Karol Solis Menco
Politóloga- Ph.D Political Science
En el reciente y viral video del presidente Petro, se nos da una muestra más del teatro político que caracteriza a su gobierno. Con una orden tajante, Petro instruye a su ministro: “Bajen las tarifas eléctricas en Colombia
“. ¡Qué fácil parece! Como si fuera cuestión de chasquear los dedos y solucionar la crisis energética del país. Pero, ¿realmente veremos alguna acción concreta o es solo otro espectáculo mediático?
Para entender la magnitud de la farsa, detengámonos en los tres compromisos principales anunciados por el gobierno. Primero, reducir las tarifas de energía atacando directamente el costo de generación. Segundo, el gobierno se compromete a asumir la opción tarifaria, una deuda heredada de la pandemia que ahora recae sobre los sufridos usuarios. Y tercero, inyectar más capital en programas de normalización eléctrica, especialmente en el Atlántico, con la instalación de paneles solares y comunidades energéticas. Hasta aquí, todo suena prometedor, pero ¿cuál es la realidad detrás de estas promesas?
La Gran Estafa de las Tarifas Eléctricas
La denuncia comienza con la absurda idea de bajar las tarifas impactando el costo de generación. Para los que no están familiarizados, la factura de energía en Colombia se compone de varios rubros, siendo uno de los principales la generación. Las empresas de generación, como EPM, Isagen y Enel, disfrutan de un oligopolio que les permite imponer precios exorbitantes. Mientras tanto, las empresas comercializadoras, Aire y Afinia en el Caribe, actúan como intermediarias que trasladan estos costos desmedidos a los usuarios finales.
El presidente Petro pretende cambiar la fórmula de cobro para reducir las ganancias excesivas de las empresas generadoras. Sin embargo, su propio ministro de Minas, Andrés Camacho, ha propuesto una resolución que, según Petro, “no me convence
“. La razón es simple: beneficia desproporcionadamente a las hidroeléctricas que, aunque tienen costos de producción significativamente más bajos que las termoeléctricas, cobran como si fueran igual de caras. ¿Será que el presidente Petro no entiende su propio plan o simplemente está jugando a ser el héroe del pueblo?
Opción Tarifaria: Otra Carga para los Usuarios
La opción tarifaria es otra de las joyas de este gobierno. Durante la pandemia, el expresidente Duque congeló las tarifas para aliviar la carga sobre los ciudadanos. Ahora, esa deuda ha vuelto para morder a los usuarios en forma de cobros adicionales en sus facturas. Petro asegura que su gobierno pagará esta deuda, pero no ha dado un plan claro sobre cómo se financiará esta promesa. Mientras tanto, las familias continúan sufriendo, decidiendo entre pagar la luz o comer.
Estas son las escenas cotidianas en las oficinas de Air-e Barranquilla |
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Promesas Vacías y Corrupción
El tercer compromiso del gobierno es inyectar $117,000 millones de pesos en programas de normalización eléctrica y transición energética. Sin embargo, la historia reciente nos ha enseñado a ser escépticos. ¿Cuántas veces hemos visto millones de pesos desaparecer en los bolsillos de políticos corruptos y contratistas inescrupulosos? La ciudadanía está cansada de monumentos a la corrupción, de obras inconclusas y de promesas incumplidas. ¿Acaso alguien cree que esta vez será diferente?
Un Gobierno que No Cumple
Mientras tanto, los entes de control, como la Procuraduría, Contraloría y Fiscalía, permanecen en un silencio cómplice. Ni una sola medida concreta se ha tomado contra las empresas que abusan del sistema, ni contra los funcionarios que permiten estos atropellos. La administración actual se queda en palabras y deja que la corrupción siga su curso.
La Gran Mentira
En resumen, los anuncios del presidente Petro sobre la reducción de tarifas eléctricas y el alivio de la deuda tarifaria parecen más un espectáculo circense que una política seria. Los ciudadanos estamos hartos de promesas vacías y de un gobierno que no hace más que enriquecer a unos pocos a costa del sufrimiento de muchos. Es hora de que los verdaderos responsables den la cara y cumplan con las soluciones que tanto prometen. Hasta entonces, seguiremos viviendo en un país donde la corrupción y la desidia son la norma, y la justicia, un mero ideal inalcanzable.