Corrupción en Coosalud: cuando la salud pública paga los platos rotos
En un país donde la salud pública parece ser un botín, el caso de corrupción en la EPS Coosalud pone nuevamente de relieve la falta de control y las malas prácticas. La Superintendencia de Salud denunció un manejo irregular de $206 mil millones, dinero destinado a garantizar servicios médicos a más de 3.2 millones de afiliados.
¿La joya del escándalo? La EPS habría “prestado” su fideicomiso como garantía para un crédito privado de $221 mil millones a una empresa relacionada, Coosalud Inversa. Un movimiento tan turbio como predecible en un sistema que permite este tipo de barbaridades.
Rueda de prensa
— Supersalud (@Supersalud) December 6, 2024
Primeros hallazgos de la intervención a EPS Coosalud https://t.co/afxz8rr1Ra
¿Antiguos gestores o artistas del saqueo?
Según la Supersalud, el crédito fue autorizado por Jaime González Montaño, representante legal de ambas entidades. Lo que resulta aún más indignante es que, días antes de la intervención oficial en noviembre de 2024, un banco embargó el fideicomiso de la EPS, llevándose consigo $206 mil millones de dineros públicos destinados a la salud.
¿Un descuido? ¿Un error administrativo? Difícil de creer. Todo apunta a un acto cuidadosamente planeado para vaciar las arcas públicas bajo la máscara de la legalidad.
La red Mediosas y otros contratos sospechosos
El escándalo no termina ahí. Una red conocida como Mediosas, vinculada al hijo del exrepresentante legal de Coosalud, también figura en los pagos investigados. A esto se suma un contrato de coworking entre Coosalud EPS y Coosalud Inversa, que solo parece haber servido para camuflar más irregularidades.
“Todo esto será remitido a la Fiscalía General de la Nación para investigar posibles delitos
“, dijo Giovanni Rubiano García, superintendente de Salud. Una frase que, en un país con el historial de impunidad de Colombia, genera más dudas que esperanza.
Coosalud: un historial de ineficiencia y abandono
La intervención de Coosalud EPS no debería ser una sorpresa. Con un cumplimiento efectivo del 6% en sus actividades, esta entidad ya había demostrado ser un modelo de ineficacia. Sin embargo, más allá de su pésima gestión, la verdadera tragedia recae sobre sus afiliados, quienes ven su derecho a la salud violado por la ambición desmedida de unos pocos.
Conclusión: ¿Y ahora quién responde?
Mientras las autoridades aseguran que recuperarán los recursos, la realidad es que las víctimas principales de esta corrupción son los usuarios del sistema de salud. La corrupción en la EPS Coosalud no es solo un escándalo; es un síntoma más de un sistema roto que permite que los responsables se sigan enriqueciendo mientras los colombianos sufren las consecuencias.
Es hora de exigir justicia y, sobre todo, de cambiar un sistema que normaliza el saqueo de los recursos públicos.