Justo después de que el ex superintendente nacional de Salud del gobierno de Gustavo Petro, Luis Carlos Leal, denunciara ante la Fiscalía General de la Nación, presuntos hechos de corrupción que se estarían presentando en cuatro EPS tres de ellas intervenidas por la propia Supersalud, el mandatario decidió retirarlo de manera inmediata de su cargo.
Lo sucedido ha generado dudas sobre el verdadero compromiso e interés del gobierno progresista en la lucha contra la corrupción.
Alrededor de la salida de Leal se han tejido varias versiones, pero todas apuntan a que existen interesados en que el nivel de corrupción en el sector salud se mantenga. O al menos eso es lo que ha quedado en el ambiente.
Varios medios de comunicación tras entrevistar bajo reserva de sus nombres a conocedores del sector e incluso empleados de la propia Supersalud, afirman que hubo presión por parte del propio ministro de Salud, Guillermo Jaramillo para su salida de esa entidad.
Leal salió de la Superintendencia de Salud a finales de octubre después de haber estado al frente apenas ocho meses y de haber liderado las intervenciones de tres de las EPS más grandes del país como Sanitas, Nueva EPS y S.O.S., de haber lidiado con las peticiones de Compensar y Sura de salirse del sistema y de haberle puesto la lupa a distribuidoras de medicamentos como Audifarma con visitas sorpresas. Acciones en las que siguió al pie de la letra las órdenes del Presidente.
Sin embargo, las denuncias de corrupción contra Coosalud y otras tres entidades terminaron siendo su acto de despedida antes de que Laura Sarabia directora del Dapre, le pidiera la renuncia.
También se rumora que además del ministro de Salud y de Sarabia, estuvo la esposa del propio ministro, Beatriz Gómez Consuegra, quien trabaja desde 2022 en la Supersalud como delegada para los prestadores de servicios.
El asunto central es que cayó para muchos como un balde de agua fría la salida de Leal, pues se supone que gozaba de la confianza del presidente Petro. Ni el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ni el presidente explicaron su salida.
Hilando más delgado, también se afirma que Jaramillo, de cara a sacar adelante el nuevo proyecto de Ley de Reforma a la Salud, no estaría interesado en desde ya entrar en trifulcas con las directamente afectadas con la reforma, es decir las EPS, lo que dejaría claro que sacrifica el Gobierno de Petro, su lucha contra las prácticas corruptas en el sistema de salud, para sacar adelante la reforma.
Jaramillo, el manda más
Esta última teoría va tomando fuerza en la medida en que de inmediato Leal fue reemplazado por Giovanny Rubiano, quien salió del INS a la Supersalud y quien goza de la entera confianza del ministro Jaramillo, pues fue su mano derecha cuando fue secretario de Salud en la Alcaldía de Petro en Bogotá.
Y en el INS se designó a Ricardo Rojas Huertas, un médico cirujano de la Universidad Nacional que trabajó en la Secretaría de Salud de Bogotá desde 1998 hasta 2022, pasando por los gobiernos de Enrique Peñalosa, Antanas Mockus, Lucho Garzón, Samuel Moreno, Claudia López y Gustavo Petro, en el que alcanzó a coincidir con Jaramillo. De igual manera, Rojas ya conoce el INS porque lleva vinculado un año y medio como contratista.
También son allegados al ministro Guillermo Jaramillo, seis de los siete interventores escogidos por Rubiano recientemente, pues tienen en común el haber trabajado en algún cargo en la Bogotá Humana.
Algunos de ellos como gerentes de hospitales locales, pero ninguno tiene la calificación para el cargo y algunos no están en la lista de agentes interventores, que se supone es de donde debió el Gobierno escogerlos.
Curioso que el Gobierno que se anunció como un adalid anticorrupción, ahora haya echado mano de una norma tramitada por el expresidente Iván Duque y su superintendente Fabio Aristizábal para hacerle el esguince a esta condición que le daba seguridad a las entidades intervenidas, en este caso las grandes EPS del país.
Esto, porque mediante Resolución 2021300000017762-6 del 23 de diciembre de 2021 se delegó en el servidor(a) público(a) que desempeñara a cualquier título – propiedad o situación administrativa – el empleo de Superintendente Delegado Código 0110 Grado 23 del Despacho del Superintendente Delegado para Entidades de Aseguramiento en Salud, (la esposa de Jaramillo), la función asignada al Superintendente Nacional de Salud en el numeral 30 del artículo 7o del Decreto número 1080 de 2021, esto es, la que corresponde a, “(…) administrar el Registro de Interventores, Liquidadores y Contralores (Rilco) de la Superintendencia Nacional de Salud
”.
Los nuevos interventores
Así las cosas, la Supersalud designó a Kemer Ramírez Cárdenas, como interventor de Sanitas. Ramírez, en mayo 2012 cuando Petro llevaba cinco meses en la Alcaldía, fue nombrado como gerente del Hospital Tunjuelito II Nivel E.S.E., el cual es administrado por el Distrito de Bogotá.
Otro caso similar es el de Jorge Arturo Suárez Suárez, un médico cirujano que por esos mismos años se desempeñó como gerente del Hospital de Chapinero I Nivel E.S.E. y que fue nombrado como agente interventor de Famisanar.
Como interventor de Emssanar fue nombrado Gabriel Enrique Castilla, quien fue gerente del hospital de Suba II Nivel E.S.E.
Cabe resaltar que, si bien estos nombramientos le correspondieron directamente a la Alcaldía de Bogotá, se dieron después de un concurso de méritos público en los que estos profesionales resultaron ganando.
Por su parte, la médica Diana Constanza Rodríguez Posso, hoy interventora de Savia Salud, estuvo vinculada a la Secretaría de Salud como profesional especializada en implementación de unidades de dolor y red de urgencias durante toda la Bogotá Humana llegando a coincidir con Guillermo Jaramillo.
Un caso particular es el del interventor de Nueva EPS, la más grande de país con casi 11 millones de afiliados, Bernardo Armando Camacho Rodríguez, quien fue director del Hemocentro Distrital, el banco de sangre, tejidos y células de la Secretaría de Salud. Aunque se trata de una entidad en la que estuvo desde 1997 y de la que salió en 2017.
Por su parte, el único que no ocupó ningún cargo durante la Bogotá Humana fue Carlos Eduardo Franco Muñoz, a quien se le recuerda por haber sido subdirector encargado de la EPS Comfacor que luego terminó siendo liquidada y quien ahora tomará las riendas de Servicio Occidental de Salud (S.O.S.), una de las más importantes en el Valle del Cauca.
En resumen, Jaramillo, además de ser el ministro de Salud, ha terminado poniendo a quien ha querido en varias entidades claves del sistema, al tiempo que deja de lado el interés por la lucha contra la corrupción, así de dientes para afuera lo promulguen, pues si fuera real tal propósito, lo más probable es que Leal seguiría en su cargo.