Calamar es un municipio del departamento del Bolívar y sus habitantes decidieron en la elecciones regionales de 2023 que Yelitza Emperatriz Castellar Ruiz administrara los recursos públicos destinados a mejorar la infraestructura y calidad de vida de los habitantes de este municipio.
En este municipio nunca se han implementado programas anticorrupción en sus gobiernos, y la contratación pública ha sido blanco de serios reparos. Y tal vez a usted nunca le ha importado qué hace o no hace el alcalde con el presupuesto asignado, o, seguramente, tampoco se ha enterado que ese dinero es suyo y de cada uno de los habitantes de su municipio.
Así que abra los ojos y preocúpese de qué está haciendo el alcalde con el dinero de todos.
Para tener una idea de cuánto se apropian los corruptos del presupuesto de Calamar hemos hecho la siguiente operación partir del presupuesto definitivo para 2023(*), el cual suma $47.447.391.747: los estudios indican que mientras no haya un programa anticorrupción, ni controles efectivos, los presupuestos de los entes territoriales son esquilmados por los corruptos en más del 19%, es decir que en este municipio los corruptos se apoderan anualmente de aproximadamente de $9.015.004.431. Puede ser un poco más o un poco menos.
Y para concientizarnos del daño que nos hacen los corruptos y los pésimos administradores del recurso público, podemos decir que estadísticamente, en Calamar, los corruptos, desde el 1 de enero de 2024, hasta el día de hoy, cuando usted está leyendo esta nota, se habrían apoderado de la siguiente suma:
¿Qué ha decido el alcalde Yelitza Emperatriz Castellar Ruiz para evitar esta escandalosa situación? Lo invitamos a que llene las siguientes líneas explicando cada uno de los contratos amparados en el presupuesto del 2024.
(*) Este municipio con cumple con la Ley, ni el Concejo ni la alcaldía municipal tienen al día su página web, actualmente no cuenta con información ni explicación sobre el presupuesto para 2024. La poca transparencia y falta de información al público es una de las primeras banderas rojas de corrupción.