Todo indicaría que sobre la prestación de los servicios públicos de Barranquilla existe alguna maldición, sobre todo en el servicio de agua potable.

Cuando este servicio estuvo a cargo de las Empresa Públicas Municipales de Barranquilla (EPM), esta empresa municipal terminó en las garras de los políticos ladrones y depredadores de la época (algunos todavía sobreviven) y la llevaron a la quiebra total.

Las EPM era la caja menor de algunos caciques políticos que posaban de familias presentes en la ciudad de Barranquilla. Cada día saqueaban las arcas de la empresa al punto que ya sin recursos y carcomida por la excesiva burocracia, esta empresa terminó enviando agua cruda a los barrios de la ciudad.

El resultado fue catastrófico: cientos de niños muertos por gastroenteritis.

Hoy este triste panorama volvió a la ciudad de Barranquilla, el agua turbia y contaminada sale por los grifos sin que haya una explicación satisfactoria por parte de la actual prestadora de ese servicio, la Triple A E.S.P.

Así está llegando del agua de la Triple A a los hogares de la ciudad de Barranquilla.

¿Qué está pasando con la nueva administración de la Triple A, ahora que la mayoría de las acciones pertenecen de nuevo al distrito de Barranquilla?

¿Volvieron los políticos depredadores y los mediocres administradores de este servicio?

No se puede negar ni ocultar que cuando los españoles se apoderaron de la Triple A, la empresa de sociedad mixta que había creado el municipio de Barranquilla para reemplazar a las EPM y tratar de mejorar el servicio, las cosas cambiaron.

Los españoles en asocio con los políticos locales, en un entramado delincuencial, despojaron al municipio de Barranquilla de casi toda la totalidad de las acciones y tomaron las riendas de la empresa Triple A y la convirtieron en la “joya de la corona” de la multinacional Canal de Isabel II.

Mejoraron los servicios públicos que presta la Triple A a costa de elevadísimas tarifas, tecnificaron la empresa y la convirtieron en una de las compañías ejemplares en este renglón, sobre todo en el manejo del agua potable. De esta manera los españoles ensancharon sus tentáculos hacia otros municipios y departamentos.

Pero como ya lo sabemos en detalle, detrás de toda esta imagen de buen servicio se entretejía toda una red de corrupción internacional que se llevaba miles de millones de dólares a cuentas particulares en el extranjero.

Por todos esos líos de corrupción trasnacional que llevaron a la cárcel a directivos y gerentes de esta empresa, y algunos manejos no claros del gobierno del presidente Iván Duque, la Triple A volvió a las manos del distrito de Barranquilla.

Lo que hacía muchos años no sucedía, el agua que llega a los hogares barranquilleros es una porquería.

Pero la maldición continua, siguen los manejos siniestros de funcionarios ineptos, directivos corruptos y mediocres, y una gerencia incapaz.

Las tarifas siguen subiendo, la potabilización del agua está cada día peor y las alcantarillas no dejan de rebosarse y formar corrientes de agua podrida en las calles.

El columnista Antonio Peña escribió en la redes sociales sobre esta situación que está padeciendo la comunidad barranquillera:

Como nos gustaría a los Barranquilleros ver a nuestro ALCALDE, exigirle a la empresa Triple A, una rebaja o congelamiento a las TARIFAS, de agua, aseo y alcantarillado, con la misma vehemencia con que aparece ahora, exigiendo al gobierno nacional un respiro o una solución de fondo al alza de las tarifas del servicio de energía.

Para nadie es un secreto, que la Junta Directiva de la Triple A, de la cual hace parte Pumarejo, tiene un actuar irregular y arbitrario, muy parecido al de los los miembros de la Comisión de Regulación y Gas CREG, que solo actúan pensando en joder los bolsillos de los usuarios.

Gracias a las investigaciones de la Fiscalía Española, (Caso Lezo) se pudo conocer un gran entramado de corrupción al interior de La Triple A, que sirvió para que se embolsillaran de manera irregular una suma superior a los $ 264.000 millones de pesos, que de alguna manera, deben estar reflejándose en las altas tarifas que hoy pagamos los Barranquilleros.

En el mediano plazo, deberíamos esperar del gobierno Petro, una intervención o por lo menos, que exija un manejo más transparente de esta empresa. La Triple A, no puede seguir siendo una especie de ciudad amurallada, que manejan a su antojo los alcaldes de turno con el sector privado.

Si el gobierno nacional aporta recursos, bien podría pedir una REVISION a la actual fórmula TARIFARIA. No se justifica, que teniendo el RIO MAGDALENA a boca de jarro, nos estén clavando (sector residencial, comercial e industrial) con unas costosas tarifas, que nos hacen la vida más cara y la ciudad menos competitiva.

La Triple A, es un patrimonio de los Barranquilleros y no de una ELITE codiciosa.

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