Por: Adlai Stevenson Samper
Durante la accidentada Alcaldía de Guillermo Hoegnisberg Bornacelli, el Concejo Distrital, tal como es costumbre, le concedió facultades extraordinarias mediante el Acuerdo 006 de 2004 titulado “Por medio del cual se establece la contribución de valorización por beneficio general, se fijan unos criterios y se otorgan unas facultades”. Un acuerdo con una titulación extensa, gaseosa e indeterminada en criterios y facultades, pero precisa en cuanto al pago de la valorización.
El Concejo se desligó de sus competencias constitucionales, delegándolas en la Alcaldía tal como lo señalaba el artículo cuarto del citado Acuerdo: “Facúltese al Alcalde Distrital por el término de noventa (90) días, contados a partir de la fecha de sanción del presente Acuerdo, para elaborar un Estatuto de Valorización Sistemático y Unitario que recoja las normas vigentes y reglamente el sistema de Valorización por Beneficio General, y Beneficio Local”.
Además, indicaban que en “ejercicio de las anteriores facultades, el señor Alcalde Distrital: 1. Determinará lo relativo a los elementos, factores y beneficios del Sistema de Valorización. 2. Establecerá criterios sobre categorías de predios, métodos de distribución y factores de aplicación del derrame. 3. Fijará los métodos de aplicación, aprobación y absorción de los montos distribuibles. 4. Diseñará los procedimientos para la asignación de la Contribución de Valorización, recursos, exigibilidad, representatividad de la comunidad beneficiada, divulgación, pagos, paz y salvos, jurisdicción coactiva, y demás aspectos procedimentales que permitan la cabal y legal aplicación del sistema de valorización.5. Establecerá la conformación del Consejo Distrital de Valorización”.
Del total de 12 obras programadas para Valorización I en el 2005 solo hicieron seis. Una de ellas fue la ampliación de la Circunvalar a otros tres carriles en sentido contrario con puentes peatonales en concreto; que por cierto es el único tramo en buen estado de los posteriormente construidos pues estos acusan ausencia y desgaste de capa de rodamiento, baches y huecos.
En la Valorización II (2012-2016) estaban proyectadas 16 obras, dejaron de construir cuatro, pero incluyeron a dos de ellas que estaban inconclusas, la Avenida del río en la isla La Loma I y la Calle 84 en su sistema de drenaje.
De donde sale la plata de la Avenida del río y el Malecón etapa La Loma
La firma BRC Investors Services S.A. –Sociedad Calificadora de Valores– realizó un análisis de la deuda del programa “Valorización por beneficio general de Barranquilla”, administrado por la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla y la Región Caribe (Edubar).
El informe dice que se le asignó la calificación de BB+ (Doble B Más) indicando que “Aunque BB+ no representa un grado de inversión, esta calificación sugiere que la probabilidad de incumplimiento es considerablemente menor que para emisiones de calificación más baja. Sin embargo, existen considerables factores de incertidumbre que podrían afectar la capacidad de cumplir adecuadamente con los compromisos de servicios de la deuda”.
El programa de Valorización I tenía reticencias muy bien fundamentadas de la ciudadanía ante los pobres resultados administrativos en materia presupuestal que habían obligado a la Alcaldía de Humberto Caiffa a acogerse a los parámetros de la Ley 550 de intervención económica del estado con un plan de austeridad en materia de inversiones, restringiendo gastos en todos los niveles. El informe de BRC Investors Service lo plantea en su análisis:
“El Programa de Valorización por Beneficio General (en adelante PVBG), desarrollado en la ciudad de Barranquilla, presenta unos resultados inferiores a los parámetros proyectados en la estructuración inicial (2005) en los que se destacan: (i) un menor monto recibido en materia de recaudo, tan solo un 66,7% de lo esperado, y (ii) una acumulación de cartera vencida del 46.2% de la facturación, la cual ha tenido un proceso lento de recuperación, con escasos resultados hasta abril de 2007. Como consecuencia, el proyecto presenta una reprogramación en los plazos de las obras, lo que podría generar un riesgo adicional en materia de costos de la construcción y bienestar de la ciudadanía. Adicionalmente, el proyecto ya ha presentado momentos de iliquidez siendo cubiertos por créditos de tesorería, y ha sido necesario acelerar gastos operacionales para atender el nuevo escenario con nivel de recaudo por debajo del esperado. El Programa ha enfrentado problemas técnicos y jurídicos, relacionados con la facturación y el cobro de la contribución, que explican parcialmente los bajos resultados del recaudo”.
Total, algunas de las obras programadas se retrasaron o suspendieron, tal fue el caso de la Avenida del Río con su correspondiente malecón.
Se inician las obras de la Avenida del río
El proyecto Avenida del río fue adjudicado por Edubar en agosto de 2006 a través licitación pública a la Unión Temporal Barranquilla hacia el Futuro, integrada por J.A. Asociados Ltda, Carlos Vengal Pérez, Suárez & Silva Ltda, Costasfalto S.A. y Alejandro Char Chaljub, por un valor inicial de $27.317 millones de pesos.
Tras el lanzamiento de su candidatura a la Alcaldía de Barranquilla en el 2007, Alejandro Char cedió su participación en el consorcio a MNV S.A., de su socio en otros proyectos como concesiones en vías Miguel Nule Velilla, una empresa entonces en alza con un portafolio de inversiones en empresas de energía, acueductos y obras públicas, protagonista posterior del célebre carrusel de la contratación en Bogotá.
Pero ese no fue el único escollo de la construcción. En el 2007 fueron invadidos terrenos y con ellos aparecieron los acuerdos y reconocimientos de pago por $1.225 millones de pesos a 40 personas que ocupaban parcelas con cultivos frutales, piscícolas y hortalizas dadas las condiciones de humedal de la isla La Loma. El proceso, accidentado, contó con acompañamiento de la personería y la defensoría del pueblo. Sin embargo, fuerzas policiales sacaron a los que se negaron a negociar. Lo peor del caso: ese lote de la isla pertenece a particulares y el alcalde Char –ya elegido- le dio condición de baldío con un largo proceso jurídico que aún no termina.
Condiciones generales de la Avenida del río y el Malecón
Ramón Vides, entonces gerente de Edubar, la empresa que llevaba adelante las obras, hizo una pormenorizada explicación a los medios de comunicación de la época sobre las características de la obra que ahora sirven perfectamente para ilustrar la magnitud del abandono y deterioro de esa obra.
Dijo que el proyecto constaba de tres grandes obras: “La primera es la avenida como tal, que consta de una vía de doble calzada de 1.250 metros de longitud, de dos carriles cada una, entre el canal de Los Tramposos y el Canal de Las Compañías, conectando lateralmente con el Río Magdalena. La vía rematará en el borde del Canal de La Compañías con una glorieta de 150 metros de diámetro. La segunda es el puente de acceso a La Loma sobre el canal de Los Tramposos, que tendrá una longitud total de 140 metros, con cuatro luces de 10 metros, una luz central de 20 metros y un tablero o superficie de 34 metros de ancho. Constará de dos calzadas con tres carriles cada una y dos andenes laterales de 4 metros de ancho cada uno. La tercera obra es la construcción del malecón León Caridi bordeando el Río Magdalena. Es un malecón turístico de 80 metros de ancho por 700 metros de longitud, el cual se constituirá en el nuevo espacio público de los barranquilleros, dándole así el frente a la principal arteria fluvial del país”.
Ilustremos un poco en sustentabilidad ambiental de este controvertido proyecto. Según Vides en el 2007 se trabajó en la construcción de la vía de acceso desde Barranquillita hacia la zona de las obras en La Loma, incluyendo el paso temporal sobre el canal de Los Tramposos, permitiendo mediante tuberías subacuáticas el flujo de la corriente.
Un uso, desviación y control de aguas legislado expresamente en la Le 99 de 1993, título VII:
Artículo 43º.- Tasas por Utilización de Aguas. La utilización de aguas por personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, dará lugar al cobro de tasas fijadas por el Gobierno Nacional que se destinarán al pago de los gastos de protección y renovación de los recursos hídricos, para los fines establecidos por el artículo 159 del Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente, Decreto 2811 de 1974. El Gobierno Nacional calculará y establecerá las tasas a que haya lugar por el uso de las aguas. El sistema y método establecidos por el artículo precedente para la definición de los costos sobre cuya base se calcularán y fijarán las tasas retributivas y compensatorias, se aplicarán al procedimiento de fijación de la tasa de que trata el presente artículo.
Parágrafo.- Todo proyecto que involucre en su ejecución el uso del agua, tomada directamente de fuentes naturales, bien sea para consumo humano, recreación, riego o cualquier otra actividad industrial o agropecuaria, deberá destinar no menos de un 1% del total de la inversión para la recuperación, preservación y vigilancia de la cuenca hidrográfica que alimenta la respectiva fuente hídrica. El propietario del proyecto deberá invertir este 1% en las obras y acciones de recuperación, preservación y conservación de la cuenca que se determinen en la licencia ambiental del proyecto”.
En la ejecución del proyecto avenida del río se taponaron entradas y salidas de aguas a los humedales, propiciando tal tropelía y atentado ecológico un trastorno general de la zona de influencia de la isla La Loma con el río Magdalena con los actuales resultados conocidos de vegetación y taruya (buchón de agua o lirio acuático) desplazando a las aguas que llegaban hasta el malecón.
En las áreas en donde quedaron huellas de los humedales antiguos, todavía con agua y que bien hubieran podido servir como estanques paisajísticos, una empresa de dragados que montó su cuartel en la isla La Loma decidió echarle sedimentos; a los humedales y el malecón, sin que ninguna autoridad ambiental o de la Alcaldía de Barranquilla se lo hubiese autorizado, asunto imposible entre otras cosas por su condición de acto ilegal en todas sus dimensiones.
El marco general de todos estos despropósitos era desarrollar; aunque el proyecto se encuentra en un estado misterioso de stand-by, una unidad de actuación urbanística en torno a las 40 hectáreas de la isla La Loma por parte de 5 empresas inmobiliarias que desarrollarían allí complejo de edificios residenciales, comerciales a cambio de la construcción de la sede la Alcaldía de Barranquilla destinado un porcentaje mínimo para un espacio verde, desafiando las recomendaciones de la Misión Japonesa en el sentido de ubicar allí al centro de convenciones y un parque como ejes dinamizadores de los planes de renovación del Distrito Central de Barranquilla y Barranquillita.
Las obras del malecón y la avenida del río se paralizan
Llegando Alex Char a iniciar su primer mandato en el 2008 las obras de la isla La Loma, Avenida del Río y Malecón se paralizan según las predicciones realizadas por la firma BRC Investor Services S.A. Los trabajos se “entaruyan” en asuntos jurídicos hasta que en el 2010 el Distrito de Barranquilla los entrega a la Secretaría de Infraestructura, tras previa culminación de los compromisos contractuales convenidos con la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla, Edubar.
En la administración de la alcaldesa Elsa Noguera, su Secretaria de Infraestructura Nury Logreira, muestra los cambios que han tenido las reglas de construcción de la Avenida. Las obras las reanudan solo dos de sus iniciales contratistas: J.A Asociados Ltda y Carlos Vengal. Aparecen tutelas sobre los desalojos al interior de la isla en una lucha jurídica y policiva sin cuartel para que se reanuden los trabajos sin problemas para lo cual giran, en ese momento de 2012 la suma de $2000 millones, con un cronograma ajustado de obras con el compromiso de entrega entre los meses de octubre y noviembre de ese año.
Para la alcaldesa Elsa Noguera en esos momentos el compromiso era total:
“Desde que llegamos el primero de enero hemos conseguido los recursos para hacerle abonos al contratista, esta obra forma parte de nuestro Plan de Desarrollo. Estamos recuperando también el entorno de seguridad de la zona, porque de nada nos sirve una gran obra si no tenemos los entornos seguros para que todos los barranquilleros puedan disfrutarla. Hemos dado todos los pasos para que esta obra sea una realidad”.
El abandono lento de las obras
Desde que el malecón fue dado en servicio en diciembre de 2012 se convirtió en referente turístico de la ciudad. El Consejero para las Regiones Alex Char, nombrado por Juan Manuel Santos dijo que con “la Avenida del Río se abre una nueva página de la historia de Barranquilla. Le decimos a la Alcaldesa que todos los barranquilleros nos quitamos el sombrero. Esta boca, que se le abre al país para disfrutar de su Río Magdalena, es una gran noticia. El haber hecho esto posible va a estimular una gran inversión que llegará a nuestra ciudad”.
Se plantearon ambiciosos planes de ventas de comidas, baños que nunca funcionaron, cafés, edificaciones que nunca se concluyeron mientras la obra mostraba sus costuras con una prematura oxidación de sus elementos, el pavimento de la avenida se resquebrajaba y hundía, haciendo la prensa eco de estas denuncias ciudadanas que prometían de inmediato, ipso facto, ser corregidas por las respectivas autoridades. Así sucedió y los correctivos cosméticos llegaban ante tales requerimientos.
El abandono y deterioro definitivo se da cuando entra al servicio el malecón del centro de convenciones en el barrio Siape que teóricamente hablando vendría a ser la segunda etapa –fue bautizado como etapa funcional I– desplazando en el interés ciudadano al malecón León Caridi que quedó sin visitantes, solitario y apto para ejercer los actos de vandalismo contra las inversiones de la ciudad –de sus ciudadanos a través de valorización I- por parte de empresas de dragados y rellenos violando todo tipo de leyes y decretos sobre obras en donde se involucren recursos naturales acuáticos.
El terrible panorama de lo allí sucedido explotó con varias denuncias sobre el abandono y deterioro acrecentada por un reportaje en tal sentido del diario El Tiempo de Bogotá que produjo, para los que no conocían el entuerto ambiental y de infraestructura, verdadera conmoción a lo que las autoridades distritales respondieron que ahora a ese espacio, en donde se hizo una inversión que algunos como el concejal de Barranquilla Antonio Bohórquez cuantifican en casi $47.000 millones de pesos, se le darían otros usos aunque sin definir, cuales.
Es una verdadera inmoralidad que una ciudad en que esta obra se hizo con recursos a cuentagotas, enmarcada en ley de insolvencia económica, se haya perdido esa inversión pública por abandono general de sus instalaciones.
Esa platica, ciudadanos, parece que se perdió.