La justicia en la mira: La batalla invisible por sacar a la fiscal Camargo
Analisis detallado del artículo escrito por la periodista Cecilia Orozco (Leer artículo 👉🏼aquí) en el que examinamos las maniobras para remover a la fiscal Luz Adriana Camargo desde la perspectiva de la corrupción estructural en Colombia.
El juego de ajedrez detrás de la toga
Mientras usted lee estas líneas, en los pasillos del Palacio de Justicia se mueve un tablero invisible. Las piezas: magistrados, demandas amañadas y una fiscal que incomoda. El premio: controlar quién puede investigar a quién en Colombia.
No es coincidencia que los «runrunes» sobre la posible nulidad de la elección de la fiscal general Luz Adriana Camargo se intensifiquen justo cuando avanza el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe. La magistrada Gloria María Gómez Montoya, del Consejo de Estado, ha decidido aplicar una inusual «sentencia anticipada» a una demanda interpuesta por desconocidos estudiantes de derecho.
¿Casualidad? La Red Subterránea que opera en Colombia nunca actúa por casualidad.

Anatomía de una demolición institucional
La demanda contra Camargo contiene argumentos que, bajo la lupa de la lógica jurídica, se desmoronan como un castillo de naipes:
- Que los magistrados votaron bajo presión de manifestantes callejeros (¿desde cuándo las togas se asustan por cánticos?)
- Que el presidente no podía postular candidatas porque su hijo tiene un proceso en la Fiscalía (curioso que no aplicaran ese rasero cuando Duque postulaba fiscales mientras su mentor político enfrentaba investigaciones)
- Que la terna quedó incompleta (a pesar de que la renuncia tardía no invalidaba el proceso)
- Y —aquí la perla— que se violó la equidad de género al presentar solo mujeres (¿dónde estaban estos defensores de la equidad cuando las ternas eran históricamente masculinas?)
Lo absurdo de estos argumentos revela que el objetivo nunca fue la justicia, sino el control.
El Ciclo Secreto detrás de la persecución
Lo que presenciamos con la fiscal Camargo no es un hecho aislado. Es la manifestación de lo que podríamos llamar el Ciclo Secreto: un patrón sistemático que perpetúa la impunidad de las élites mediante el control de las instituciones que deberían investigarlas.
Este ciclo opera así:
- Las élites políticas colocan a sus fichas en posiciones clave del aparato judicial.
- Cuando surge un funcionario independiente, se activan mecanismos para neutralizarlo.
- Se utilizan argumentos técnicos para disfrazar motivaciones políticas.
- Se crea un ambiente mediático que legitima la intervención.
- La opinión pública, abrumada por la complejidad jurídica, permanece pasiva.
Como señala nuestro documento sobre corrupción estructural: «Los mecanismos legales y políticos en Colombia han favorecido tradicionalmente a los gobernantes. Desde el aforamiento de diputados y senadores hasta la lentitud de los procesos judiciales, pasando por el escudo de la burocracia y la complicidad de ciertos sectores judiciales; sin duda, el sistema está diseñado para proteger a la élite política.
»
La impunidad tiene nombres y apellidos
No es casual que la presión contra Camargo coincida con el avance del caso contra Uribe. No es fortuito que medios afines a ciertos sectores intensifiquen sus ataques contra la fiscal. No es accidental que el Consejo de Estado, históricamente adverso al actual gobierno, acelere una decisión sobre este caso.
El profesor Alejandro Nieto lo describió con precisión al hablar de sistemas similares: «La corrupción estructural no es un problema de casos aislados, sino una práctica sistemática integrada en el funcionamiento del Estado.
»
Lo que vemos con Camargo es apenas la punta del iceberg de un sistema judicial donde la independencia se castiga y la lealtad se premia. Un sistema donde los magistrados no llegan por méritos, sino por conexiones políticas. Un sistema donde investigar a ciertos apellidos tiene consecuencias.
El precio de la indiferencia colectiva
Mientras este juego de poder se desarrolla en las altas esferas, la sociedad colombiana observa con resignación, atrapada en lo que podríamos denominar «la parálisis del espectador
». Esta actitud no es accidental: es producto de décadas de desencanto planificado.
«La resignación tiene diversas causas. Por un lado, la idea del «todos son iguales» ha calado hondo en la opinión pública, generando una desconfianza absoluta hacia cualquier alternativa política
«, señala el análisis sobre corrupción estructural. Esta desconfianza no es espontánea: es el resultado de una estrategia sistemática para desmovilizar a la ciudadanía.
Cuando la fiscal Camargo sea removida —si el plan en marcha tiene éxito— no será solo una funcionaria la que caiga. Será otro golpe a la ya debilitada independencia judicial colombiana.
Romper el ciclo: de espectadores a protagonistas
¿Qué podemos hacer frente a este Mecanismo Invisible que opera en las sombras? El primer paso es reconocerlo. El segundo, rechazar la normalización de lo inaceptable.
La estrategia para combatir la corrupción estructural debe incluir:
- Eliminar los privilegios judiciales de los altos funcionarios
- Fortalecer la independencia del poder judicial
- Implementar mecanismos efectivos de control ciudadano
- Castigar severamente a quienes abusan del poder
- Proteger a quienes denuncian irregularidades
Como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de pasar de la indignación en redes sociales a la acción concreta. De la resignación al compromiso.
La batalla por la Fiscalía no es un simple capítulo más de la novela política colombiana. Es una lucha por determinar si Colombia será un país donde la justicia alcanza a todos por igual o donde seguirá siendo un privilegio de quienes no tienen apellidos poderosos o conexiones políticas.
La pregunta no es si sacarán a la fiscal Camargo. La pregunta es: ¿qué haremos nosotros cuando lo intenten?
Las verdades incómodas requieren coraje tanto para ser dichas como para ser escuchadas. Esta es una de ellas.