
Cecilia Orozco Tascón
Columnista de El Espectador
El refrán que reza: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, es aplicable al alto mundo político-judicial de Colombia, pero al contrario: la corrupción se viste de tul y purificada queda.
En esta sociedad de apariencias, el discurso de un corrupto en defensa de la moral pública, adobado con el ingrediente “institucionalidad”, borra las conductas sucias mientras los infractores de cuello blanco que las practican se ponen disfraces de héroes o heroínas, de ejemplos de la comunidad.
El 14 de febrero pasado, viernes, para disfrutarlo más tiempo, se le ofreció “un homenaje” a la señora Margarita Cabello en los elegantes salones del Country Club de Barranquilla “con el fin de exaltar su trayectoria jurídica
”. Según El Heraldo, periódico de las élites que se arropan con la misma manta en esa ciudad, “alrededor de 700 personas de todo el país
” asistirían al encuentro para “honrar (el) orgullo de la famosa Puerta de Oro
” (ver).
A las pocas horas, el mismo diario reportó, con mal disimulada fruición, el éxito que tuvo la convocatoria del “multitudinario acto con más de 600 invitados, entre ellos, varios magistrados, políticos y (otros) protagonistas de la vida nacional
”. Un video anexo a la información da cuenta de la magnitud de la hipocresía que blanqueó el negro betún (ver).
Entre los asistentes se destacaba, en primera fila, el reemplazo de Cabello, Gregorio Eljach, a quien le ha costado trabajo despojarse del carácter subalterno de su cargo anterior. Ese día, el procurador nominal que la sucedió, repitió, con otros términos, las vergonzosas frases que pronunció en el empalme de enero pasado, cuando afirmó que [ella] “seguirá siendo la procuradora, la procuradora de Gregorio, la procuradora de la nación en cuerpo ajeno
” (ver). Parece que Eljach lo dice en serio.
La señora Cabello, cuyo récord en denuncias judiciales, mediáticas y ciudadanas en su contra es difícil de superar, fue más galardonada esa tarde-noche que el Libertador Simón Bolívar. Primero recibió la Gran Cruz en Chapa de Oro que le otorgó, motu proprio, el untuoso presidente barranquillero del Congreso, Efraín Cepeda, el senador que se declara indignado con la corrupción del gobierno Petro mientras lleva años en prácticas adelantadas en esa materia.
Este parlamentario teatraliza de un lado o de otro, en contra o a favor. En este caso, tendiéndole tapete a su aliada de clientelismos, cacicazgos y captura de la cosa pública para beneficios particulares. La exprocuradora, que hizo descender la entidad hasta los fosos más profundos, acumuló otras condecoraciones, ni más faltaba.
El Tribunal Superior le entregó la Medalla al Mérito Judicial; la gobernación del Atlántico, “la máxima distinción posible”; el alcalde Char, la Medalla ciudad de Barranquilla en categoría Oro; el Colegio de Jueces y Fiscales, su propio reconocimiento, y la Universidad de la Costa, “el negociazo” del clan familiar Crissien –uno de cuyos hijos, Tito, fue colega de gabinete ministerial de la homenajeada en el gobierno Duque–, anunció “la creación de una cátedra en su honor
”.
Fue notoria la presencia de varios magistrados para vergüenza de la justicia que se niega a procesarla. Pero, ¡qué digo, si las cortes son, hoy, más políticas que judiciales! También estuvieron presentes procuradores delegados y otros funcionarios del Ministerio Público que le deben sus puestos a la maquiavélica señora. Cada uno de ellos tuvo que pagar, en efectivo, un millón de pesos para tener derecho a silla en el exclusivo Country Club.
Vale la pena hacer un recuento parcial de los reclamos sustentados en contra de “la procuradora de Gregorio”:
- Denuncia por compra de la sede de la Procuraduría en Barranquilla por más de $20 mil millones pese a que el avalúo indicaba que el valor era de $10 mil millones;
- queja penal por la repetida violación de las leyes de contratación con la adjudicación directa y favorecimiento a ciertos grupos, por sumas que ascienden desde los $9 mil millones hasta los $70 mil millones;
- reclamo sindical por la transferencia, con fines de evasión de la vigilancia pública, de más de $30 mil millones del presupuesto de la Procuraduría a la opaca Organización de Estados Iberoamericanos, OEI, entonces liderada por el actual vicecontralor general Carlos Mario Zuluaga cuyo desempeño en uno y otro organismo también está por aclarar;
- advertencias periodísticas por clientelización y politización de la Procuraduría por la asignación por influencias, de los cargos más jugosos de la entidad con salarios de $25, $30 y $40 millones mensuales;
- acusaciones, con evidencias palpables, de persecución política a las corrientes opuestas al conservatismo-uribismo, y de parcialidad favorable a las derechas del país;
- cruce o cercanía peligrosa de los intereses de su hijo con los de esa entidad;
- placenteros viajes con amigas y maquilladoras;
- entrega de asesorías y pagos sin constatación de trabajos reales, etc.
“El referente del poder Ejecutivo y Judicial a quien solo le falta [pasar por] el poder Legislativo
”, según el zalamero Efraín Cepeda, nos debe muchas explicaciones a los ciudadanos de a pie. No importa que Cabello viva en el olimpo de la impudicia, para quienes nos partimos el lomo trabajando, día por día, con honestidad, ella sigue siendo una mona aunque se vista de seda.