La corrupción que por décadas ha carcomido el sistema de salud en el país, pero concretamente en la región Caribe, donde incluso grupos armados ilegales permearon hospitales y estamentos gubernamentales del sector salud, está pasando cuenta de cobro en medio de la pandemia del coronavirus.
Sumado a esto, las precarias condiciones de las instituciones prestadoras de salud del sector público, la poca oferta del sector privado, tanto de prestadores como de personal sanitario, en particular de médicos especialistas, tienen hoy a los habitantes del Caribe sumidos en la incertidumbre y el miedo por las vidas que a diario está arrebantándoles el coronavirus.
Las cifras hablan por sí solas
Hoy los siete departamentos del Caribe colombiano continental están poniendo el 56% de todos los fallecidos por coronavirus, al sumar ya 2.753 fallecidos de los 4.925 de toda Colombia.
Solo hoy 10 de julio, los muertos en los siete departamentos costeños (Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira), sumaron 122 del total de 211, lo que representó el 57.81% de todo el país.
El departamento del Atlántico y su capital Barranquilla es el más afectado; allí la pandemia ha cobrado las vida a 1.758 personas. El Atlántico aporta casi el 37% del total de muertos en el país y está por encima de víctimas de Bogotá donde hasta hoy 1.006 personas han perecido.
En números globales, la Costa Caribe cuenta con 10’300.000 habitantes que representan el 21% de la población total del país, lo que pone de presente la grave situación que enfrenta la región por cuenta del coronavirus, pues Bogotá, con casi 8 millones de habitantes, ha puesto el 20,4% de víctimas fatales, es decir que, entre Bogotá y la región Caribe están aportando 3.762 víctimas fatales, el 76,3% de toda Colombia.
La situación está última semana se empeoró en los departamentos de Córdoba y Sucre.
La cifra puede evidenciar por un lado la precaria red asistencial de salud que hay en la región, la poca disponibilidad de camas de Cuidados Intensivos, pero también la poca efectividad de las autoridades locales y departamentales a la hora de prepararse de manera efectiva para asumir el pico de la pandemia, el poco y casi nulo control que hubo frente al tema de la apertura de sectores productivos y económicos, y el control de la propia ciudadanía, que tampoco asumió su compromiso de autocuidado.
Poca resolución y pocos médicos
Según los registros del Ministerio de Salud, el total de camas UCI para adultos de la Región Caribe es de 1.576, para atender a más de 10 millones de habitantes regados en una extensa geografía. Siendo Barranquilla la mejor dotada con 503 según el REPS.
En comparación, Bogotá por ejemplo, que concentra casi 8 millones de habitantes cuenta con 1.050 UCI, Valle del Cauca con 742 y Antioquia 659, y aunque la población total de estas tres zonas suman casi 18 millones de habitantes, su capacidad resolutiva y sus robustos sistemas de salud, principalmente los de Antioquia y Bogotá, han permitido atender de mejor manera el pico de la pandemia.
Por ejemplo Bogotá cuenta con un total de 14.339 prestadores de servicios de salud de todo tipo.
Antioquia con 9.789 y Valle del Cauca con 5.602. Mientras que el Atlántico, siendo la cuarta ciudad del país, solo registra 2.562 prestadores.
Con el agravante de que su único hospital público de tercer nivel de complejidad El Cari, del orden departamental, cayó en manos de la corrupción y prácticamente lo acabó, lo que quiere decir que hoy el Atlántico no cuenta con una sola entidad pública de ese nivel de complejidad.
En Bolívar la ESE Hospital Universitario de Cartagena está intervenido por la Superintendencia Nacional de Salud y el departamento sólo reporta 1.700 prestadores de servicios de salud.
De la mano de la oferta de servicios, va la disponibilidad de personal sanitario, en especial de médicos especialistas.
Según datos del 2012, al menos un 68% del talento humano en salud, que incluye, personal con formación técnica, profesional y con especialización, se concentra en Bogotá, Valle del Cauca y Antioquia, quedando apenas un 32% para ubicarse en el resto del país.
Entre las razones que esgrimen principalmente médicos especialistas, para no laborar en zonas distintas a las mencionadas, está el monto de los salarios o ingresos, que en el resto del país están por debajo de Bogotá, Valle del Cauca y Antioquia.
Sector público en la región Caribe
Aterrizando en el sector público, el panorama del Caribe es desalentador.
El departamento del Atlántico solo cuenta con otros tres hospitales de segundo nivel de complejidad, la ESE Hospital Niño Jesús, la ESE Hospital Juan Domingo Romero de Soledad y la ESE hospital departamental de Sabanalarga, todos con problemas financieros.
A nivel local, el Camino Adelita de Char, adscrito al a IPS MiRed, entidad de carácter mixto, ha venido a suplir en parte la carencia del desmejorado hospital General de Barranquilla que luego de que le deshabilitaran varios servicios quedó catalogado en segundo nivel de complejidad.
En cuanto al resto de los departamentos, hay que decir que de los 13 hospitales públicos que hoy soportan una intervención de la Superintendencia Nacional de Salud, por malos manejos administrativos, 10 son de la región Caribe: se trata de los hospitales de San José, de Maicao; Alejandro Próspero Reverend y Julio Méndez Barreneche, de Santa Marta; el Universitario del Caribe, de Cartagena; el Río Grande de la Magdalena, de Bolívar; el Universitario de Sincelejo y el San Marcos de Sucre; San Jerónimo de Montería y Sandiego, de Cereté y el San Andrés de Chiriguaná (Cesar).
Curiosamente el Cari de Alta Complejidad, nunca fue intervenido sino que por decisión de la actual gobernadora Elsa Noguera, fue cerrado, lo que dejó aún más desprotegido el departamento para enfrentar la pandemia.
Un alto porcentaje de las ESE públicas de la región Caribe está categorizadas por el Ministerio de Salud en alto riesgo financiero, lo que es inversamente proporcional a departamentos como Boyocá, Valle del Cauca o Antioquia, donde ocurre lo contrario.
En este punto valga decir que por las cifras que se están presentando por cuenta de la pandemia, queda la duda de si las intervenciones que adelanta la Supersalud han realmente servido para mejorar la calidad y oportunidad se servicios a los habitantes de la región, por lo menos en las entidades del sector público.
Así las cosas, hoy el Caribe enfrenta la peor crisis sanitaria de su historia, comparada tal vez con la crisis que generaron el chiqunguña y el zika hace algunos años, y que por lo visto no dejaron lecciones aprendidas, sino que, por el contrario, nuevamente la población costeña es víctima de las consecuencias de la corrupción, La desidia y el desinterés de sus clases dirigentes.