Muro de contención en el Canal del Dique.

Pese a las constantes denuncias que han hecho los habitantes de Santa Lucía (Atlántico), sobre el inminente riesgo que corren de presentarse una creciente del río Magdalena por las fallas estructurales que se presentan en el terraplén de protección que se construyó hace apenas un año y siete meses, el Fondo de Adaptación, ninguna autoridad ni ambiental, ni departamental, ni local se ha apersonado de la situación y las filtraciones y deterioro del muro son cada vez más protuberantes.

Detalles del deterioro de esta megaobra.

Las obras del muro de contención y que se consideró como una megaobra, se entregaron en junio el 2018, requirió una inversión de $110 mil millones de pesos. Y en su momento los mandatarios del Atlántico, Eduardo Verano; de Bolívar, Dumek Turbay y el gerente del Fondo de Adaptación, Iván Mustafá, aseguraron que con estos 1.500 metros de colchacreto a orillas del Canal del Dique, los municipios a orillas del río habían quedado “protegidos”, tras las graves inundaciones que se presentaron en el 2010.

Sin embargo, pasados apenas un año y medio de su construcción, lo que se evidencia es un deterioro prematuro de las obras.

En el Atlántico, la megaobra del terraplén tiene 34 kilómetros y fue gestionada por la Gobernación. Los trabajos se dividieron en dos tramos: Calamar–Santa Lucía y Santa Lucía Villa Rosa; además, se hizo un contrato de reforzamiento especial en los sectores de Caño Tabaco, Caño Arenas y Boquitas y la protección de Santa Lucía. Su función principal es proteger la vía posibles filtraciones y rupturas del Canal del Dique.

Las obras del tramo Calamar–Santa Lucía fueron ejecutadas por la sociedad Latinoamericana de Construcciones S.A. (Latinco S.A.), cuyo representante legal es Sergio Humberto Ramírez Arroyave. Y el tramo Santa Lucía–Villa Rosa fue construido por el consorcio Vías Canal del Dique, integrado por las firmas KMA Construcciones y Construcciones e Inversiones Beta S.A.S.

El proyecto incluyó otra fase que fue la protección del casco urbano de Santa Lucía. Allí se instalaron 1.500 metros de colchacreto, obra que estuvo a cargo de A Construir S.A.

También en ese entonces se entregaron obras preventivas para control de inundaciones en municipios de San Estanislao, Soplaviento, Mahates, San Cristóbal y Calamar en Bolívar.

En ese entonces, según Iván Mustafá, “el dique de protección construido era una estructura diseñada para un periodo de retorno de 100 años”.

Sin embargo apenas seis meses después, los mismos habitantes comenzaron a alertar sobre las posibles filtraciones en la estructura, en la calle 9 entre carreras 12 y 13, y aún hoy ni el Fondo de Adaptación, ni las entidades territoriales han procurado resolver el tema.

Incluso desde esa época el Fondo de Adaptación ha indicado que el mantenimiento de la obra, una vez cumplido el periodo de garantía estipulado en el manual de uso, conservación, operación y  de la infraestructura) “las debe realizar la Administración Municipal de Santa Lucía”.

Detalles del deterioro de esta megaobra.

Edward Ecker Martínez, exsecretario de Planeación de Santa Lucía, dijo en su momento que las obras de colchacreto desde el principio fueron “unas obras de arte”.

“Desde un principio se sabía que eso no era un muro de contención, el agua del Dique socava el terreno y eso causa la filtración. Esa obra fue un paño de agua tibia, esto era algo que se venía venir. Yo siendo secretario advertí sobre la situación, a eso se le suma que las obras no fueron socializadas, sino que se habló de ellas cuando iniciaron” narra Ecker Martínez.

El hoy exfuncionario de Santa Lucía señaló que “pidió” varias veces los diseños de las obras “pero no fueron entregados”.

Y añadió que “Nos comunicaron que sería una obra de colchacreto para evitar inundaciones, pero  allí debe hacerse es una obra de contención. Una vez se mostró un diseño que no terminó siendo el ejecutado. Se debió perfilar el terreno para hacer un terraplén, pero no se hizo. Se lanzó el colchacreto sobre un suelo natural. Esto que está pasando las autoridades sabían que pasaría”.

Hoy, la problemática sigue latente y quizás solo hasta cuando se presente una nueva ola invernal de grandes proporciones, será que las autoridades asuman la gravedad del tema.

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