Jenny Ambuila y Elba Chará durante un paseo en Miami. Foto: Facebook Jenny Ambuila
Ómar Ambuila, un contador y especialista en derecho aduanero, vivía sin ostentaciones en una casa del sector continental, a unos minutos del área céntrica de Buenaventura, Valle del Cauca. Su esposa Elba Chará, una abogada, iba y venía entre esa ciudad y Cali.
En el distrito portuario, según algunos testimonios, los Ambuila no demostraban derroche. Se movilizaban en una camioneta, como una familia de estrato medio.
En los fines de semana, la pareja pasaba por una iglesia cristiana, en la que aportaba diezmos. Ambuila es aficionado al fútbol y a la política.
“Vivían como personas comunes y corrientes, es decir, la familia de un funcionario que no recibe mal salario pero no presume”, dijo un allegado en Buenaventura. “Él pasaba más tiempo en el puerto por el trabajo en la Dian, pero la esposa y la hija estaban en Cali”, reiteraron.
La familia tiene origen caucano, de comunidad afro. Ambuila, nacido en marzo de 1961 en Buenos Aires, un municipio donde se vive de cultivos y minería de oro.
A sus 31 años, el 10 de diciembre de 1992, entró a la Dirección de Impuestos Nacionales (Dian), como analista V. Allí siguió su carrera hasta que fue escalando en los puestos hasta llegar a jefe de Control Interno de Carga de la entidad, según la Fiscalía.
Hace 12 años, los Ambuila se vincularon a la iglesia Comunidad Cristiana de Paz, en el sur de Cali. Allí, de acuerdo con Ricardo Díaz, integrante de la junta directiva de esta congregación religiosa, la familia colaboraba en actividades propias de esta comunidad, pero resaltó que sin mostrar riquezas. “Ayudaban invitando a las personas para ser parte de la iglesia”, dijo Díaz.
Sobre una versión de que la familia habría regalado un carro a un pastor de una iglesia cristiana en Cali, el integrante de la comunidad Cristiana señaló que eso es una mentira.
En el puerto, indicaron que “Ómar Ambuila es una persona tranquila, que le gustaba sentarse a tomar tinto o refresco en el centro. Se le veía sencillo”.
También lo describen como un hombre a quien le gusta el fútbol, seguidor de la Selección Colombia y el deporte. También le gusta la política y es afín con ideas relacionadas con el Centro Democrático.
El salario mensual básico que recibía por sus labores alcanzaba los 4’300.000 pesos, pues su rango era el de analista V, según el registro en el Sistema de Información y Gestión del Empleo Público (Sigep). Siendo así, ganaba más que un profesional especializado grado 16 y un profesional universitario en la Dian que devengan entre 1’959.000 y 4’286.000 pesos. Ambuila no ganaba, según este registro del Sigep, por encima de los 6 o hasta 10 millones que percibe un inspector, entre denominaciones I y IV.
No obstante, la Fiscalía señaló a Ambuila como jefe del Grupo Interno de Trabajo de Control de Carga de la Dian, devengando unos 10 millones de pesos y con un nivel de educación universitario.
El 6 de mayo de 2018, el noticiero Noticias Uno publicó el testimonio de un importador que aseguraba que Ambuila estaba en una red para el cobro por ingreso de cargas. El asunto quedó en el aire, sin que se conocieran investigaciones.
Unos meses después corrió el rumor de un presunto atraco a una casa de un funcionario de la Dian, pero eso no fue confirmado por las autoridades. Luego se habló de la pugna por una supuesta caleta, sin embargo, la Policía no lo verifica.
De todas maneras, la familia acostumbraba a vestir ropa de prestigiosas marcas, situación que se veía con normalidad en Buenaventura, donde no llamaba la atención de nadie. Sin embargo, lo que sí generaba extrañeza eran las publicaciones de su hija Jenny Lizeth Ambuila.
Mientras sus padres pasaban sus días en el puerto en completa tranquilidad y sin muchos lujos, Jenny gozaba una gran vida en Miami, donde cursaba sus estudios universitarios, también había pasado por la Universidad de Harvard un par de años atrás. Aparece un carné que la acreditaba como estudiante de Harvard en 2016.
“Ni siquiera, la señora Chará se había sometido a una cirugía o intervención estética por lo que tampoco llamó la atención sobre sus recursos materiales y en Buenaventura, quienes pueden contar con dinero no dejan de pasar por un quirófano para moldear su cuerpo”, dijo un allegado. Por eso, también llamó la atención, pues los Ambuila siempre han mantenido un perfil medio en Buenaventura.
Pero fue, precisamente, en Estados Unidos en donde Jenny compró en el 2016 un carro Lamborghini, de color rojo, con presuntos dineros dados por su padre. El vehículo costó 1.000 millones de pesos, recursos que no pudieron ser justificados con el salario del padre ni con la venta de una vivienda que la familia Ambuila dijo haber tenido en el norte de Cali, en el Valle del Cauca.
Los esposos Ambuila y su hija, detenidos la semana pasada, en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, de Palmira, no aceptaron los cargos ante el Juzgado 9 de control de garantías en Cali que les dictó medida de aseguramiento por presunto lavado de activos, favorecimiento al contrabando, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir, cargos que también se les imputaron a dos personas más, Emilson Moreno Granja, funcionario del Grupo de Control de Carga de la Dian, y Gustavo Adolfo Rivas Arboleda.
Según la Fiscalía, los bienes, como los carros de la hija, pues también tuvo un Porsche de color blanco, presuntamente adquiridos con dineros que habrían provenido de “un esquema de corrupción que estaría en cabeza de dos funcionarios de la Dian, que habrían permitido el ingreso ilegal de toneladas de mercancía por el puerto de Buenaventura”.
Las ostentaciones en redes fueron evidentes en los últimos tres años, según la Fiscalía, cuando la hija de los Ambuila empezó a publicar fotos y videos en redes sociales de los vehículos de alta gama.
En esos videos, la joven Ambuila se ve conduciendo, en especial, el Lamborghini, por calles de Estados Unidos.
De acuerdo con la Fiscalía, la joven Ambuila utilizaba el Porsche de color blanco para ir a la Universidad. La joven asistía, además, a los más famosos festivales y conciertos de música electrónica en Estados Unidos.
No ocultaba la ostentación de ropa de marcas como Louis Vuitton y otros accesorios de Chanel y Gucci. Estos lujos los mostraba en las mismas redes, con otros accesorios, como un teléfono celular de cubierta de oro y de edición limitada.
Jenny Lizeth, en las audiencias de garantías que había adquirido el lamborghini y otros bienes con un trabajo de influenciadora en redes sociales, específicamente en la plataforma de YouTube, y que su dinero no es ilegal.
En la Fiscalía informaron que, durante más de un año, un equipo especializado de la Dirección contra el Lavado de Activos de la Fiscalía, con apoyo de agencias de los Estados Unidos, estuvieron reuniendo evidencias para que el Juzgado 9 dictara la medida de aseguramiento.
“A cambio de su ilícito actuar, estas dos personas (Ambuila y el otro funcionario de la Dian) y otros señalados cómplices habrían recibido millonarios dividendos que se ocultaron a través de la constitución de empresas fachada o fueron girados a sus familiares para que adquirieran bienes y servicios que superarían su capacidad económica. Por ejemplo, estaría demostrado que los dos funcionarios no tenían salarios superiores a los 6 millones de pesos; sin embargo, registraron ingresos y compras por montos muy superiores de los que nunca ha existido claridad sobre su origen”, señaló la Fiscalía cuando se produjeron las cinco capturas.
En la Fiscalía también resaltaron “que en el curso de la investigación llamó la atención que familiares de uno de los dos funcionarios “gozaban de una vida de comodidades y así lo mostraban a través de las redes sociales. Ya en la verificación de sus movimientos financieros se constató que no desempeñaban actividad económica que soportara los bienes y la vida social que ostentaban“.
CALI