Adlai Stevenson Samper

Una inquietante pregunta ronda en Barranquilla: ¿cómo el grupo Argos logró poseer en sus activos de bienes raíces 1.300 hectáreas de terrenos en el sector de mayor valorización de Barranquilla y su área metropolitana? Una parte de la respuesta, que no incluye posteriores compras o apropiaciones, se encuentra en la inicial conformación, por parte de un grupo de empresarios barranquilleros, de Cementos del Caribe el 14 de agosto de 1944 como sociedad anónima.  

Allí se encontraban, entre otros: Julio Mario Santo Domingo, Luis Felipe Santo Domingo y Ángel Palma, propietario del famoso edificio Palma en el paseo Bolívar, de la urbanización El Porvenir, de la fábrica de tabacos Flor Patria (que daría en parte accionaria a la Compañía Colombiana de Tabaco) y mosaicos Pompeya. Tenía una hacienda en las afueras de la ciudad con el nombre de su esposa Santos donde en la década de los setenta del siglo XX se diseña e implementa por Urbisa—Cementos Caribe la urbanización Villa Santos, a la que luego se añadiría el centro comercial Buenavista y sus aledaños desarrollos inmobiliarios.

La hacienda de Palma se convierte en estratégica para negocios relacionados con la industria constructora pues un extenso estudio del geólogo Edoaurd Raymond en 1942 encontró piedras calizas, insumo básico para la industria cementera. Cuando surge la iniciativa de constitución de Cementos del Caribe dos años después, Palma coloca la hacienda como aporte accionario. En 1949 se encienden sus dos hornos para producir diariamente 350 toneladas de cemento. 

En la expansión de Cementos Argos de Medellín es negociada Cementos del Caribe colocando la sede social de la empresa en Barranquilla. En el 2000 una de sus filiales, la empresa Agrecón, entró de socia con Valorcon de Julio Gerlein en un cuestionado contrato de reparación de la malla vial de la ciudad producto de una sobre tasa. Después, ante debates y controversias, se retiraron del negocio con cierta vergüenza pública. 

La construcción de una nueva planta de cemento en Cartagena y la escasez, según la empresa Argos, de piedras calizas en la zona, son factores claves para el cierre de la planta de Cementos del Caribe en el 2014. Quedó en su poder la joya de la corona: más de 1300 hectáreas que han sido utilizadas para construir expansiones urbanísticas, sobre todo, en territorio de Puerto Colombia. Dentro de ese contexto se plantean diversas urbanizaciones por parte del área de Desarrollo Urbano del grupo Argos. Entre ellos la construcción, con cinco empresas más, de Ciudad Mallorquín para los estratos socio económicos medios, enclavada en la Circunvalar.

En esta vía con problema de toda índole –entre otros, de obras sin concluir, caótica en algunos tramos y con errores de diseño–, fue construida otra urbanización polémica: Alameda del Río, similar en sus planteamientos a Ciudad Mallorquín en cuanto a densidad habitacional, carencia de parqueaderos y el incumplimiento ladino de los constructores que sabedores del problema de movilidad que producía el diseño de la urbanización prometieron financiar allí puentes, glorietas, en un distribuidor de tránsito empalmando con la ampliación de la carrera 20 de Julio, desde Miramar, servida especialmente para el proyecto en el segundo mandato de Alejandro Char.

El gancho propuesto para los interesados fue que la urbanización sería sede de la selección Colombia de fútbol. Las constructoras del proyecto fueron las empresas Amarilo, Constructora Bolívar, Colpatria, Conaco y Prodesa. Algunas repiten en Ciudad Mallorquín: Amarilo —empresa de la que es socio el ex director del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno—, Constructora Bolívar del grupo Davivienda y Seguros Bolívar; Colpatria y Conaco.

Ciudad Mallorquín 

Según la División de Urbanismo del grupo Argos en su página web «el proyecto Ciudad de Mallorquín es una iniciativa de Grupo Argos para promover un nuevo barrio multiestrato, con un alto componente de vivienda de interés social ubicado estratégicamente en una de las principales zonas de desarrollo del Municipio de Puerto Colombia. Está diseñado de forma responsable, acogiendo los mejores estándares de calidad en urbanismo, garantizando una infraestructura sostenible adaptada a contextos locales y que inspira sentido de pertenencia en quienes lo habitan. Dicho proyecto, con una extensión de más de 50 hectáreas, plantea la construcción de un parque urbano de 6,2 hectáreas que se convertirá en el pulmón verde del nuevo barrio, donde su principio fundamental es la conservación del entorno natural existente. Se complementará con ciclovías y amplios andenes que promueven una movilidad sostenible».

Una retórica elegante centrada en la naturaleza, su conservación y el urbanismo con responsabilidad social como factores claves del proyecto intentando convencer a los barranquilleros de lo que NO es precisamente esa intervención cuyas fallas y falencias fueron ampliamente demostradas en Alameda del Río.

El proyecto tiene una extensión de 50 hectáreas y según el grupo Argos contó con el «apoyo de entidades como la Alcaldía de Puerto Colombia, la Gobernación del Atlántico, la Corporación Autónoma del Atlántico (CRA) y entidades de prestación de servicios públicos como la Triple A y Electricaribe (actual Aire)» con una inversión de por parte del grupo Argos en urbanismo y promoción (los edificios son diseñados y construidos por las empresas constructoras) de $64.000 millones de pesos para un gran total de inversión consolidada de $800.000 millones de pesos.

El total de viviendas ofrecidas en los edificios, según explica el arquitecto Porfirio Ospino al columnista Horacio Brieva es de 11.000 con una alta densidad de 200 por hectárea mientras que la versión que ofrece el también columnista Nicolas Renowitzky es de 18.000 viviendas para 70.000 habitantes. Horacio Brieva se pregunta si la Secretaría de Planeación de Puerto Colombia se basó en posibles modificaciones al Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca Hidrográfica de la Ciénaga de Mallorquín (Pomca, Mallorquín 2006). Da sus razones basado en una escrupulosa lectura de sus 732 páginas. 

Encuentra Brieva específicas contradicciones: «La página 458 específica que se trata de un espacio “con algún grado de sensibilidad, vulnerabilidad o fragilidad ambiental” que exige ejecutar “prácticas o actividades de bajo impacto” y realizar “un manejo ambiental riguroso”.

El párrafo siguiente precisa aún más lo tolerado en esa zona: “La vivienda y la infraestructura recreativa y turística deben desarrollarse mediante proyectos de baja densidad y en plena armonía con el entorno natural”. En la página 460 un mapa zonificado de la cuenca de la Ciénaga de Mallorquín colorea los distintos tipos de áreas.  La página 622, en referencia a las ZUMR, indica que en dichas zonas están autorizadas «densidades máximas de 10 casas por hectárea». 

El urbanismo de Ciudad Mallorquín es obsoleto —así solo se diseña en Hong Kong por asuntos territoriales políticos—, regresivo, avaro y perjudicial con la ciudad en donde se encuentra enclavado. En aras del respeto al medio ambiente y del urbanismo responsable deberían presentar los planos o procesos de tratamiento de aguas jugándole limpio a Barranquilla y a los compradores del proyecto que deberán respirar los olores de sus propias heces (hacia allá van los vientos 45° noroeste desde la ciénaga). Una preocupación que también se hace el urbanista y arquitecto Porfirio Ospino pues deberían «explicar cómo van a evacuar las aguas negras, por las condiciones de la planta de tratamiento contigua a La Playa que aparte de pequeña, siempre ha tenido problemas y vierte sus aguas a la Ciénaga de Mallorquín sin ningún procedimiento adecuado». 

La movilidad de los habitantes que vivirán en Ciudad Mallorquín es similar a la urbanización Alameda del Río, en su conexión con Barranquilla, a través de la avenida Circunvalar. Será un total aproximado de 24.000 vehículos sin parqueaderos (grave problema interno de Alameda del Río) y sin accesos expeditos al tejido urbano de la ciudad. Argos, conocedor del grave problema, ha prometido públicamente la construcción de dos vías al interior de la urbanización pero que enlazan con carreras del municipio de Puerto Colombia así que no solucionan en su implementación la movilidad al espacio político de la ciudad.

Al proyecto de Ciudad Mallorquín se suma El Portal del Norte, promovido también por Argos con 8 torres de vivienda de interés social de 47 a 50 metros cuadrados ubicado a unos metros de la glorieta en donde se encuentra la Ventana al Mundo. En la práctica, ante el caos que se avecina propiciado por la avaricia urbanística de Argos, los habitantes de la ciudad deberíamos abstenernos de tomar la Circunvalar a partir la estación de gasolina de la Vía 40 por movilidad “estrangulada” como bien lo define Nicolás Renowitzky. El proyecto arrancó en octubre de 2021 con la colocación; por parte de Jonathan Malagón, Ministro de Vivienda del gobierno Duque, de la simbólica primera piedra.

Si el gancho en Alameda del Río para los compradores fue su condición de sede de la Selección Colombia, en Ciudad Mallorquín es la vista esplendida que tienen algunos edificios sobre la ciénaga de Mallorquín. Allí se encuentra ubicado el proyecto bandera del ex alcalde Jaime Pumarejo consistente en el emplazamiento en madera de senderos peatonales sobre el cuerpo de agua, miradores, un tranvía de Las Flores a Puerto Mocho e infraestructura en la playa colindante con Bocas de Cenizas. Una visión, además, perturbadora pues se trata de invertir gruesos recursos públicos en un proyecto cuestionado sin que agotaran las previas etapas de construcción de las plantas depuradoras de las aguas del ultra contaminado arroyo León.

Trataron de desmentir esta realidad con diversas operaciones de “limpieza” publicitaria pero es imposible, ya lo veremos, por ser la ciénaga de Mallorquín receptor de este arroyo produciéndole alteraciones ambientales. 

Ciénaga de Mallorquín

Para las investigadoras Anubis Vélez y Yamileth DomínguezHaydar del grupo de geología, geofísica y procesos marinos costeros de la Universidad del Atlántico, «la Ciénaga de Mallorquín a pesar de ser la única laguna costera– estuarina del departamento del Atlántico y ser declarada sitio Ramsar por el Decreto 0224 de 1988, actualizada por el Decreto 3888 de 2009; presenta un deterioro ambiental ocasionado por rellenos, deforestación y por contaminación. Dentro de los contaminantes se encuentran las basuras transportadas principalmente por la escorrentía superficial del Arroyo León (CRA—GTA—Uninorte 2005, Guerrero et al. 2015, Fuentes et al. 2018)». 

Las conclusiones de su investigación señalan que «las zonas II y III en cercanías del arroyo León y de la Circunvalar de la Prosperidad representaron el 92% del total de basura. El ecosistema de manglar de la Ciénaga de Mallorquín presentó una densidad preocupante de 23,9 ítems/m2 de basura a lo largo del área de estudio. El plástico (43,5%) e icopor (38,7%) fueron los principales componentes de basura. Las principales fuentes de basuras se relacionan con actividades de descarga (59,2%) y actividades Costeras (ejemplo: turísticas) y urbanas del lugar (31,4%). Se registró un estado ambiental sucio en basuras (Clase IV), con presencia de muchos artículos considerados peligrosos (Clase IV) como es el caso de metales en suspensión».

En la investigación “Impacto Ambiental por el Crecimiento Acelerado Poblacional de la Ciénaga de Mallorquín” de William de Lima, Alexander Gómez y Alicia Ripoll del departamento de posgrados, especialización en Interventoría de Proyectos y Obras Civiles de la Universidad de la Costa realizado en el 2008, alertaban en su título sobre los problemas derivados de la urbanización (legal e ilegal) cerca de las aparentes aguas mansas de la ciénaga.

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Indican que «numerosos estudios realizados en la ciénaga de Mallorquín en el transcurso de los últimos 20 años han identificado la contaminación orgánica, bacteriológica y por metales pesados como una situación de atención especial que amerita tomar medidas radicales para mantener seguimiento y control permanente sobre los indicadores ambientales que permita identificar las tendencias de la calidad del ecosistema. En este sentido, desde el año 1986 el Inderena (actual Ministerio de Ambiente) ya había alertado sobre los niveles de contaminación a partir de observaciones cualitativas, por lo cual se comprende a continuación la información obtenida para los diferentes componentes de la ciénaga de Mallorquín desde el año 1993». 

El citado trabajo de investigación expone que en las aguas de Mallorquín ingresan nutrientes inorgánicos altos, especialmente fósforos y nitrógeno, causando el fenómeno de eutrofización, promoviendo crecimientos poblacionales de algas de una forma exagerada tal como se observa en una caminata en el sendero peatonal construido sobre la ciénaga. Afirman que ello se «refleja en alta producción de oxígeno disuelto en horas luz con lo supera el nivel de saturación en el agua. El proceso biológico tiene efectos contrarios en horas de “no luz”, pues los organismos que producen el oxígeno lo consumen en la noche aumentando la demanda del mismo para que se efectúen los procesos de degradación de materia orgánica vía bacteriana, promoviendo deficiencias de este elemento vital, con consecuencias esporádicas de mortalidad masiva de la hidrobiota (especialmente peces)».

Para Juanita Aldana, profesora de Biología y Química, doctora en Ecología «Es un ecosistema que recibe mucha contaminación del arroyo León y otros caños». La Alcaldía de Barranquilla, a través de diversas comunicaciones fue alertada sobre las implicaciones del proyecto iniciado en el 2020 y señalaron que habría una planta de tratamiento de aguas negras que se convirtió en mera retórica administrativa. Los problemas identificados en torno a proyectos relacionados con la ciénaga de Mallorquín son los rellenos, la ocupación ilegal (y legal en apariencias), la deforestación del manglar, la contaminación química por residuos sólidos, la sedimentación y la erosión costera.

Ese es el tétrico panorama cercano a los que se asoman expectantes los ilusionados compradores de vivienda en Ciudad Mallorquín y los que nos tocará soportar a los barranquilleros que usemos la Circunvalar para los desplazamientos.

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