Con la emergencia causada por el catastrófico incendio en un depósito de almacenamiento de combustible en la zona industrial de Barranquilla (vía 40), pareciera que nadie quiere buscar responsables.
Pero toda la ciudadanía de Barranquilla debería preguntarse si en últimas este hecho también es un acto criminal igual que los incendios provocados en la ribera oriental del Río Magdalena (Isla Salamanca), frente al barrio Las Flores, para obtener carbón mineral.
Claro, podrían tener razón quienes argumenten que aquellos que provocan los incendios en la isla de Salamanca lo hacen adrede, a sabiendas que comenten un crimen ecológico, y que lo ocurrido en la vía 40 es un hecho fortuito.
No obstante, detrás de ese «hecho fortuito» de la empresa Bravo Petroleum hay mucho que contar, analizar y concluir.


En la actual emergencia, las autoridades ya hablan de un posible corto circuito como el culpable del este mega incendio, y seguramente hasta allí llegarán las investigaciones.
Si hablamos de acto criminal es porque esa catástrofe nunca debió haber sucedido, sobre todo en ese punto neurálgico de la ciudad.
Decimos «nunca», porque la Compañía de Puertos Asociados Compas, dedicada a la logística de hidrocarburos, debía tener todos los protocolos de seguridad exhaustivamente afinados y respaldados con elementos de reacción de alta tecnología, que llevaran los riesgos a una mínima expresión.
Decimos «nunca», porque un estudio serio de manejo ambiental y un cuidadoso y profesional criterio de seguridad y riesgos, les hubiese señalado de antemano a los propietarios de esa compañía que no era un sitio indicado para almacenar combustible.
Pero la corrupción campea en las oficinas de licencias ambientales y las autoridades distritales encargadas de vigilar y controlar todo este tipo de empresas de alto riesgo, y a esto se suma la mediocridad y desgreño de estos funcionarios.
La huella ambiental por el incendio en Barranquilla es brutal. Además de la lamentable perdida del bombero, preocupan las afectaciones por la falta de servicios públicos y calidad del aire. ¿Será necesario evacuar familias de la zona?¿Cuál es el plan de contingencia humanitaria? pic.twitter.com/5hu3bzQH8J
— Diógenes Rosero D. (@diogenesroserod) December 21, 2022
¿Qué tipo de combustible almacena Bravo Petroleum?
Hasta ahora es un misterio, ni las autoridades ni los propietarios de la empresa han declarado qué tipo de combustible se está quemando y provocando la emergencia sanitaria y ambiental en la ciudad de Barranquilla.
Expertos nos han indicado que por las características de la conflagración podría tratarse de kerosene o el combustible que utilizan los aviones, el JP-A1 que produce Ecopetrol en Mamonal.
En todo caso los teléfonos de Bravo Petroleum no funcionan y el número de celular que aparecía en su página web fue borrado.
En su brochure digital, Bravo Petroleum se presenta como un grupo empresarial que presta servicios logísticos para el sector energético y de hidrocarburos que incluye operación portuaria, almacenamiento, transporte terrestre, marítimo y fluvial de biocombustibles, hidrocarburos y sus derivados, utilizando la infraestructura adecuada, con personal calificado que le permite garantizar la excelencia en el servicio, la satisfacción de las necesidades y expectativas de sus clientes, accionistas y otras partes interesadas.
En cuanto a seguridad y eficiencia, en su página web se presenta así: Nos regimos bajo normas de seguridad en el trabajo, establecidas por el equipo de HSSEQ para el desarrollo de tareas peligrosas con bajo índice de accidentalidad.
Pues, parece que no era así, todo indica que esta empresa estaba violando la Ley sobre almacenamiento de combustibles y las autoridades administrativas de la ciudad de Barranquilla eran permisivas u omitidas con su funcionamiento.

En su página web no aparecen las autorizaciones que exige la Ley para operar y almacenar combustibles de alta peligrosidad, ni tampoco las autoridades las han mostrado o divulgado para justificar la eficacia de sus funcionarios.
Si lo que nos han dicho los expertos, de que el combustible que arde es kerosene o JP-A1, es cierto, el problema se complica aún más, ya que la primera pregunta que salta es ¿tenía esta empresa todos los protocolos de seguridad para manejar y almacenar este tipo de combustible?
Y también, ¿está esta empresa autorizada para manejar y almacenar este tipo de combustible? Y de nuevo: ¿Los tanques de almacenamientos de esta empresa están tecnológicamente fabricados para almacenar combustible de alta peligrosidad?
Sabemos que la degradación de la calidad del combustible jet fuel suele ocurrir como consecuencia de un almacenamiento del combustible por un periodo largo de tiempo.
Es necesario identificar, caracterizar y gestionar cualquier degradación de la calidad del combustible almacenado por un largo periodo de tiempo. El Jet fuel debe ser monitorizado regularmente para prevenir problemas en el futuro en los sistemas de combustibles de los aviones.
Otro peligro para la calidad del jet fuel es el crecimiento de bacterias que se desarrollan dentro del producto. Los hidrocarburos que usan microorganismos pueden crecer y desarrollarse en combustibles jet no tratados, provocando problemas en los filtros del combustible. Si no se trata, el crecimiento bacteriano puede causar problemas catastróficos en el futuro.
Barranquilla no tiene cómo enfrentar emergencias de este tipo
En Mamonal (Cartagena), donde se ubican varias empresa como Bravo Petroleum, participa un ente que reúne a todas las empresas petroquímicas y cuenta con un cuerpo de bomberos élite que trabaja en conjunto con Ecopetrol.

Este cuerpo de bomberos élite tiene camiones, ambulancias, remolcadores y personal capacitado las 24 horas los 365 días del año.
En Barranquilla no tenemos nada de esto, y la falta de capacitación y entrenamiento le costó la vida un miembro del cuerpo de bomberos que fue a atender la emergencia en la vía 40.
Si en Barranquilla ocurriese un incendio en los edificios de gran altura, el carro escalera con que cuenta la ciudad solo llegría al piso 9. Además, estos bomberos solo están capacitados para apagar autos incendiados, solares y emergencias en arroyos.
Este es un campanazo de alerta para que la autoridades distritales tomen carta en el asunto y la dirigencia local asuma un política seria y profesional de prevención, vigilancia, control y capacitación de todo los relacionado con riesgos de incendios catastróficos.