Barranquilla, 17 de junio de 2017. El Presidente de la República, acompañado por el Ministro de Transporte (e), Alejandro Maya Martínez, y el Director General del Invias, hizo entrega de las obras de ampliación de la Circunvalar de Barranquilla. Fotos: Heiman Torres Mintransporte

Por: Hugo Rengifo Tordesilla

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En los inicios de la década de los 80 el Gobierno nacional decidió construir una carretera de conexión de las vías intermunicipales y departamentales. Nada raro ni extraño, pues la receta se había aplicado con éxito en pequeñas poblaciones con las llamadas “Variantes”, evitando que el tráfico pesado ingresara al casco urbano. La misma idea para el caso de Barranquilla con la llamada Circunvalar, vía que no circunvala nada –primer error de denominación- pues era más bien de carácter perimetral.

El segundo error de salida del gobierno central, fue su angosto criterio de diseño, promovido una vía de escasos dos carriles, sin bermas, sin obras de canalización, box culverts, drenajes que pasaba por humedales y arroyos que terminaron socavando la base y sub base produciendo hundimientos y bateas causantes de innumerables accidentes y muertes. La lista del crimen es larga.

La anti ética y anti estética vía promovió, además, varios problemas de urbanización al ser escogida como canal de acceso de urbanizaciones populares y de invasiones a lado y lado; y de lugar ideal para el arrojamiento de cadáveres, algunos ajusticiados allí mismo.  El pintor barranquillero Norman Mejía le haría un sólido reconocimiento al hecho en una canción de rock llamada Circun-bala-acción.

Así estuvo durante todos los años 80 y 90 la pomposa Avenida de Circunvalación. Si bien hubo algunas voces que pedían su ampliación, a nadie, ni a nivel nacional, departamental y distrital parecía importarles. Todos se echaban encima la consecuente responsabilidad. Nadie la asumía hasta que llega la gestión del Alcalde Guillermo Hoegnisberg con sus propósitos de darle un “vuelco” a la ciudad en aspectos de infraestructura basada en la controvertida financiación por Valorización, luego señalada con el número 1, pues durante la gestión de la Alcaldesa Elsa Noguera se gestionó la 2. En otras palabras, los barranquilleros, de su bolsillo, asumieron la construcción de la segunda calzada de la Circunvalar. Un paso que significó, en moneda constante y sonante de $80.000 millones, construida entre el 2005 y el 2008 con una primera etapa en concreto entre el puente de Murillo y el sector final del barrio Los Almendros, que es la sección que se encuentra en mejores condiciones de todas las adicciones y proyectos posteriores. Después seguiría un puente vehicular entre los barrios 7 de Abril y Los Almendros, vías auxiliares, compra de predios, puentes peatonales y la llegada de las dos vías hasta el puente de La Cordialidad. En esa nueva etapa, construida en el primer gobierno de Alejandro Char, la vía rápidamente, a pocos meses de su puesta en servicio, se hundió causando batea y la capa de rodamiento se resquebrajó. Ante las protestas públicas fue reparada en diversas ocasiones.

Veamos los costos, según la prensa, causados por la segunda calzada de Circunvalar, con 19 kilómetros, desde el barrio Simón Bolívar hasta la Vía 40, desde el año 2006: la bicoca de $251.000 millones de pesos, más que suficiente para construir una moderna autopista urbana con todos los requerimientos técnicos. Pero no, lo que hay a la vista es una vía con accesos anti técnicos, hace escasas semanas hubo algún movimiento en la “tranquila” conciencia gremial de la Sociedad Colombiana de Arquitectos e Ingenieros, criticando el round point debajo del célebre puente de Los Agachados, cruce de la carrera 38 Vía a Juan Mina con la Circunvalar. La “tranquila” prensa local barranquillera hizo eco de las críticas respondidas, como era de esperarse por parte de la administración, con “todo está bien hecho y correcto”.

No es cierto. En la calzada nueva de la Circunvalar se encuentran todos los ejemplos de cómo No se deben construir carreteras: desniveles, bateas, huecos, alzamientos, hundimientos, capa de rodamientos prematuramente desgastada, capa de rodamiento irregular, orejas de puentes mal diseñadas, sin puentes peatonales, tráfico peatonal en su interior, colocación de barreras en forma de “maletines”, escasos puentes peatonales, mala señalización. En fin, nada raro ni curioso que siga ostentando altos records de accidentalidad.

LOS CONTRATOS Y LOS COSTOS

El Área Metropolitana de Barranquilla adjudicó a la empresa Valores y Contratos las obras de mantenimiento de la primera calzada de la Circunvalar –la construida por el Gobierno nacional- en un tramo de 16 kilómetros entre el puente de Murillo y el round point del barrio Las Flores. El costo total de la “reparación” fue de $30.918 millones. En el Sistema Electrónico de Contratación Pública (Secop) decía que los trabajos tendrían un plazo de 5 meses con obras de estabilización de la sub-rasante de la vía, la construcción de box culverts para la evacuación de aguas y la estructura del pavimento.

En las obras de ampliación desde Los Robles hasta el puente de La Cordialidad en la primera administración Char se invirtieron $32.000 millones. Comprendió 3.5 kilómetros, el separador central de 8 metros de ancho con la correspondiente compra de palmeras, puentes peatonales, box culverts y tres carriles.

Pero seguía la Circunvalar inconclusa y con tramos. Así que la Nación asignó $17.500 millones para ampliar la segunda calzada desde La Cordialidad hasta 300 metros después del cruce con  la carrera 38. Eso incluyó el célebre puente de “Los Agachados”, la glorieta y otros cuatro puentes peatonales. Allí también se aportaron para la segunda calzada desde la calle Murillo hasta la Calle 30, la reconstrucción vial del boulevard del barrio Simón Bolívar, la rotonda de la calle 17 y la aproximación vial al puente Pumarejo. Todas obras fallidas y con graves problemas técnicos. Basta ver la continuidad de la vía en las cercanías del almacén Éxito de la Murillo para tener un panorama de la dimensión en que fue diseñada la obra. Esa asignación llegó a $113.800 millones desde 2008 hasta 2011, sin incluir la compra de predios por parte del Distrito, así como el reasentamiento y relocalización de ocupantes de espacio público. La interventoría estuvo a cargo de Edubar por $539 millones.

En el mes de abril del 2012, un convenio firmado con Invías suministró una inversión por $43 mil millones para completar la construcción de la doble calzada de la Circunvalar. Esta vez se trataba de llevar la doble calzada entre las carreras 38 y 53, así como la readecuación de las  intersecciones con las carreras 51B y 53. El tramo intervenido tiene una longitud de 2,5 kilómetros con un ancho de 11,10 metros, tres carriles y separador. Los recursos para esta obra fueron transferidos por el Ministerio de Transporte al Distrito, mediante el convenio N° 085 de 2012. Luego el Distrito transfirió estos recursos al AMB (Área Metropolitana de Barranquilla) mediante el convenio firmado el 28 de agosto, por su obvio carácter intermunicipal y metropolitano del proyecto. El Consorcio Circunvalar 3 (Equipos Universal, Pavimentos Universal, entre otras) estuvo a cargo de la obra y la interventoría por el Consorcio Intercircunvalar, conformado por varias firmas, entre ellas Consultores del Desarrollo.

Los puentes de 51B y de la carrera 46 fueron ejecutados por el Consorcio Circunvalar 3, integrado por las firmas Edgardo Navarro, Equipos Universal, Kriptos, Pavimentos Universal y Coinses. La interventoría estuvo a cargo del Consorcio Intercircunvalar, integrado por las firmas Consultores del Desarrollo y Ecovías. El contrato fue adjudicado por $10.291 millones.

En cuanto a los contratistas, financiación y costos de la segunda calzada desde la carrera 38 hasta la Vía 40, en informaciones de prensa y de la oficina de la Alcaldía de Barranquilla, durante la gestión de Elsa Noguera, la ampliación de la Circunvalar fue posible por los aportes del Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Transporte, con aportes por $78 mil millones de pesos. El contratista del trayecto entre la carrera 53 hasta la Vía 40 fue la firma Valores y Contratos, con un valor de $33.446 millones de pesos. La interventoría estuvo a cargo de Edubar S.A por valor de 1.399 millones de pesos. Valga señalar que la vecindad de este tramo de la Circunvalar, funciona una planta de agregados de la empresa Argos que ha impactado en su capa de rodamiento e incluso una inmensa plasta de cemento dejada caer por algún camión transportador de concreto, despegó la capa de rodamiento.

En síntesis, la Circunvalar, es una vía accidentada en su diseño, costos y utilidad. Un verdadero adefesio que tarde o temprano tendrá que ser reconstruido en su totalidad.

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