En el año 2021 publicamos un artículo titulado el “El fracaso de Nicolás Petro como diputado de la oposición” y ahora nos toca analizar su fracaso como hijo mayor del presidente de la república Gustavo Petro.

Si partimos de la premisa de que los hijos tienen el deber de superar a sus padres, Nicolás es un absoluto fracaso, pues hasta el momento no ha demostrado que tiene el coraje y el espíritu intelectual, o tal vez alguna pista, que indique que va en camino de convertirse en un orgullo para su progenitor.

Como político surgió de la nada, o sí, del del despiste que puede tener cualquier padre desesperado para que su hijo sea alguien en la vida. Y como “supuesto” político no es más que un trasgo, no tiene peso en sus acciones, ni en su pensamiento, ni en su palabra.

Se nota que ni siquiera ha leído Cien años de Soledad, menos aún a Platón o Aristóteles. ¿Cómo puede ser de izquierda alguien que no ha leído un párrafo de Marx?

Su fracaso ha llegado al punto que su propio padre, el presidente de la república, ha pedido a la Fiscalía que lo investigue, pues hasta su misma ex esposa lo señala como autor de delitos graves de corrupción.

Si un hijo de un presidente de la república no cuenta con los mínimos estándares intelectuales para entender que lo que da dignidad al ser humano es su dimensión simbólica, es mejor que se quede quieto, que no hable y trabaje en algo que no estorbe el desempeño de su padre.

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