Por: Hernando Escobar Medina, Presidente Veeduría Ciudadana “NO MAS CORRUPCION EN COLOMBIA
“Yo salí de Fonseca y pasé por la Distra Pasé por Buena Vista lo mismo por San Juan en el Molino, Villa Nueva y Urumita me daba tristeza recordar al Cardonal ... Vengo a contarles la historia de este viajero cuando se encontraba en medio de la serranía (Bis) Pasaba por senderos fatigantes buscándole a una flor su suave aroma (Bis) Y solo y triste caminaba Julio Vásquez con el fin de encontrar a la mujer que más adora (Bis)...”
“El Viajero” es un bello y memorable paseo del folclor vallenato de la autoría del prominente guitarrista y compositor Julio Vásquez, quien naciera el 19 de junio de 1926 en el caserío El Cardonal, cerca de Fonseca, precisamente en el sur de La Guajira.
Vásquez, quien fuera uno de los pioneros de la canción provinciana en guitarra, en ese hermoso pasaje musical cita a municipios y poblaciones que conformaban el sur del departamento de La Guajira y narra detalles del generoso paisaje de su región, cuando solo, triste y enamorado, quería encontrar a la mujer que más adoraba, la misma con quien termino contrayendo nupcias, después de ir a buscarla en una fatigante travesía desde El Cardonal (Fonseca) hasta la Estrella, una finca localizada cerca del municipio de Codazzi (Cesar).
Esa maravillosa historia de amor vivida por Julio Vásquez y Lucila del Carmen Mendoza Frías, su esposa, nacida en Cañaverales y criada en Fonseca, nos enseña como era de grata, apacible y tranquila la vida en esas tierras del Magdalena Grande (La Guajira, Cesar y Magdalena); las mismas que hoy conforma la Región Sur de La Guajira con sus municipios Hatonuevo, Barrancas, Fonseca, Distracción (Distra), San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar.
Con el paso de los años, después de la creación de la Entidad Territorial segregada del Magdalena, las gentes del sur de La Guajira vivieron apacibles y hermosos tiempos, pues la fertilidad de sus campos permitió fortalecer y acrecentar la ganadería y la agricultura con importante incremento en el número de cabezas de ganado vacuno y caprino y de la labranza de la tierra con pequeños y medianos cultivos, erigiéndose en prósperos renglones de la economía regional. Ni que hablar de su riqueza folclórica, de Varas Blancas para arriba, con el infinito rosario de excelsos juglares, acordeoneros, músicos, intérpretes, compositores y verseadores, eximios y auténticos exponentes del vallenato autóctono.
La naturaleza ha sido prodiga y generosa con la región; otra evidencia de ello son los yacimientos de carbón de las minas de Cerrejón, lo que permitió, desde finales de la década del 70, generar empleo masivo de mano de obra calificada y no calificada, crecimiento demográfico y del comercio y fortalecimiento de la economía regional.
En ese escenario, en las décadas de los años 60 y 70, el futuro regional, desde Hato nuevo hasta La Jagua del Pilar, estaría determinado por la prosperidad, generación de empleo e incremento de la productividad agropecuaria y ganadera para bien de sus gentes.
Sin embargo, negros nubarrones presagiaban oscuras tormentas en el horizonte regional. Así, el contrabando, el cultivo y tráfico de marihuana durante la conocida “bonanza marimbera”, el tráfico de cocaína y otros estupefacientes, la ilegal introducción de combustibles desde Venezuela, el accionar desestabilizador, demencial e intimidatorio de la guerrilla de las FARC, el actuar indiscriminado de la Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y el delito transnacional sumieron a aquellos municipios del Sur en una grave crisis de inseguridad y criminalidad que afectó negativamente la economía y el bienestar de los gobernados. Entonces, se impuso el imperio de las armas, la violencia y la Ley del más fuerte con criminales que solo inspiraban terror y miedo con el secuestro extorsivo, abigeato, hurto de vehículos, la extorsión y sus “vacunas” y todo tipo de empresas delictivas. La región era tierra “Sin Dios, ni Ley, ni Santa María”.
Entre los años 2002 y 2010, durante el gobierno nacional de Alvaro Uribe Vélez, precedido de la implementación del “Plan Colombia”, concebido y estructurado por el presidente Andrés Pastrana Arango para fortalecer y equipar a la Fuerza Pública, el Ejército y la Policía Nacional combatieron, redujeron y derrotaron a toda suerte de criminales sin tregua ni descanso, literalmente “los pusieron a raya”. Fue entonces cuando los indicadores de criminalidad y delito descendieron a los niveles más bajos de las últimas décadas.
El crimen fue proscrito de la Región Sur de La Guajira con la significativa merma y desmantelamiento de la guerrilla de las FARC, el sometimiento de las AUC y el combate sin cuartel contra el cultivo, procesamiento y tráfico de estupefacientes; se puso fin al secuestro extorsivo, al abigeato, la extorsión, las muertes selectivas y desapareció el miedo, antes apareció la esperanza. Los campesinos, agricultores y ganaderos pudieron regresar a las labores del campo sintiéndose seguros y tranquilos, los comerciantes reanudaron sus actividades y el comercio recobró su dinámica y los habitantes del sur de La Guajira volvieron a transitar sin temores por las carreteras de la región y el departamento. Era el reverdecer de la Región Sur.
El 4 de septiembre de 2012, después de dos años de discretos encuentros, conversaciones y pre negociaciones en la Habana, se da inició a la negociación del presidente Santos con las FARC EP, cuyos miembros levantados contra la institucionalidad y el Estado, responsables de crímenes de lesa humanidad, secuestros, asesinatos, tomas de poblaciones y atentados y daños contra la infraestructura productiva nacional, hicieron dejación de las armas y optaron por convertirse en partido político a cambio del compromiso de contar la verdad, someterse a la justicia, reparar a sus Víctimas y comprometerse a no repetir sus delictivos actos.
Es así, como el 26 de septiembre de 2016, las FARC EP y el gobierno nacional suscriben el “Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto” y, posteriormente, se materializa la periódica entrega de las armas por parte los combatientes a una comisión de las Naciones Unidas.
Posteriormente, en agosto de 2018, Iván Duque Márquez, quien en campaña por alcanzar la primera magistratura de la Nación propuso revisar, modificar y reformar el Acuerdo suscrito por Santos con las FARC EP, tomó posesionó como presidente de los colombianos y, desde entonces, su gobierno ha enfrentado, tal vez con más desaciertos que aciertos, disimiles fenómenos desestabilizadores del orden público, social y económico. Una vez más, la tranquilidad y la seguridad en los municipios de la Región Sur del Departamento de La Guajira se ven afectadas por el cambio drástico en las condiciones de vida de sus pobladores debido al aumento de Grupos Armados Ilegales, crimen organizado transnacional, grupos armados organizados, desplazamiento forzado, migración de criminales venezolanos, economías ilegales y la presencia de la disidencia de las FARC EP, al igual que en otras regiones del país.
Según el informe “Sin dios ni ley”, realizado por PARES, los principales actores identificados en la Región Sur son: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del Golfo, los Conquistadores de la Sierra Nevada de Santa Marta y Conquistadores de La Guajira, al igual que grupos de delincuencia transnacional y ejércitos privados que amenazan e infunden miedo en la población, por medio de amenazas de limpieza social, al igual que amenazas de muerte a líderes sociales. (https://pares.com.co/2020/02/10/la-guajira-y-cesar-un-territorio-en-manos-del-crimen/)
La Guajira siempre ha sido un territorio con dinámicas complejas, donde el Gobierno Nacional abandona a sus gentes a su suerte o se rehúsa a reconocer algunos actores armados, donde, además, se facilita cruzar la frontera con Venezuela y se presenta el crecimiento exponencial de amenazas hacia aquellos que denuncian la situación, y como siempre la población es la más vulnerada.
En los dos últimos años, la sociedad colombiana ha sido objeto de una desbordada escalada delictiva que angustia, desestabiliza y preocupa a los ciudadanos decentes, empresarios e inversionistas. De ello no se escapa la Región Sur de La Guajira por cuenta de la presencia y accionar del ELN, de las bandas criminales como el Clan del Golfo y los Conquistadores de La Guajira, facinerosos, cuatreros, extorsionistas, sicarios, narcotraficantes y delincuentes de todo pelambre.
Los habitantes de los mencionados municipios se encuentran inermes y a merced del asedio criminal y observan pasivamente como se deteriora el orden social y la seguridad por cuenta del delito y la impunidad y la economía regional está siendo gravemente afectada sin que haya una acción positiva de las Autoridades para defender a la ciudadanía de los bandidos.
La fértil, alegre y pacífica Región del Sur del Departamento de La Guajira otra vez está siendo
vilmente azotada por la sistemática e incesante acción delictiva de guerrilleros, criminales, sicarios, abigeos, extorsionistas, salteadores, narcotraficantes, miembros de bandas criminales y de grupos armados organizados, quienes generan pánico y zozobra entre sus habitantes, sin que los Comandantes del Departamento, del Segundo Distrito con sede en San Juan del Cesar y de Estaciones de la Policía Nacional, localizadas en los municipios que la conforman, materialicen efectivas acciones para prevenir y contrarrestar, neutralizar y judicializar la a los delincuentes y criminales, proteger a los ciudadanos decentes y honestos, amparar a los jóvenes, líderes sociales y agricultores, para brindar protección a los indefensos ganaderos, los mismos que ni siquiera pueden portar sus amparadas armas de fuego de defensa personal y se encuentran nuevamente solos y a merced del ignominioso asedio de criminales cuatreros y desalmados extorsionistas.
Mientras, ante ese apocalíptico y degradado estado, la crisis de seguridad y desestabilización del orden público, económico y social se agudiza se desconocen las medidas y acciones dispuestas por el Comando del Grupo de Caballería Mecanizado No. 2 CR. Juan José Rondón del Ejercito Nacional, acantonado en Buena Vista (Distracción) que puedan efectivamente garantizar la salvaguarda de la vida, bienes y honra de los ciudadanos de bien que residen en los Municipios de la Región Sur de La Guajira.
Señor Gobernador Nemesio Roys Garzón, Señores Alcaldes de Hatonuevo, Barrancas, Fonseca, Distracción, San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar: Ustedes son los Jefes de la Policía en el Departamento y sus Municipios, y responsables directos del bienestar de sus conciudadanos; por tanto, sírvanse convocar de inmediato y con carácter de urgencia, sin dilación alguna, un Consejo de Seguridad Regional con la exigida presencia de los señores Ministro de Defensa Nacional, doctor Diego Molano Aponte, Mayor General Julio César González Bedoya, Comandante de la Regional 8 de la Policía Nacional, Mayor General Gerardo Melo Barrera, Comandante de la Primera División del Ejército Nacional, Defensor del Pueblo, doctor Carlos Camargo Assis, Procuradora General de la Nación, doctora Margarita Cabello Blanco, Fiscal General de la Nación, doctor Francisco Barbosa Delgado.
Gobernador Roys Garzón y Señores Alcaldes: Ustedes no pueden guardar silencio y permitir que los criminales extorsionen, sometan, roben, y asesinen con sicariato contratado a las gentes de bien, a los ganaderos y agricultores honrados y decentes del Sur de La Guajira y a los trabajadores del campo. Los hechos de violencia, criminalidad, pillaje y sicariato, sus autores y las estructuras criminales que disponen la comisión de esos delitos y crímenes, ordenados contra la vida, la integridad física, los bienes y honra de sus gobernados tienen que ser confrontados, combatidos y judicializados con la militarización de las vías y poblaciones y el imperio de la autoridad y la Ley. Para ello están constitucionalmente instituidas las Autoridades que ustedes han de convocar a ese Consejo de Seguridad Regional que debería realizarse en San Juan del Cesar, solo en atención a la equidistancia geográfica con Hatonuevo y La jagua del Pilar.
P. D. 1 Al empresario Huber José Vergara Fragoso lo asesinaron en su taller por la espalda, en presencia de sus trabajadores y a seis cuadras de la Estación de Policía de San Juan del Cesar.
P. D. 2 Al terminar este artículo, lamento recordar los versos del villanuevero Emilianito Zuleta Díaz al componer “Mi pobre Valle”, por cuanto en el Sur de La Guajira “ninguno responde por nadie, ese es el plato de todos los días”, no responde ni el Grupo Rondón del Ejercito Nacional, ni los funcionarios locales de la Fiscalía y Procuraduría Generales de la Nación, ni la Policía Nacional. Sus gobernados están solos, indefensos, desamparados, inermes y a merced del crimen y de la bala asesina y cobarde.
“…
Lo que sucede es que ya yo no resisto
la guerra sucia que nos tiene nerviosos
quisiera hacer como hizo Jesucristo
que dio su vida por salvarnos a nosotros
…
Ya no se puede tocar por las calles
así como anteriormente se hacía
de cualquier parte un disparo nos sale
ya uno no vale lo que antes valía
aquí ninguno responde por nadie
ese es el plato de todos los días
…”
