La semana pasada padres de familia de la Institución Educativa José Joaquín Flórez Hernández sede Arboleda Campestre en Ibagué realizaron un plantón con el fin de solicitar a la administración municipal y a la Secretaría de Educación la terminación de la sede del plantel. 

Sus estudiantes llevan unos 5 años esperando para estrenar salones, pero sus deseos no se cumplen. 

La nueva estructura hacía parte del programa de mejora de la infraestructura física de varias instituciones educativas que se emprendió en todo el país para enfrentar el reto del proyecto de jornada única escolar y que ha sido motivo de investigación por parte de las entidades de control, debido a los innumerables incumplimientos y manejos corruptos que se le dieron a estos recursos provenientes en su mayoría del Ministerio de Educación. 

En el caso de Ibagué, capital de Tolima, la comuna 9, donde están ubicadas las tres sedes de esta institución educativa, el objetivo era invertir en esta infraestructura, recursos por el orden de los $18 mil millones de pesos. 

De la totalidad de estos recursos, $7.436 millones iban a invertirse en la construcción de un nuevo colegio en la Arboleda Campestre, el cual contaría con 26 aulas y beneficiaría a cerca de 960 niños y jóvenes del sector. Contaría con baterías sanitarias, aula múltiple, comedor, cocina, biblioteca, zona administrativa, 2 laboratorios, sala de sistemas y salón polivalente. El plazo de ejecución de la obra era de 10 meses, es decir debía estar terminado en el 2017. 

En la sede principal del José Joaquín Flórez se tenía previsto ejecutar $9.817 millones para construir 20 aulas, 2 laboratorios, sala polivalente, centro de recursos, salón múltiple, comedor, cocina, área recreativa y zona administrativa. 

Y en la sede Secundino Porras la Secretaría de Educación se encargó de unos recursos de cerca de $101 millones para adelantar arreglos locativos y mejorar las condiciones escolares de los niños que asisten al plantel educativo. 

La Alcaldía esperaba vincular a la Jornada Única a cerca de 2.600 estudiantes del sector de Picaleña. 

Sin embargo, desde el 2020 el contratista dejó abandonadas las obras y los estudiantes aún no cuentan con el anhelado plantel. 

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