Naval. ¿Cómo es posible que un patrullero retirado operara impunemente durante años sin que nuestras autoridades lo detectaran? Más alarmante aún, ¿por qué tuvo que intervenir la DEA para desmantelar esta red?
La respuesta podría residir en la profunda corrupción que corroe nuestras instituciones. Los expertos en seguridad señalan que la complicidad interna en las fuerzas del orden no es la excepción, sino la regla. Cuando quienes deberían protegernos se convierten en cómplices del crimen, la seguridad pública se convierte en una farsa.
Una captura con más preguntas que respuestas
Aunque la detención de Ustaris es un golpe significativo para ‘Los Costeños’, también pone en evidencia las grietas en nuestro sistema de justicia y la falta de controles eficaces dentro de las instituciones. ¿Cuántos más como Ustaris operan en la sombra, protegidos por la negligencia o la complicidad de sus superiores?
Conclusión:
El caso de Jonathan Ustaris no es solo un capítulo más en la historia del narcotráfico en Colombia; es un recordatorio brutal de que nuestras fuerzas del orden necesitan una reforma urgente. Mientras sigamos pagando por una seguridad que no recibimos, los ciudadanos seguiremos siendo víctimas de un sistema que, en lugar de protegernos, nos traiciona.
Es hora de exigir transparencia y responsabilidad en nuestras instituciones. Comparte este artículo y únete al debate: ¿Qué podemos hacer como sociedad para frenar la infiltración del crimen organizado en nuestras fuerzas del orden?