Por: Isidro Fuentes García, Licenciado en Biología, especializado en Biología Molecular
Ante la situación límite que vivimos, creada por la crisis global del coronavirus, creo que ha llegado la hora de intentar, aportar soluciones científicas que puedan ayudar a los profesionales de la salud a protegerse y a la vez acabar en pocas horas, repito en pocas horas con el coronavirus y multitud de patógenos asociados que puedan padecer en España y fuera de España.
Por supuesto, todas las personas hoy enfermas, principalmente mayores en grupos de riesgo, pacientes con patologías asociadas, etcétera. La primera pregunta a hacerse es: ¿existe alguna sustancia con capacidad desinfectante de alto espectro, patentada y homologada, apta para uso médico en todos los hospitales de este país, cuyo uso es obligatorio desde 1994 y que está demostrado su poder bactericida y VIH VIH-SIDA, incluyendo coronavirus?
Es decir ¿existe una sustancia que mata y fulmina todos los patógenos, sin distinguir si esos microbios son virus, bacterias, un hongo etc?. La respuesta es sí. Esa sustancia se llama dióxido de cloro. Es un gas que por ley llevan en su interior todas y cada una de las bolsas utilizadas para donar sangre en España desde 1994, es decir, la garantía para las transfusiones que se hacen en nuestros hospitales no haya posibles patógenos que puedan portar el donante es introducir dióxido de cloro en las bolsas de esos donantes y luego hacer las transfusiones que se requieran con esa sangre.
Bien, la segunda pregunta a hacerse es la siguiente: ¿si está comprobado que el dióxido de cloro mata todos los posibles patógenos que pueda haber en la sangre. Por qué su uso, carente de efectos secundarios, no está extendido desde hace décadas en la sanidad pública española?
¿Por qué no se utiliza para paliar y acabar con las diferentes enfermedades infecciosas que asolan cada año a millones de españoles? Voy más allá. ¿Por qué el dióxido de cloro no se usa a escala europea, occidental o global, como prefieran, para ayudar a decenas, o tal vez miles de millones de personas en todo el mundo que puedan necesitarlo?
La respuesta es sencilla porque no interesa, a quién o quiénes puede no interesar, que se propague el uso de una sustancia fácil de preparar, barata, muy barata, que en lugar de cronificar multitud de enfermedades, las cure.
Llegados a este punto, yo creo que la respuesta cae por su propio peso. Curar no interesa a quienes cronificado y poniendo el precio que ellos quieren a los medicamentos, hacen negocio. El lema oculto de las multinacionales farmacéuticas que jamás verás en ningún anuncio de televisión ni oirán en ningún programa de radio del sistema, es: paciente, curado, cliente perdido.
Hay algo más que indicios de que esta crisis global del coronavirus ha sido planeada, diseñada y ejecutada a nivel global por personas. Seguramente una élite con oscuros e inconfesables intereses. Pero aún no es el momento de buscar responsables y hacer justicia, eso vendrá después.
Ahora estamos en el momento de lanzar un golpe mortal al coronavirus y parar en seco esta pandemia magnificada por los medios de propaganda del sistema, no sé si se habrán dado cuenta de que de una semana para acá ya nadie muere, ni de infartos, ni de enfermedades coronarias, ni de cirrosis, ni de diabetes, gripe, cáncer y un sinfín de patologías.
Este video le ayudará a comprender la gran mentira de los test que se están aplicando en todo el mundo para detectar si las personas están contagiadas con el coronavirus.
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Ahora los muertos en España son por el coronavirus. Además que todo se achaca al coronavirus, por otro lado resulta que, por el momento, es misión casi imposible hacerse el test para saber si damos positivo. A mi aquí hay algo que no me cuadra. Pero vamos a lo que vamos, a por el coronavirus. A frenar lo primero y acabar con las manipulaciones después.
Te recomendamos este audio de un sacerdote indignado por la situación perversa que se está presentando en toda Colombia con respecto a las muertes por covid-19.
https://soundcloud.com/user-579472796/cura |
Hago un llamamiento a todo el personal sanitario de este país para apelar al código deontológico de los médicos, cuyo artículo 36, apartado 4, dice: El médico está obligado a atender las peticiones del paciente reflejadas en el documento de voluntades anticipadas, a no ser que vayan contra la buena práctica médica.
Pongo encima de la mesa una herramienta, el dióxido de cloro disuelto en agua para ser utilizada y promovida por todos los médicos, enfermeras y resto del personal sanitario. Si se lo ofrecen a los pacientes con patologías asociadas a infecciones, estoy seguro que muchos de ellos firmarán el documento pertinente para que se les administre el dióxido de cloro.
En pacientes más grave que no estén en condiciones de decidir por ellos mismos. La Convención de Helsinki faculta a los médicos a que en estos casos o situaciones límite, y no creo que nadie dude que la actual situación es una situación límite. El médico utilice todas las herramientas y tratamientos que en conciencia crea conveniente para intentar salvar la vida del paciente.
Yo no puedo administrar dióxido de cloro en un hospital porque no estoy facultado para ello, para lo que sí estoy facultado es para apelar a la conciencia de todos aquellos médicos que piensen que puedo llevar al menos algo de razón en todo esto que acabo de decir. Sé que muchos profesionales no se atreverán o tendrán duda. No los voy a culpar por eso, pero también sé que hay un número importante de médicos, los más valiente, que seguro están dispuestos a probar con esta herramienta nueva, por un lado, pero con todas las garantías, por el otro, pues lleva décadas utilizándose en el sistema sanitario español.
Si un pequeño porcentaje de médicos utiliza el dióxido de cloro y los resultados son satisfactorios. Cuestión que puede comprobarse en menos de 24 horas como se comprobó en Ecuador. La ola de ilusión y esperanza hará que el resto de médicos se sumen a esta iniciativa y suban a esa misma ola para convertirla en tsunami que acabará con el coronavirus.
Y de paso, acabará con muchas otras enfermedades a las que el dióxido de cloro, como decía, ayuda a curar, o a mejorar ostensiblemente, multitud de dolencias con la correcta formulación, es decir, dióxido de cloro disuelto en agua. Hoy, por todo el mundo, miles de testimonios que lo prueban.
El científico Andreas Kalcker es su principal promotor y lleva 13 años investigándolo y desarrollándolo los últimos cuatro años en Suiza, intentando vencer todas las trabas y obstáculos para su comercialización y que cualquiera pueda comprarlo en una farmacia. Hay multitud de vídeos del doctor Andreas Kalcker donde se explican los protocolos de uso, dosis y casos en los que no está indicado.
Lo único que intento es abrir una puerta a la esperanza, aportar mi granito de arena y por eso pido a todo aquel que crea que puedo llevar algo de razón, lo difunda por las redes, a cuánto más lugares, mejor. Difundanlo con la esperanza de que la puerta que se abre sea la que ponga fin a esta pesadilla a la que algunos pocos, pero con poderosos aparatos de propaganda, nos quieren someter.