La reciente elección de César Lorduy Maldonado como presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Colombia ha levantado alarmas entre quienes defienden la democracia en el país. Lorduy, abogado y político asociado con el influyente clan Char, llega al CNE en un contexto de graves acusaciones que lo señalan no solo como un posible feminicida, sino también como un perpetrador de acoso sexual y corrupción. Estas circunstancias plantean un dilema crítico: ¿puede alguien con tal historial garantizar la transparencia y la integridad en el manejo electoral?

Un Pasado Oscuro

La sombra de un presunto feminicidio pesa sobre Lorduy desde 1979, cuando la muerte de Alicia Ribaldo, de solo 16 años, marcó un capítulo oscuro en su vida. Aunque Lorduy insiste en que el incidente fue un accidente, la familia de la víctima ha mantenido que se trató de un acto deliberado​.

La falta de justicia en este caso ha dejado heridas abiertas que resuenan con fuerza en el actual contexto político.

Además, Lorduy ha sido acusado de acoso sexual por múltiples mujeres, incluyendo la representante Ingrid Aguirre, quien denunció haber sido víctima de violencia de género por parte de Lorduy​. Estas acusaciones han contribuido a un clima de desconfianza hacia su figura y a cuestionar su capacidad para ejercer un cargo tan crucial.

Lorduy Maldonado ya había sido denunciado por acoso sexual por una seguidora de sus redes sociales cuando era representante a la Cámara. La muchacha comentaba algunos contenidos del entonces representante, y se sintió alagada cuando el político la contactó y la elogió pues era muy raro que una muchacha tan joven y bonita se interesara por la política. Pero las conversaciones se transformaron en un juego perverso, llenas de insinuaciones morbosas e invitaciones oscuras.

He aquí lo que queda de esas conversaciones, una prueba fehaciente del alma de este personaje, que no logró relegirse en el Senado, pero sus conexiones con el partido más corrupto de Colombia, lo llevaron a ser elegido presidente del CNE:

Una Historia de Corrupción

El partido Cambio Radical, del cual Lorduy es un miembro destacado, ha sido señalado como uno de los más corruptos de Colombia. Las conexiones de Lorduy con este partido y su relación cercana con el expresidente Álvaro Uribe han suscitado preocupaciones sobre la imparcialidad del CNE, especialmente en un momento donde la confianza en las instituciones electorales está en declive​.

Las elecciones de 2026 se vislumbran como un momento crítico para la democracia colombiana, y la capacidad de Lorduy para actuar de manera objetiva y justa está bajo un intenso escrutinio. Con un historial manchado por acusaciones graves, su liderazgo en el CNE podría influir en los procesos electorales de maneras que van en contra de la integridad democrática que el país necesita.

La Resistencia de la Sociedad Civil

Ante este panorama, diversas organizaciones de derechos humanos y grupos políticos han alzado la voz, exigiendo la renuncia de Lorduy. Las representantes Jennifer Pedraza e Ingrid Aguirre han sido algunas de las figuras más visibles en la denuncia de la amenaza que representa un presidente del CNE con tales antecedentes​. La indignación es palpable, y el llamado a la acción se hace más fuerte conforme la sociedad civil demanda transparencia y ética en sus líderes.

Un Futuro Incierto

La llegada de César Lorduy al CNE no solo es una preocupación por su idoneidad, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de la democracia en Colombia. La percepción de que el CNE podría actuar al servicio de intereses políticos en lugar de la justicia y la equidad electoral es alarmante. Con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte, la necesidad de un liderazgo limpio y comprometido con la democracia nunca ha sido más urgente.

La historia de César Lorduy es un recordatorio de que la corrupción y la falta de ética en la política no solo amenazan a individuos, sino que socavan los cimientos mismos de la democracia. La sociedad colombiana debe mantenerse vigilante y activa, exigiendo no solo justicia para las víctimas, sino también un futuro en el que la corrupción no tenga cabida.

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