
Jacobo Solano Cerchiro
@JACOBOSOLANOC
¿Qué pasó después de la famosa carta de Hector Amaris alias el Oso Yogui? A continuación paso a contarles detalles de cómo recibió en Barranquilla una noticia que no esperaban y cómo conjuraron los daños colaterales que esto podría conllevar. Desenredemos este hilo en el bosque con el Oso Yogui amordazado.
La carta llega con fecha 10 de febrero en la mañana y, al terminar la tarde, se filtra. Ese amanecer fue de tensión y nervios en Barranquilla. Uno de los compromisos con la Fiscalía que exigió el Oso Yogui era que no se conociera el tema, pero se filtró, como siempre sucede con los casos importantes. Ese día, el alcalde Alex Char recibe la noticia por parte de un amigo muy cercano llamado Jhony, que se la hace llegar por chat pasada la medianoche. Al mediodía, hubo reunión familiar con abogados para enfrentar el tema.

El Oso Yogui en Miami lo toma por sorpresa la filtración y comienza a recibir llamadas de todo tipo. Decide no contestar su celular, pero ya no había nada que hacer y tenía que capitalizarlo para meter presión. La estrategia fue desesperarlos toda la mañana. Después de mucho rato, respondió su novia, la ex del jugador Jimy Chará, y le dio largas al asunto, que Hector no estaba, que había salido a jugar golf, en fin. Al finalizar la tarde, un abogado salió y puso condiciones, a lo que accedieron de inmediato sin chistar. ¿Qué condiciones? Ya ustedes se imaginarán. El Oso Yogui alejado del teléfono para evitar grabaciones.
Desde Barranquilla exigían un compromiso claro. El abogado fue enfático y respondió: «Los compromisos se cumplen». La calma volvió a la Arenosa, pero sabían que debían esperar qué pasaba en la citación de la Fiscalía. Se cumplió el compromiso; el Oso Yogui argumentó que la Fiscalía le había fallado al filtrar todo, aprovechó y se convirtió, por arte de magia, en el mudo Yogui. Desde Barranquilla están comprando el silencio, pero lo que queda claro es que el Oso Yogui cometió un error porque se desesperó y evidenció posibles delitos y, ante una nueva negociación, puede salir perdiendo.
Esto, tarde que temprano, explotará. Hay muchos temas sensibles como Triple A, el megatanque, el caso Aida Merlano y un rosario de contratos donde participó este señor. Lo que le está haciendo el Oso Yogui a la Fiscalía se llama el propio perrateo. Envía una carta diciendo que va a echar al agua a todos, detalla posibles delitos y luego se retracta. Adelante y atrás.
Quedan muchas preguntas en el aire: ¿Será que le ofrecieron dinero, como están diciendo en los comederos de Barranquilla? ¿No era más fácil y seguro solicitar un reunión reservada con la fiscal del caso para proponer la colaboración en lugar de enviar una carta? ¿Sería la carta una estrategia para presionar a los Char, filtrarla y después culpar a la Fiscalía para no hablar? ¿Con todo el arsenal que tiene la Fiscalía dejará que Amaris se mantenga en U.S.A sin decir nada? ¿Cual es su status migratorio? ¿Por qué miembros del clan, el jueves pasado, estaban celebrando en el restaurante steak house de Barranquilla (cada plato de 350.000 pesos en adelante) y la palabra que más se oía en la mesa era: “ya lo arreglamos”? ¿Arreglaron a quién?
En este momento, El Oso Yogui puede darse por ganador, pero en el corto plazo las cosas pueden cambiar y surgen preguntas: ¿por qué la Fiscalía no lo llama a declaración con revelaciones tan graves? Se habla de lavado de activos y en EE. UU. eso es muy delicado. ¿Será que El Oso Yogui ya entregó información en EE. UU. y está jugando a tres bandas, con el Clan, con la justicia americana y con la Fiscalía colombiana? La Fiscal General está muy molesta con todo lo sucedido porque la entidad quedó muy mal y quiere nuevos resultados; esto puede cambiar en cualquier momento. Lo que sí queda demostrado es que El Oso Yogui está que se vomita, y no es por una borrachera de las que se pegaba con su amigo Alex Char.