Por Adlai Stevenson Samper

  • Primer movimiento de la Sonata:

En mi calidad de presidente de la Veeduría Cultural Urbanitas conjuntamente con Veeduría Lira del Atlántico hemos planteado seguimiento a las obras de restauración, reconstrucción, demolición del edificio sede de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.  En marzo de 2023, apoyada por la Contraloría General se hizo una reunión en la cual intervinieron los constructores, interventores, veeduría, representante de estudiantes al Consejo Superior de la U. del Atlántico y funcionarios de planeación de la citada institución educativa.

Allí los contratistas e interventores presentaron el sin número de dificultades encontradas en cada una de las secciones que componen el histórico edificio entre las que se incluían la carencia de cimentación -con paredes “en el aire-, techos falsos, obras de reparación de otras épocas meramente cosméticas, estructura de madera colapsada, apoyando sus intervenciones con fotografías.

En ese momento, a la obra, según el contrato, le quedaban 3 meses para su entrega definitiva. Señalé, por parte de las Veedurías, que era imposible finalizar el conjunto patrimonial por el estado general que presentaban los diversos bloques de edificio. Además, allí se señaló lo importante de la dotación tecnológica de los edificios con instrumentos, estudios, luces, laboratorios de procesamiento de fotos y vídeos, sintetizadores y que si bien la Universidad en apariencias -ya veremos la causa- carecía de recursos podrían solicitarse a nivel regional con el OCAD y con organismos internacionales.

  • Segundo movimiento Lento Adagio:

El edificio, que venía con diversos problemas desde la década de los ochenta, colapsó con un formidable aguacero del 18 de junio de 2017. Fue inaugurado el 20 de diciembre de 1936 por el presidente Alfonso López Pumarejo como sede de la Exposición Industrial y Comercia tras descartarse su uso como hospital.

Con la estrepitosa caída los técnicos consultados señalaron su veredicto: por asuntos de seguridad en ese recinto era imposible las actividades académicas procediendo el traslado de las diversas dependencias en sedes por toda la ciudad. Desde esa perspectiva cruel, toda una generación de estudiantes y egresados de Bellas Artes (desde el 2017) no conocen el edificio y han desarrollado su formación en espacios dispersos cuya finalidad no es propiamente la formación de artistas.

Por fin, en un lentísimo adagio, se firma el contrato DBS 003 del 25 de enero de 2022 entre la Universidad del Atlántico y la Unión Temporal Bellas Artes con el NIT 901.554. 506-0, conformada en un 50% por Yacamán Vivero S.A.S. y BF Construye S.A.S. con el restante 50%., representadas legalmente por William Enrique Yacamán con CC. 73.108.358.

El objeto del contrato consistía en la intervención en la modalidad de reparaciones locativas, reforzamiento estructural, restauración, obra nueva, ampliación, demolición y reconstrucción integral del conjunto de edificios de la sede Bellas Artes de la Universidad del Atlántico. El plazo otorgado era de 14 meses los cuales se vencían el pasado 26 de junio de 2023 a un costo total de $29.819 millones de pesos.

El inicio del proceso de contratación fue el 9 de diciembre de 2021, el 17 se presentó un informe preliminar de evaluación, el 28 un informe técnico y el 30 la adjudicación de las obras para iniciarse en enero de 2022 cuando el contrato estuviese jurídicamente formalizado y con plenas prerrogativas financieras. 

De más está decir que la temporada invernal de 2021 paralizó algunas partes de las obras y otras tuvieron que rediseñarse pues en los planos del arquitecto restaurador no se encontraban contemplados esas nuevas intervenciones. Eso dicen contratistas e interventoría de la obra.  

Tercer movimiento Minuet o Scherzo:

El asunto es por una serie de circunstancias, algunas de ellas predecibles y otras impredecibles las obras del edificio empezaron a sumar retrasos en las diversas áreas de intervención. Una desafortunada declaración de la gobernadora del Atlántico Elsa Noguera daba por hecho que el edificio sería entregado en diciembre de 2022, por lo menos parcialmente. Pero los arquitectos, ingenieros y constructores de la obra conceptuaron que era un verdadero peligro ingresar estudiantes y profesores en las condiciones de construcción, merced a que el bloque principal apenas se estaba interviniendo y en las otras posibles entradas existían excavaciones y rodamiento de equipos.

El retraso en el cronograma empezó a sumar días y semanas. En el contrato se especifican varios hechos relevantes al respecto de la posibilidad de atrasos. Por ejemplo, la Cláusula Octava de obligaciones del contratista señalaba específicamente en el numeral 8 «cumplir con el cronograma pactado con interventoría, supervisor y Comité de Coordinación». En el numeral 21 «el contratista se compromete a ejecutar la totalidad de las actividades contractuales aun cuando se presenten fluctuaciones en precios de mano de obra, materiales, equipos especiales, materia prima, divisas; entre otros, para darle cumplimiento al objeto del presente contrato».

Sobre los imprevistos de fuerza mayor en las obras otra cláusula señala taxativamente que por lo menos deberían tener abiertos tres frentes de trabajo en forma simultanea precisamente para evitar retrasos en la entrega de la obra cumpliendo fielmente el cronograma.

Los incumplimientos del contrato consisten en multas sucesivas diarias de 1% del valor del contrato y en la cláusula Décimo Quinta Penal indica que «el incumplimiento parcial o total del contrato, la Universidad podrá imponer el pago del 100% del contrato».  

  • Cuarto movimiento Allegro vivo o Rondo Sonata

El viernes 23 de junio a las 9:00 am era la visita de campo a las obras de recuperación integral de la sede de Bellas Artes por parte de las Veedurías convocantes, acompañadas por la Contraloría General, el estudiante representante al Consejo Superior de la Universidad -que por cierto es damnificado de la facultad de Bellas Artes-, el área de planeación de la Universidad del Atlántico, contratistas e interventoría.

Nuevamente contaron la historia de los diversos imprevistos y señalaron que la obra se encontraba adelantada en un 63%, faltando tres días para la entrega de la obra el 26 de junio de 2023. En ese momento ninguno de los involucrados había planteado, debidamente aprobado por rectoría, un otrosí de ampliación de la obra que quedó, más esperas, para entrega en el mes de noviembre de 2023.

Allí además se mencionaron singulares hechos relacionados con la prórroga de la ampliación.  Según el contratista llevaban invertido en obras $16.000 millones. Pero no se sabía -ni se conoce todavía- el aumento presupuestal de la prórroga que debe ser acordada conjuntamente entre contratistas e interventoría. 

Además, según el estudiante consejero Superior no existían los recursos en el presupuesto para cumplir con la adición. Planeación fue acusada de mentir sistemáticamente con los plazos de entrega jugando a doble banda entre los angustiados estudiantes y las directivas de la universidad. Lo cierto es que sobre carencias presupuestales el 5 de octubre de 2021 se comprometieron a nivel financiero las vigencias fiscales de 2022 y 2023 para las sedes de la Universidad del Atlántico por un monto de $44.884 millones.

Finale incierto adagio lento

En el recorrido por la obra se evidencian varios hechos relevantes:

  1. Construcción de una losa de metal en el bloque principal. El techo no se ha intervenido. Las baldosas tampoco. El segundo piso es espacio para un museo y necesita un especial tratamiento de luces y de energía.
  2. La galería de la sección pintura estaba finalizada, pero el día del recorrido el 23 de junio de 2023 apareció un frente de trabajo puliendo baldosas.
  3. En edificios de la sección de teatro y música, falta el tablestacado y la insonorización en paredes y techos de materiales acústicos.
  4. Los corredores de acceso se encuentran en obra negra.
  5. Igual la techumbre de los edificios de pintura que necesita un diseño especial de iluminación.
  6. No se encuentra dispuesta la batería de baños.
  7. Falta la intervención de pisos en bloque principal administrativo.
  8. No hay intervención en el patio central.
  9. Donde mayor atraso muestra la obra es en el teatro. Hay que colocarle techumbre, construir el nuevo desnivel, reforzamiento de muros, el foso se encuentra excavado y en construcción por ello no hay escenario, la embocadura del proscenio, cabina de luces y proyecciones, caja escénica, parrillas, insonorización, equipos de aire acondicionado. Falta todo por hacerse.
  10. Paisajismo en jardines y plazoletas.

Pese a que contratistas e interventores indican que la obra se encuentra en un 63%, en el concepto de las veedurías están justo en el 50% y tienen un escaso plazo de 5 meses para entrega en noviembre de 2023 en un acto de heroísmo laboral y técnico trabajando 24 horas diarias. 

Es posible entonces que en ese momento se solicite otra prórroga y la larga sonata de este edificio histórico en desgracia continue en la incertidumbre de su puesta en servicio para una angustiada comunidad estudiantil.  

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