Por: Adlai Stevenson Samper 

Parece un caso sacado de un guión cinematográfico por sus singulares características de intrepidez en escena y timo colosal a la vista de todo el país.

Se trata de los partidos de eliminatorias de la Selección Colombia en su sede del estadio Metropolitano de Barranquilla, en especial del juego contra el equipo de Brasil el 5 de septiembre de 2017 con un marcador apretado al final de uno por uno que los avezados comentaristas deportivos nacionales consideraron casi una victoria.

Pero la victoria real, la ganancia real, fue en el proceso nada transparente de la venta de boletería en donde hubo, según la Superintendencia de Industria y Comercio y la Fiscalía General de la Nación, diversas conductas susceptibles de reproche administrativo y penal.

Aparecen tres instituciones protagonistas de los hechos: la Federación Colombiana de Fútbol, la organizadora y distribuidora de boletas Ticket Shop y una subdistribuidora TuTicket Ya. Los personajes en su gran mayoría oriundos de Barranquilla. Todos torpes en medio de su aparente viveza por ganarse, de oportunidad, unos pesos.

La adjudicación

En julio de 2015 la Federación Colombiana de Fútbol abrió un proceso licitatorio para la venta de boletería de los partidos eliminatorios del mundial en Rusia a cumplirse en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez. Todo indica que el proceso de reventa fue una estrategia cuidadosamente planificada en sus mínimos detalles.

En la licitación hubo un amarre previo entre las empresas Ticket Shop y Tuticket Ya con el propósito, no de surtir de boletería a los espectadores, sino crear artificialmente una escasez con el propósito de provocar la demanda en el mercado negro con alzas de precios del 200% a 250%. Según expertos en el sector de venta de boletas, las empresas ganadoras carecían de los requerimientos exigidos, entre ellos la experiencia, financiación y soporte logístico.

Según auto del Fiscal Sexto especializado, antes de la licitación se pactó una comisión de éxito por $3.000 millones de pesos y hubo, con la anuencia obvia de la Federación Colombiana de Fútbol; pujas y contraofertas para efectos de despejar el camino a la empresa ganadora del contrato de distribución.

Tuticket Ya realizó un contrato de participación con Ticket Shop, operador oficial ganador de la venta de boletería. De este modo empezó la venta de boletería, con algunas denuncias sin trascendencia en los otros partidos, hasta los procesos descarados de agotamiento y reventa para el juego que era la joya de la corona: Colombia- Brasil el 5 de septiembre.

Para la SIC la operación funcionó así:

“En desarrollo de este sistema anticompetitivo se dio un primer acto de favorecimiento, en donde los cartelistas determinaron un valor concreto y específico para el anticipo que debía contener la propuesta de TICKETSHOP con el objetivo de que lograra ser la ganadora. Así, establecieron que “debía haber un anticipo de $10.000’000.000 de pesos”, lo que al momento de su elección representó un factor que “determinó” que fuera considerada la “mejor opción” debido a que “incluyó en su oferta una modalidad de pago por anticipado”.

Un segundo acto de favorecimiento consistió en establecer conjuntamente el valor de la oferta económica que presentaría TICKETSHOP, con el fin de que fuera la oferta ganadora. Para lograr su objetivo, el 12 de agosto de 2015, día de la presentación de las ofertas, los cartelistas tuvieron información confidencial para revisar y tener acceso en tiempo real a cada una de las propuestas que se presentaron ante la FCF y así coordinar el valor de la propuesta que TICKETSHOP debería presentar.

Esto permitió que minutos antes de vencer el plazo para presentar las ofertas, TICKETSHOP aumentó el valor económico de su propuesta a $ 40.124.640.000 pues “con ese número la licitación salía a su favor”. Si bien este comportamiento buscaba favorecer la propuesta económica de TICKETSHOP, un error cometido por la firma de abogados encargada de realizar la evaluación económica de las ofertas la ubicó en segundo lugar.

Pese a ello, en una estrategia plenamente concertada, los miembros del Comité Ejecutivo de la FCF eligieron por unanimidad -y sin ningún tipo de reparo o deliberación-, la propuesta presentada por TICKETSHOP, con el fin de asegurar el favorecimiento ilícito y dar apariencia de legalidad al proceso de selección para no despertar ninguna sospecha”.

Una plataforma de ventas “bloqueada”

Con el propósito de despejar dudas e interrogantes sobre la venta de boletas, la Federación Colombiana de Fútbol (NIT 860.033.879-9) conjuntamente con Comercializadora de Franquicias (NIT 900.297.972-3), propietaria de la marca Ticket Shop, elaboraron un protocolo de ventas estricto para el partido Colombia- Brasil.

Parecía en sus pormenores, una cátedra de “fair play”. Decía el aviso oficial (documento adjunto) que a las 00:00 horas del 8 de agosto se habilitaría la venta al público de las boletas a través del sistema de venta en línea por página web. Solo podrían comprar mayores de 18 años para lo cual deberían suministrar el número de cédula, con una tarjeta de crédito para usar en un lapso de tiempo de 15 minutos. Cualquier intento de recompra, con la misma cédula y tarjeta, sería ipso facto anulado por el sistema que además; alertaba, en caso de estar congestionando, otorgando un respectivo número de turno para la atención.

Hasta ahí, “todo bien todo bien”, tal histórico aserto del Pibe Valderrama. Una excelente muestra de escrúpulos en la venta que tropezó con la realidad, más allá de las frases y protocolos de venta, exponiendo la verdadera tramoya. El día de la venta; de salida, la plataforma se bloqueó. No se podía ingresar. A los quince minutos, cuando da acceso, indica a los compradores que ya se encuentra agotada la boletería.

Se encuentra colocado el balón en el punto penal para el cobro respectivo que por supuesto todo un golazo. Empieza la demanda por la boletería en los canales no oficiales, a través de revendedores –esa es la función de Tuticket Ya- que elevan vertiginosamente los precios. Un mercado de compra de títulos valores empresariales se le queda corto a la feroz rapiña por controlar segmentos de la boletería.

Allí es donde se inician las investigaciones administrativas de la Superintendencia de Industria y Comercio; y en derecho penal de la Fiscalía General de la Nación. En el caso de la primera; salió de prisa a pedir explicaciones a la empresa Tecnoglass sin mayor fundamento jurídico de causa, obligando a los directivos de esta empresa a emitir un comunicado en donde señalaban su rechazo ante las sindicaciones, la presencia de personal de la SIC en las instalaciones puntualizando que no hubo incautación de discos duros, usb, computadoras y archivos; subrayando la inveterada costumbre de esa empresa de comprar boletería en cantidades oscilantes entre 130 a 150 con el propósito de obsequiarla a allegados, recalcando que “JAMÁS hemos prestado, invertido, colaborado ni a título personal ni a titulo empresarial a NADIE dinero para participar en una negociación con la Federación Colombiana de Fútbol y NUNCA hemos revendido ni acaparado boletas para ningún espectáculo público”.

Según el CEO de esta empresa, Christian Daes, en declaraciones a la emisora La FM “a mí no me han decomisado los computadores y no se han llevado absolutamente nada de la fábrica, pero sí me preguntaron que si no sabía nada de la reventa, algunos funcionarios de la Federación de Fútbol, por Elías José Yamhure, con quien tengo una amistad de hace años, pero en los últimos dos años lo he visto máximo 30 minutos y no tenía ni idea que él era socio de eso”.

Ticket Shop, concesionaria de la venta se muestra sorprendida

Ante el cariz grave que mostraba el creciente escándalo, el gerente de Ticket Shop, César Carreño se mostró desconcertado ante las acusaciones de la SIC. Según Carreño, no hubo engaños y todo se reducía a un natural error humano –algo así como la botada de un penalti-, que existía aforo total para vender 15.000 boletas y el resto se destinaba a cortesías y empresas.

Además, había un proceso de boletería suelta de venta on line en la web de Ticket Shop –sí, la misma que estuvo bloqueada y agotó boletería en un santiamén- ofreciendo 6000 boletas de más que por supuesto no existían y en consecuencia ofrecía el triste dato de agotadas.

La consecuencia del descalabre por el “error humano” fue que la empresa Ticket Shop fue suspendida indefinidamente, tras formulación de cargos, en sus funciones de venta de boletería hasta la determinación final de su responsabilidad. La Federación Colombiana de Futbol le dio total apoyo a las decisiones de la Superintendencia de Industria y Comercio.

El truco y las ganancias

Después del desconcierto por el “error humano” y a medida que avanzaban las investigaciones penales, se descubría el modus operandi del sistema. En la primera fase imputaron cargos a César Ronaldo Carreño Castañeda e Iván Darío Arce Gutiérrez, representante legal y gerente financiero de TicketShop (Comercializadora de franquicias S.A.). Sindicados como responsables de los delitos de agiotaje, concierto para delinquir y ofrecimiento engañoso de productos y servicios. Ante el cumulo de pruebas, los empresarios con sus abogados aceptaron su responsabilidad en los hechos colaborando con la justicia.

Según la Fiscalía; en los allanamientos encontraron un acta de TuTicketYa en donde sus tres socios (Elías Yamhure Dacarett, representante legal de TuTicketYa, Rodrigo de Jesús Rendón, dueño del Real Cartagena y Medardo Alberto Romero) establecen los precios “oficiales” de reventa en el mercado negro desviados a través de su comercializadora con los debidos comprobantes de entrega a otros revendedores (lo que se ubican en los alrededores del estadio y en otros puntos estratégicos de la ciudad).

Se encontraron evidencias físicas y testimoniales de 3.353 boletas que habrían sido revendidas entre el 15 y el 24 de mayo de 2017. En total 952 boletas de la localidad occidental, 779 boletas de la localidad oriental y 1.622 boletas de las localidades norte y sur. Los espectadores compraron en reventa las boletas de Norte y Sur pagando entre $170.000 y $200.000 pesos por boletas que costaban originalmente $60.000 pesos. En oriental, los aficionados pagaron $400.000 pesos por boletas por la mitad de su valor. En occidental, en las boletas de $350.000, el incremento fue hasta de $800.000 llegando al 229%.

Según la Fiscalía “El material recaudado indica que por las 3.353 boletas detectadas los encargados de la venta de las entradas obtuvieron $1.154’980.007, cuando en realidad el costo de la boletería era de $578’970.000. En pocas palabras, por la reventa, habrían logrado una utilidad de $576’010.007″.

Gol olímpico y de taquito con todas las de la ley. Por su parte la SIC estableció en sus indagaciones que Ticketshop habría desviado más de 42.000 boletas con fines de reventa entregadas a un sub concesionario denominado Grupo Socios Ticket Ya conformado por Elías José Yamhure Daccarett, Medardo Alberto Romero Riveros, Leticia Guijarro, Rodrigo Rendón Cano, Rodrigo Alejandro Rendón Ruiz, David Alberto Romero Vega y Roberto Saer Daccarett. Todo este proceso con el visto bueno y anuencia de la Federación Colombiana de Fútbol y sus directivos.

Tuticket Ya y sus socios

La responsabilidad de esta empresa como revendedora, actuando de concesionaria comercial de Ticket Shop, algo así como su mano siniestra y de la Federación Colombiana de Fútbol en el papel de calanchín, fueron sancionadas por la SIC. La Fiscalía determinó procesar algunos directivos de estas empresas dictándoles detención domiciliaria y la prohibición de salida del país.

El 6 de julio de 2020, tres años después de los sucesos de la eliminatoria, la SIC sancionó a diecisiete (17) personas naturales y tres (3) agentes de mercado por haber ejecutado o facilitado la conducta anti competitiva en la venta de boletería promoviendo una cartelización. El caso estaba cantado por un evidente auto gol de Ticket Shop y sus directivos, en el rol de empresa delatora tras abierta confesión de los ilícitos, decidiendo aceptar cargos y colaborar para presentar y esclarecer los hechos en sus dimensiones verdaderas. En total, las sanciones impuestas por la SIC llegan hasta la suma de $18.000 millones de pesos.

Según la SIC:

“Como consecuencia del acuerdo anticompetitivo, TICKET YA ejecutó la reventa de la boletería a precios muy superiores a los establecidos por la FCF. A modo de ejemplo, en el partido Colombia vs Brasil, considerado por los cartelistas como “la joya de la corona”, una boleta con un valor establecido de $60.000, se vendió, por lo menos, en $270.000, lo que representó un aumento de un 350% para el consumidor interesado en adquirir una boleta para dicho partido, siendo este tan solo el primer eslabón de la cadena.

Adicionalmente, con la finalidad de permitir el funcionamiento de este sistema anticompetitivo, garantizar su cometido y mantenerlo en absoluta clandestinidad, los cartelistas desplegaron varias estrategias. Para ello, la FCF, pese a las múltiples quejas e inconformidades durante la ejecución del contrato de boletería, omitió realizar una auditoría y, por otra parte, TICKETSHOP anunció en su página web información falsa y publicidad engañosa respecto a la existencia de boletería disponible para la venta al público.

Esto generó un infructuoso intento de ocultamiento del cartel, al punto de incluso ser considerado por los cartelistas como un “acto de infinita torpeza” que finalmente dejó al descubierto su conducta ilegal.

Es curioso el concepto de flagelarse; seguramente de la boca de Ticket Shop, cuando califican la operación como un acto de “infinita torpeza”. Quizás menospreciaron las instituciones, algo muy común en personajes de altos estratos sociales de Barranquilla, de donde provienen el 70% de los vinculados. El caso de Tuticket Ya es asombroso pues esta empresa era diligenciada por Elías Yamhure Daccarett, hermano de Salim, a quien el juez 25 de control de garantías decidió enviar el 12 de marzo de 2019 a la cárcel, acusado por el presidente Iván Duque de ser “el mayor contrabandista de textiles”.

Había generado fraudes por más de $500.000 millones de pesos, lo que dio pie a que nuevamente el presidente señalará “Cayó él y quien los asistía en todas las piruetas contables para esquilmarle recursos a Colombia”. La modalidad, ampliamente difundida en diversas épocas en Barranquilla, era la utilización del plan Vallejo para reclamar incentivos por exportaciones ficticias. El diario El Tiempo, en su edición del 8 de marzo de 2019 titula: “Los oscuros pasos de tres poderosos Yamhure de Barranquilla”. Describe el contenido del reportaje en los siguientes términos: “Salim está preso por contrabandista, Alfredo es prófugo y Elías es indagado por reventa de boletas”.

Tuticket Ya, de Yamhure, aparece como la empresa que hace el trabajo “sucio” de reventa por varios canales, tras los acervos probatorios de la decisión de la SIC en confesión de parte de su empresa aliada concesionaria Ticket Shop y seguramente la investigación penal, que ya tiene resueltos responsabilidades puntuales, ofrecerá resultados similares.

La responsabilidad de Tuticket Ya se encuentra plenamente establecida. Las pruebas muestran las liquidaciones de las ventas al por mayor de boletería hechas a precios de hasta 350% superiores del precio de taquilla, hecho planeado y realizado en las oficinas de TuTicketYa en Barranquilla. En otras palabras, esta empresa cobraba su comisión mínima de ganancia extraordinaria, pero a su vez permitía que otros sub revendedores les colocaran precios de aún mayor valor. La SIC tiene documentos titulados como “actas de socios” en los que se acordaron fijar los precios de reventa de la boletería por localidades, tal como si se tratara de precios oficiales. Una verdadera cadena de agiotismo y engaño al consumidor.

Los socios de Tuticket Ya son Elías Yamhure Daccarett, Leticia Guijarro Daza, Rodrigo Rendón Ruiz, Medardo Romero Riveros, David Romero Vega y Roberto Saer Daccarett. Por parte de Ticket Shop César Carreño e Iván Darío Arce Gutiérrez, ambos exonerados de multas por colaboración. Los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol Luis Bedoya, Ramón Jessurún, Álvaro González, Jorge Perdomo, Juan Hernández, Claudio Cogollo, Elkin Arce, Andrés Tamayo y Rodrigo Cobo.

No se sabe quién acuñó en los procedimientos investigativos y resolución de la SIC la entrecomillada frase de “infinita torpeza”. Casi una epifanía para designar todos los procedimientos. Se puede especular; observando que salen bien librados en las multas por confesión y colaboración espontánea que parece surgida de los portavoces de la empresa delatora Ticket Shop, quienes se confiaron en la destreza de sus “socios” y al final se encontraron con unos aficionados a estas lides sin ningún recato en sus actuaciones. Tan torpe como las consecuencias económicas que produce la justicia colombiana pues indica que los “tumbados” con los sobrecostos de la boletería no tienen oportunidad de reclamar nada.

Total silencio del público y a esperar la definición; desde la tribuna pasiva de los afectados, de los tiros penaltis. Fue una goleada inmisericorde al consumidor.

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